Renuncia | Liz Truss pasa a la historia como la premier de Reino Unido con menos tiempo en el cargo

Liz Truss será recordada no solo por la brevedad de su mandato (45 días hasta la dimisión), sino por la pésima gestión y porque como referencia histórica, durante su breve paso vio, como pocos primeros ministros a dos monarcas, ya que en sus días falleció Isabel II (reina por siete décadas).

La primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, anunció su renuncia este jueves, después de un mandato desastroso de seis semanas. Permanecerá en el cargo hasta que se elija a su sucesor.

Al renunciar, Liz Truss se convierte en la primera ministra del país que menos tiempo ha estado en el cargo, con 45 días de mandato al anunciar su dimisión. Antes, George Canning tenía ese récord al servir 119 días, hasta su muerte en 1827.

En las afueras de Downing Street, Truss señaló que estableció «una visión de una economía de alto crecimiento y bajos impuestos que aprovecharía las libertades del Brexit. Sin embargo, reconozco que, dada la situación, no puedo cumplir el mandato por el que fui elegida por el Partido Conservador».

También indicó que le presentó su renuncia al rey Carlos III y que dentro de una semana se realizará una elección de liderazgo.

Liz Truss asumió como primera ministra tan solo dos días antes de la muerte de la reina Isabel II. Cuando apenas habían terminado sus funerales anunció un plan de corte neoliberal de reducción masiva de impuestos a los ricos, lo que generó un cimbronazo en la economía doméstica y mundial en el marco de una alta inflación y perspectivas de bajo crecimiento y recesión. La baja histórica de la libra y de los bonos británicos generaron un pánico que, junto a la presión de su propio partido, el Conservador, terminaron por liquidar el plan de Truss, que el viernes pasado no solo se deshizo de su ministro de Finanzas, sino que anunció que no haría ningún recorte impositivo. Por el contrario, anunció un aumento del impuesto a las sociedades.

Aun así, muchos consideraron que la respuesta de Truss llegó tarde y mal, al punto que, tras su ministro de Finanzas, Truss se tuvo que deshacer este miércoles de su ministra del interior, quedando en la cuerda floja.

El anuncio de Truss pone fin a un mandato catastrófico en Downing Street, que parecía condenado desde que la agenda económica insignia de la primera ministra causó pánico en los mercados y generó una caída en el valor de la libra.

Truss había tratado de salvar su posición reemplazando a su canciller y aliado de mucho tiempo, Kwasi Kwarteng, con Jeremy Hunt, un firme partidario de Rishi Sunak, quien fue su mayor en la contienda político. Pero eso no fue suficiente.

Su sucesor será el quinto primer ministro en menos de siete años desde el Brexit, cuyo referéndum tuvo lugar en 2016 y derivó en un período de caos sin precedentes en la política británica.

Esta profunda crisis tiene lugar en medio de una oleada de huelgas obreras, que no se veía en décadas. Ante una inflación histórica que supera los dos dígitos y aumentos en las tarifas de los servicios los trabajadores de ramas estratégicas como los del transporte, portuarios, logística, salud, etc, han estado realizando huelgas por aumentos de salario que le ganen a la inflación. Este actor social ya irrumpió en la realidad política y social, y puede dar lugar a un nuevo «invierno del descontento» que haga escuchar los reclamos de los trabajadores y los sectores populares en medio de la crisis, una crisis que acaba de terminar con la última primera ministra en tan solo unas semanas en el cargo.