Oposición irlandesa cree que intervención de la UE por crisis económica está en marcha

La oposición de Irlanda dijo el lunes que creía que Europa había comenzado el proceso para lanzar un rescate financiero al endeudado país, mientras la presión crecía para que se adopten medidas rápidas que eviten el contagio de la crisis a otras naciones de la zona euro. El Gobierno irlandés negó que necesitara un rescate, pero un importante miembro del Banco Central Europeo confirmó que ya estaban en marcha las conversaciones con Dublín y que la ayuda, si se solicitaba, estaría disponible para los bancos de Irlanda o el propio Estado.

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El gobernador del Banco de España, uno de los países de la periferia de la zona euro que ha tenido problemas de deuda y ha sufrido una espiral en los costos del crédito como resultado de los males de Irlanda, instó a Dublín a actuar rápidamente al afirmar que la indecisión había aumentado los temores en los mercados financieros.

 

El ministro de Finanzas de Portugal, Fernando Teixeira dos Santos, dijo a Reuters que no había planes para que su país pidiera financiamiento externo de urgencia, luego de que el diario Financial Times lo citara diciendo que había un alto riesgo de que Lisboa tuviera que recurrir a la ayuda externa.

 

«Un pedido de ese tipo no es inminente, no hay contactos, sean formales o informales», dijo el ministro a Reuters. «El resto son rumores o especulación» agregó.

 

El ministro de Finanzas irlandés, Brian Lenihan, planteará el asunto el martes en Bruselas a los demás ministros de Finanzas de la zona euro, mientras que el miércoles la reunión se ampliará con la participación de los delegados de toda la UE.

 

«Estoy sumamente preocupado. Creo que los reportes (de un inminente rescate) del fin de semana son ciertos (…) Creo que ya hay una intervención europea en marcha», dijo el portavoz de Finanzas de la oposición irlandesa, Michael Noonan, al canal BBC.

 

Noonan, quien podría convertirse en ministro de Finanzas si el actual Gobierno cayera, dijo que creía que los asuntos se precipitarían en las próximas 24 horas dada la reunión de ministros de la zona euro, y que el rescate podría llevar a Irlanda a ser suspendida de los mercados de bonos por tres o cuatro años.

 

Los altos costos de financiamiento y el enorme déficit de Irlanda han generado temores a un escenario del estilo griego, donde los problemas presupuestarios de un país sumen a toda la zona euro en crisis, pese a que los requerimientos de deuda del Gobierno de Dublín están financiados hasta mediados del 2011.

 

El Gobierno irlandés ha sido reacio a solicitar asistencia, en parte porque enfrenta un periodo preelectoral que lo podría llevar a perder el 25 de noviembre y porque, según dice, pretende preservar su soberanía.

 

Pero el diario Irish Independent publicó que el Gobierno estaba evaluando pedir dinero para sus bancos, una medida menos riesgosa políticamente que pedir de frente un rescate para el Estado.

 

El vicepresidente del Banco Central Europeo, Vitor Constancio, dijo que la ayuda estaría disponible bien fuera para los bancos de Irlanda o para el país, y confirmó que había negociaciones en marcha.

 

«El estado irlandés cuenta con financiamiento hasta parte del próximo año, pero este también es un problema de los bancos, que están en el centro de los problemas en Irlanda y se deben evaluar las consideraciones», dijo durante una conferencia de prensa en Viena.

 

«Ha habido diálogos con las instituciones europeas (…) pero hasta el momento no ha habido una solicitud formal», afirmó Constancio.

 

 

Constancio dijo que esta ayuda, de ser necesaria, podría salir de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera, un vehículo de préstamos establecido después de la crisis fiscal griega en mayo.

 

Según fuentes de la UE, la ayuda en discusión fluctuaría entre 45.000 y 90.000 millones de euros (63.000 a 123.000 millones de dólares), dependiendo de si Irlanda necesita apoyo para sus bancos.

 

Irlanda y otros países sostienen que Alemania ha agravado los problemas al impulsar la idea de recortar los valores de los activos para los poseedores de bonos bajo un mecanismo de rescate permanente de la zona euro que quiere establecer a partir del 2013.

 

Alemania, el mayor contribuyente a la UE, ha dicho que no ejerce presión sobre Irlanda para aceptar la ayuda.

 

El primer ministro griego, George Papandreou, dijo que la intención de Alemania de que los bancos y los mercados de bonos compartan el sufrimiento de la moratoria de alguna deuda soberana en la zona euro podría obligar a las economías afectadas a declararse en quiebra.

 

«Esto creó una espiral de alzas en las tasas de interés para los países que parecían estar en una posición difícil, como Irlanda o Portugal», dijo Papandreou en una visita a París.

 

«Esto podría generar una profecía autocumplida (…) Esto podría romper espaldas. Esto podría forzar a las economías a ir a la quiebra», agregó.

 

El gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, miembro del consejo del BCE, dijo en una conferencia bancaria en Madrid que esperaba una «reacción adecuada» de Irlanda para calmar a los mercados.

 

«La situación en los mercados ha sido negativa en parte por la falta de decisión de Irlanda. No depende de mí tomar una decisión sobre Irlanda, es Irlanda la que debe tomar la decisión en el momento correcto», agregó.

 

Ewald Nowotny, otro consejero del BCE, dijo en una entrevista radial que quería una «solución rápida y buena para Irlanda, de manera que no haya contagio» hacia otros países altamente endeudados como Portugal y España.

 

Los costos de endeudamiento para Irlanda subieron a niveles récord la semana pasada, ante los temores sobre un déficit fiscal que se espera alcance el 32 por ciento del Producto Interno Bruto este año.

 

El ministro Lenihan ha prometido inyectar hasta 50.000 millones de euros (68.000 millones de dólares) en los bancos, y se comprometió a llevar adelante un plan de reducción de deuda a cuatro años que será publicado antes de que termine el mes, junto con el presupuesto 2011 a comienzos de diciembre.

 

Pero la presión crece para que el país proponga planes concretos lo antes posible.