Lo aseguró el titular del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), Horacio Verbitsky, al hablar en la inauguración del «Congreso Nacional sobre Democratización de la Justicia».
«La indefinición de la justicia en la causa Clarín por la ley de medios y la medida cautelar que beneficia a La Nación desde hace diez años para que no cumpla con las obligaciones impositivas, demuestran que la neutralidad de la justicia no existe, es un mito, se cae a pedazos», sostuvo Verbitsky en la inauguración del Congreso Nacional sobre Democratización de la Justicia, que se lleva adelante en la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM).
En ese sentido, enfatizó que «por eso desde el CELS acompañamos la democratización de la justicia que busca romper la hegemonía representada principalmente por las asociaciones de magistrados nacionales y provinciales».
Verbitsky destacó también la conformación del espacio Justicia Legítima que «demostró la ruptura interna que puso en crisis la hegemonía de los sectores más conservadores».
«Aacompañamos la democratización de la justicia que busca romper la hegemonía representada por las asociaciones de magistrados»
Horacio Verbitsky Para Verbitsky, «la disputa por el Consejo de la Magistratura sirve y logra desarmar la configuración de ese sector conservador y la representación popular viene a romper con esa hegemonía».
En ese marco, el periodista remarcó que «sería importante que la Corte Suprema de Justicia exprese claramente si acompaña estos cambios del gobierno o si se opone a su profundización» y «por algunos indicios parece que la Corte no está dispuesta a aceptar los cambios».
Según el titular del CELS, «la propuesta de reforma judicial debe exceder en mucho lo que propuso el Poder Ejecutivo con estas seis leyes» y habló de una «agenda pendiente que es imprescindible adoptarla como por ejemplo un plan nacional de acceso a la justicia y una reforma de procedimientos».
Verbitsky señaló que «esta reforma debe evitar el desarrollo de programas y alianzas políticas, a través de la demagogia punitiva,» y puso de ejemplo el caso de Luciano Arruga «en el que se vio la corrupción policial, la pobreza criminalizada y el Estado gendarme».
Criticó las iniciativas de «darle mayor atribución a la policía» y remarcó que «el problema no se resuelve por ese camino» y puso de ejemplo el caso Candela Rodríguez «en el que se recomendaron sanciones a jefes policiales que finalmente fueron ratificados».
«Hay que desarmar la idea de la puerta giratoria de cárceles llenas de pobres que salen resentidos», advirtió.
En tanto, manifestó la necesidad de que «los cambios que implica la democratización de la justicia debe repercutir en los sistemas judiciales de las provincias, donde muchas veces se da una utilización de la justicia como un instrumento de dominación» y puso de ejemplo «la lucha por la tierra de los aborígenes, casos que terminan en violencia amparados por órdenes judiciales».