Esteban Rubini (57), el hombre que era buscado desde el pasado jueves en Pueblo Illia por el homicidio de su ex pareja, Verónica Emiliano (54), fue abatido por la Policía el domingo al anochecer luego que se enfrentara a balazos con un grupo de uniformados encabezado por el jefe de la Comisaría de Dos de Mayo. Rubini recibió un balazo en el hombro derecho pero falleció como consecuencia de una hemorragia. El episodio se desarrollo en la zona de Dos de Mayo.
Voceros de la Unidad Regional de San Vicente señalaron que desde el jueves 23, cuando se halló el cuerpo de Emiliano, se mantenía la búsqueda del hombre. Los propios familiares del prófugo colaboraron en todo momento aportando datos sobre su paradero, lo cual facilitó la búsqueda.
El domingo a las 17.55, una cuñada de Rubini llamó a la Comisaría de Dos de Mayo y avisó que el hombre se había refugiado en la casa de un tío, a unos siete kilómetros de la chacra donde se produjo el hallazgo del cadáver de la mujer. Y advirtió a los uniformados que el prófugo andaba armado con una escopeta y había avisado que no lo iban a atrapar con vida.
Rubini había llegado ese día a la vivienda de su tío y envió al hombre a la casa de su mamá para retirar los 4.000 pesos que había cobrado por la venta de diez vacunos, ya que aparentemente tenía intenciones de escapar hacia Brasil.
El comisario de Dos de Mayo junto a dos agentes se dirigieron hacia el lugar donde supuestamente estaba oculto el prófugo. Los uniformados, que llevaban chalecos antibala, decidieron recorrer también un monte que rodeaba la vivienda.
Fue cerca de las 20.00 cuando el prófugo salió de la capuera armado con una escopeta calibre 36 y a paso firme avanzó hacia los policías, que se arrojaron al suelo cuando sonó el primer estampido. Los perdigones terminaron impactando contra la pared de la vivienda y Rubini no alcanzó a recargar, ya que los policías sacaron sus armas reglamentarias y efectuaron al menos una decena de disparos, pero sólo un proyectil dio en la víctima.
El comisario avisó a la Unidad Regional que el homicida había sido capturado y que tenía una herida en el hombro derecho. La imposibilidad de contar con asistencia médica inmediata por la distancia hizo que Rubini perdiera abundante sangre y falleciera un poco más tarde.
Los tres policías quedaron demorados en la Comisaría de Dos de Mayo y la Justicia ordenó el secuestro de las tres pistolas. En el lugar del enfrentamiento se secuestraron cinco vainas servidas, pero se sabe que los disparos fueron por lo menos el doble por la cantidad de municiones que quedaron en los cargadores.
El hecho de que el proyectil no haya quedado alojado en el cuerpo impedirá establecer con certeza cuál de los tres policías fue el autor del disparo mortal.
El cadáver de Rubini fue enviado a Posadas para la correspondiente autopsia, indicaron voceros de la Policía.
El hombre era buscado por los investigadores desde el jueves pasado, cuando fue hallado en la chacra donde vivía el cuerpo de Verónica Emiliano, su ex pareja.
La mujer había llegado en agosto hasta Pueblo Illia con la intención de recuperar una chacra que había heredado al enviudar, pero unas semanas después desapareció misteriosamente y cuatro meses después su cuerpo apareció fondeado en un pequeño arroyo, a un metro y medio de profundidad.
La mujer, que residía en Buenos Aires, había mantenido una relación de pareja con Rubini tras el fallecimiento de su ex marido. La convivencia no terminó de la mejor manera y la mujer buscó refugio en Buenos Aires.
En agosto pasado abordó un micro desde Retiro y bajó en la localidad de Dos de Mayo. Tras desandar un polvoriento camino de tierra roja, llegó hasta Pueblo Illia, donde visitó a sus familiares y todos les dijo lo mismo: que estaba dispuesta a dar batalla por la chacra de su fallecido marido, propiedad que en ese momento era explotada por Rubini, quien había iniciado una relación con otra mujer de la zona y tenía dos hijos.
La primera señal de alarma fue dada por una prima de Verónica, Zulema Trinidad, quien llegó hasta la Comisaría de la Mujer de Dos de Mayo para denunciar que hacía varias semanas que no tenía noticias de su pariente. La mujer expresó ante los policías su máximo temor: que Verónica hubiera sido asesinada por Rubini en el marco de la disputa por la propiedad, ya que éste había amenazado con hacerla desaparecer en el arroyo que atraviesa el campo si persistía en su intento por desalojarlo.
En un primer momento los investigadores no le habían dado mayor importancia al caso y lo tomaron como una desaparición más; pero el 12 de noviembre, una vecina de Pueblo Illia llegó hasta la misma comisaría con una bolsa que contenía los documentos personales y otros papeles de la víctima.
La mujer contó que Verónica se los había dejado un par de meses antes con la promesa de pasar a buscarla unos días después. Los investigadores realmente comenzaron con la investigación recién el 7 de diciembre y rápidamente hallaron a cuatro testigos que vieron a Emiliano ingresar en la vivienda que ocupaba Rubini en la chacra, pero no la vieron salir.
Con estos indicios, el juez de Instrucción Juan Carlos Cantero ordenó un allanamiento en el campo el 15 de diciembre. Más de 30 policías irrumpieron en el lugar y rastrillaron toda la zona en busca del cuerpo, incluso en un salto de agua que forma el arroyo, pero se retiraron sin hallar nada.
A los investigadores les llamó la atención que para ese entonces el sospechoso ya había contratado a un abogado y al momento de tomarle una declaración como testigo se mostró molesto y advirtió que no quería más policías en su chacra. Sobre Emiliano dijo no saber la suerte que había corrido.
El juez ordenó un segundo allanamiento para requisar el pozo de la letrina y volver a revisar el cauce del arroyo. La medida se cumplió el jueves y la búsqueda terminó con el hallazgo del cuerpo. El dato clave lo aportó la actual pareja de Rubini, quien agobiada por todo pidió que buscaran en cercanías del salto, donde el hombre había armado un pequeño embalse.
En ese lugar, en una gruta natural formada bajo la superficie del agua, se halló una ponchada (una tela sintética usada para juntar las hojas de yerba mate y té) y dentro de ella, en posición fetal el cadáver que, se cree es de Emiliano.
Para evitar que flotara o la corriente sacara el cuerpo del escondite, el asesino había colocado varias piedras encima y elevó el nivel del arroyo más de un metro. Ahora se aguarda el resultado de la autopsia para saber la forma en que fue asesinada y la fecha en que pudo haber ocurrido el crimen.