La norma contempla la prohibición de comercializar armas de asalto, la exigencia de comprobar antecedentes criminales para todas las ventas de armas y un aumento de la cobertura médica en salud mental.
Obama anunció en persona y firmó ante cámaras 23 decretos, que no necesitan pasar por el Congreso, para imponer de inmediato el control de armas en Estados Unidos en respuesta a la masacre de la primaria Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, donde el 14 de diciembre murieron 20 niños y ocho adultos.
Las medidas, que erogarán 500 millones de dólares, incluyen la prohibición de comercializar armas de asalto, la exigencia de comprobación de antecedentes criminales para todas las ventas, y el aumento de la cobertura médica en salud mental, informó la agencia EFE.
También se restringirá el acceso a los cargadores de alta capacidad como los usados en la masacre reciente, se eliminarán las balas perforantes, y se instará a los estados de la Unión a compartir a nivel federal sus bases de datos de antecedentes criminales.
Por otro lado, el plan reforzará la seguridad en las escuelas y colegios, ofrecerá fondos para la contratación de cerca de 1.000 consejeros pedagógicos y psicológicos y la puesta al día de planes de emergencia.
Obama también nombró por decreto un director en la Oficina de alcohol, tabaco, armas y explosivos, y ordenó a los centros de control de enfermedades que investiguen la violencia con armas.
Además, aumentará por decreto los recursos presupuestarios para facilitar el acceso a salud mental de estudiantes y jóvenes, a través de la formación de 5.000 profesionales médicos específicos.
La transmisión televisiva mostró un decidido Obama acompañado por el vicepresidente, Joseph Biden, y rodeado por niños que, después de la masacre de Sandy Hook, le enviaron cartas sobre la violencia armada. Así flanqueado, prometió usar «todo el peso» de su investidura para que los legisladores aprueben su plan.
En su discurso, el presidente de Estados Unidos recalcó que proteger a los niños de la violencia tiene que ser la principal responsabilidad del país; un «reto complicado», admitió, pero que no puede «ser un asunto que nos divida».
Obama leyó fragmentos de una carta en la que una niña le pedía que «trabajase duro» para terminar con la violencia y muerte causadas por las armas, y respondió que haría «todo lo que esté en mi mano para lograrlo».
Pero, con plena conciencia de la poderosa corporación a la que se enfrenta, apeló a sus conciudadanos diciendo que «la única manera en que podemos cambiar es si el pueblo estadounidense se planta y lo exige», y al Congreso, cuya acción legislativa complementaria será imprescindible para tener un cambio «real y duradero».
La cuestión de las armas involucra el texto constitucional, que en Estados Unidos es casi sacramental, porque la Segunda Enmienda consagra la portación de armas como un derecho ciudadano. Obama reiteró su apoyo a la enmienda y a los propietarios «responsables» de armas, pero agregó que la «libertad de vivir nuestras vidas» implica «permitir a otros que hagan lo mismo».
Simultáneamente, el presidente anunció que trasladará al Congreso la delicadísima cuestión del registro de antecedentes, al pedirle al Capitolio que apoye sus decretos con la aprobación de «un sistema universal de comprobación de antecedentes criminales».
«Aunque estos pasos son importantes, no son en modo alguno sustituto de la acción del Congreso», dijo. «Para tener un impacto real y duradero, el Congreso debe actuar, y hacerlo pronto».
Pero aún los legisladores que apoyan las medidas -que en su mayoría cuentan con cerrada oposición de la poderosa NRA- opinan que tienen pocas probabilidades en el Capitolio.
Los 23 decretos surgieron de las recomendaciones de un equipo de trabajo nombrado por Obama tras la masacre de Sandy Hook y encabezado por el vicepresidente Biden, que le elevó una serie de recomendaciones tras entrevistarse con representantes de la sociedad civil, funcionarios de seguridad e integrantes de la comunidad educativa.
«la única manera en que podemos cambiar es si el pueblo estadounidense se planta y lo exige»
Por su parte, la Asociación Nacional del Rifle (NRA) publicó un video en Internet, en el que calificó al presidente Obama «hipócrita elitista» porque no acepta su propuesta de desplegar guardias armados en las escuelas como respuesta principal a la seguidilla de masacres que colmó el vaso hace un mes en Newtown.
El mayor grupo de presión de defensa de la posesión legal de armas se pregunta «¿Por qué es Obama tan escéptico sobre desplegar guardias de seguridad armada en nuestras escuelas cuando sus hijas están protegidas por guardias armados?», y continúa diciendo que «es otro hipócrita elitista cuando se trata de una distribución justa de la seguridad para todos».
Por ello repudia el hecho de que el presidente de la nación, que tiene protección por su investidura, promueva «zonas libres de armas» para el resto de los estadounidenses.
La organización, que promueve que no cambien los límites actuales a la segunda enmienda de la Constitución estadounidense, que indica que no se podrá restringir el derecho de las personas a tener y portar armas, propuso poco después del tiroteo de Newtown que se desplegaran guardas armados en las escuelas como medio para prevenir nuevas masacres.
La Casa Blanca consideró «repugnante y cobarde» el anuncio.
«La mayor parte de los estadounidenses están de acuerdo en que las hijas del presidente no pueden ser usadas como peones en una lucha política», indicó Jay Carney, portavoz presidencial, en un breve comunicado donde agrega que «es repugnante y cobarde» centrar la agresión en la seguridad de las hijas del presidente.