La situación procesal del único detenido en la causa, los testimonios de los cuatro nuevos sospechosos que aparecieron la semana pasada en el expediente y la de otros cuatro individuos que ya están citados en el expediente, y cuya situación podría complicarse en el transcurso de los días, son los ejes de la causa en la que se investiga el asesinato de Angélica Ramírez, la joven de 14 años cuyo cuerpo fue hallado a la vera de un camino vecinal de esta localidad el pasado 27 de septiembre. De todos modos, todo depende del abocamiento del nuevo juez de la causa, el subrogante Osvaldo Rubén Lunge, quien deberá comunicar enlas próximas horas su decisión de aceptar o no ser el magistrado interviniente, tras la inhibición del juez de Instrucción, Ector Acosta.
Si Lunge se aboca a la causa, también habrá que ver qué orientación prioriza para la investigación, como así habrá que esperar si los familiares de Francisco B., único detenido en la causa, lo recusan, tal como están estudiando con el abogado del detenido, según informaron. De todas formas los familiares de Angélica pedirían la inhibición del nuevo Juez. Al cierre de esta edición no se había confirmado la presentación de la recusación que durante la tarde del lunes el letrado de la familia de Angélica señaló que la presentaría.
Sea cual fuere el juez que se haga cargo de la causa, deberá atender una hipótesis que surge claramente del expediente y que a muchos sorprende y llama la atención que Acosta no haya profundizado. Se trata de la situación del prefecturiano Alberto Daniel B. (49 años), y la de otros dos individuos: Carlos Tomás Z. (30) y Sergio Gabriel C. (23), quienes en mayor o menor medida están comprometidos con la investigación.
La Justicia allanó la vivienda de estos tres sujetos y al prefecturiano, que residía a unos 500 metros del lugar donde hallaron el cuerpo de la víctima, le secuestraron un celular y una campera con machas parecidas a sangre, lo mismo que a Sergio Gabriel C., a quien le secuestraron dos jeans que también tenía manchas similares a sangre.
En tanto, de la casa de Carlos Tomás Z., un hombre con varias entradas en la Policía, los investigadores solo secuestraron una balanza de precisión y una cantidad no especificada de una sustancia parecida a marihuana, pero no se sabe si por este caso dieron intervención a la Justicia Federal o no.
De los tres, solo Carlos Tomás Z. y Sergio Gabriel C., prestaron declaración testimonial. En cambio, el prefecturiano no fue llamado por el juez Acosta a prestar declaración. Y de los tres sospechosos, es el que tiene una situación más comprometida, ya que en el celular que le secuestraron, tenía como contacto el número de Angélica, así como llamativamente tenía el número del celular del juez de la causa.
Además, una joven de 19 años, amiga de la víctima declaró que el lunes previo a su asesinato, Angélica llegó a la casa de esta testigo a las cinco de la mañana, a bordo de una moto y con el prefecturiano como conductor. La testigo identificó hasta por su apellido al uniformado en las fijas 111 y 112 del expediente.
Dicha cita pudo haberse concretado mediante cinco contactos que Angélica mantuvo con la Línea de Emergencias Náuticas 106 de la Prefectura Naval Argentina, entre las 01:06 y las 06:23 de ese día. El dato curioso de estos llamados es que entre un contacto que Angélica hizo al 106 a las 01:06 y el siguiente que lo hizo a las 04:05, la joven llamó cuatro veces al número de Emergencias 101 de la Policía, entre las 02:53 y las 02:59. Pero en el expediente no hay testimonios de los policías que estaban de guardia ese día de los insistentes llamados.
Esta testigo, dijo también que en los días previos al crimen, le prestó su celular a Angélica, para que intercambie algunos mensajes de texto con el prefecturiano, quien le habría respondido en uno de sus envío el encantamiento que le produjo el encuentro entre ambos del lunes por la madrugada, así como asumió el compromiso de una ayuda económica a la joven, en el caso de que hubiere una relación más formal entre ambos.
La misma declarante dijo que en la noche previa al homicidio, la víctima le comunicó al prefecturiano que luego de las 22:30, cuando terminara su entrenamiento de jockey, estaría libre, pero que ese día Angélica se retiró de la casa de la testigo alrededor de las 19:30, siendo esa la última oportunidad que la vio.
Y al día siguiente, con la noticia del crimen ya conocida públicamente, la testigo se comunicó con el prefecturiano para preguntarle por Angélica, ya que quería sacarse la duda si la víctima no era ella. Y el uniformado le aseguró que la asesinada era una persona de otra localidad, al tiempo que le pidió -en tono amenazante, según afirma en su declaración-, que niegue que él conocía a Angélica.
A pesar de estas declaraciones y de los elementos que involucran al uniformado en la causa, el juez Acosta no citó a declarar al suboficial de la fuerza Federal, como tampoco ordenó el secuestro del celular de la testigo para verificar la veracidad de parte de sus dichos mediante un detalle de llamadas y mensajes.
Acosta tampoco dio lugar al requerimiento de la fiscal Mabel del Rosario Luna, cuando esta pidió el secuestro de la moto del prefecturiano para someterlo a pericias y establecer si perdía aceite o no y ver el dibujo de las cubiertas del biciclo, a fin de cotejarlos con las huellas halladas en el escenario donde apareció el cuerpo de la víctima, donde también había manchas de aceite.
Para el futuro procesal del único detenido de la causa, Francisco B., la llegada de los resultados del ADN es considerado clave. Si bien al pedido de análisis sobre una muestra de sangre que los investigadores hallaron en un pantalón que fue secuestrado en la casa del detenido, acompañó un pedido de celeridad en la realización de la pericia para cotejarla con el patrón de ADN de la víctima, nada asegura que los resultados llegarán en forma inmediata.
Si esos estudios arrojan como resultado que la sangre hallada en el jean del detenido corresponde a la de Angélica, su situación procesal se complicaría seriamente y quedaría al borde del procesamiento. Y si, por el contrario, arroja un resultado negativo, el hombre estaría en condiciones de recuperar su libertad casi inmediatamente, y si no fuera por la aparición de las nuevas pistas, el crimen de Angélica en ese caso estaría prácticamente como al principio de todo.
Mientras tanto, los familiares del imputado confirmaron que mañana harán la segunda marcha pidiendo su liberación, al tiempo que esperan que se defina quién serpa el juez de la causa para solicitar nuevas medidas probatorias, como también para que el detenido amplíe su indagatoria y sume nuevos testigos a su favor, tal como dio lugar la Justicia al plante de su defensor, Miguel Angel Bareiro.
Francisco B., está detenido desde el 3 de octubre, a partir de que algunos testigos dijeron haberlo visto en inmediaciones del barrio San Francisco, donde residía Angélica, a la hora en la que se presume que la joven salió hacia el centro de la ciudad. También un suboficial de la Policía -el mismo que ahora incorporó a la causa como sospechosas a cuatro personas- lo involucró en las investigaciones. Y en un allanamiento practicado en su domicilio, encontraron, entre otras cosas, un jean con lo que serían manchas de sangre.
«Acá se violó el principio constitucional de igualdad ante la Ley», exclamó Alceu, hermano del detenido, quien reiteró ante este medio el reclamo de libertad de su hermano, a quien consideró una vez más «el perejil de la causa, porque mientras otros, en cuya contra hay iguales o más complicadas pruebas, están libres, él sigue detenido. Eso viola sus derechos y es lo que le reprochamos al juez Acosta, a quien hacemos responsable de esta injusticia», dijo.
Otros que están esperando que el nuevo magistrado se haga cargo de la causa son los cuatro nuevos sospechosos que se incorporaron al expediente a partir de la declaración de dos policías, quienes involucraron a un hijo del juez Acosta, a un peluquero, a un empleado municipal y al hijo de un comerciante local entre las personas a las que se debía investigar para esclarecer esta causa.
El fin de semana se vio a al menos dos ellos, cumpliendo con sus habituales salidas nocturnas y explicando a sus amigos y conocidos que nada tienen que ver con la causa. Según fuentes del caso, el juez Acosta, habría ofrecido el sometimiento de su hijo a todas las pruebas necesarias para demostrar que nada tiene que ver con el caso, como así a dar el testimonio que se espera que esta semana se sume al expediente, igual que el de los otros tres hombres citados por los uniformados.
Según trascendió desde el mismo juzgado de Instrucción que tiene a su cargo Acosta, el hijo del magistrado estaba en Posadas desde un par de días antes del crimen de Angélica, un elemento que de comprobarse y sumado a otros que el joven tendría para esgrimir en su defensa, los podrían desvincular de la causa.
Otra persona cuyo testimonio la Justicia deberá recabar es una a quien los testigos señalan como Beto Zarza, quien de acuerdo al testimonio de la tía de Angélica, se acercó hasta la casa de la madre de la niña en el día de su asesinato «y se tomó la cabeza cuando le dije lo que pasó», declaró al mujer.