Testigos afirman que el crimen de Candela fue una venganza y complican al último detenido

Cinco testigos declararon que Héctor «Topo» Moreira, el último detenido por el crimen de Candela Sol Rodríguez, mandó matar a la niña por una «venganza» contra el padre de ella y que incluso pudo ser quien la secuestró porque la conocía del barrio. Cuando esperaban para declarar, acompañados por familiares paternos de Candela, los testigos se cruzaron con el acusado en los pasillos de los tribunales de Morón e intercambiaron insultos y algunos golpes, lo que derivó que la abuela de la víctima se desmayara.

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No obstante, Moreira fue conducido a la fiscalía, pero se negó a declarar ante el fiscal Tavolaro y fue conducido a un hospital de la zona donde le realizaron radiografías, ya que sufrió una fractura o fisura en un dedo de la mano.

«Ellos no lo conocen, pero alguien les marcó que era Moreira», dijo el abogado del imputado, Sergio Doutres.

Según explicó a la prensa el abogado de la familia de Candela, Fernando Burlando, los testigos contaron al fiscal que el asesinato «tiene que ver con una situación de venganza, algún malentendido».

«Lo que refieren es que Moreira era informante de la policía y en esa circunstancia actuó un poco como Judas, trató de echarle la culpa a Juan (Rodríguez, padre de Candela), en un tema complicado, tomó cartas en el asunto e hizo lo que hizo», aseguró el letrado.

Burlando recordó que «desde el primer momento», el padre de Candela, quien está preso cumpliendo una condena por piratería del asfalto, lo menciono a Moreira como uno de sus posibles enemigos «por hechos anteriores a la cárcel».

«Los testigos aportaron datos que tienen que ver con posibles personas que abordaron a Candela, que eran gente conocida y seguramente la criatura hubiese accedido a cualquier tipo de llamado», afirmó.

Pero Burlando enfatizó que, a su entender, «Moreira hizo mucho más que ser un autor intelectual (del crimen) porque Candela pudo haber accedido a un llamado de él porque lo conocía del barrio» e incluso haberse subido a un auto para luego terminar secuestrada.

Al respecto, dijo que los testigos no hablaron de «L.J», un joven de unos 25 años que es mencionado como quien pudo haber capturado a la niña luego de ganarse su confianza, pero que no está detenido aún en la causa.

El abogado agradeció a la población carcelaria que sumó datos a la investigación y pidió que lo sigan haciendo, aunque a su entender «este caso ya está esclarecido porque se trabajó con inteligencia».

Sobre los incidentes en Tribunales, Burlando dijo que «se cruzaron las familias y fue una cosa tremenda» que terminó con la abuela paterna descompensada y trasladada a un hospital, mientras que Moreira también sufrió la lesión en el dedo.

El abogado dijo que la madre de Candela, Carola Labrador, se enteró este lunes del motivo del crimen y está en muy mal estado anímico, pero en las próximas horas va a tener que declarar junto con su marido para terminar de cerrar algunas cuestiones que especialmente el hombre conocía.