El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, de visita en Japón, instó a Corea del Norte a abandonar sus pruebas misilísticas y volver a las negociaciones, durante la última escala de su gira por Asia centrada en disminuir la escalada de tensiones en la península.
«Con suerte, Corea del Norte escuchará nuestras palabras y reconocerá que para el futuro de su gente y el futuro de la estabilidad en la región, hay un rumbo de acción que están invitados a tomar», dijo Kerry durante una reunión con el ministro japonés de Exteriores, Fumio Kishida.
Kishida, por su parte, dijo que «no se debe permitir que Corea del Norte posea armas nucleares» y anunció que, junto a Kerry, «hemos acordado que Corea del Norte debe poner un alto a su discurso y comportamiento provocativo».
La visita del secretario de Estado se produce entre crecientes tensiones en la región y en medio de una escalada en la retórica bélica que desató la preocupación internacional en las últimas semanas.
Ambos líderes insistieron, en rueda de prensa posterior a su reunión, en pedir al gobierno en Pyongyang que reanude las negociaciones sobre desnuclearización con China, Estados Unidos, Corea del Sur, Japón y Rusia, que quedaron interrumpidas en 2009.
Corea del Norte, sin embargo, ya rechazó de antemano la oferta de diálogo propuesta y calificó de «cascara vacía» y «estratagema astuta para ocultar la política de Corea del Sur dirigida a la confrontación», según la agencia estatal de noticias surcoreana KCNA.
Kerry reiteró la firme intención de su país de proteger a sus aliados Corea del Sur y Japón, subrayó que Washington hará «todo lo posible para defender» a las dos naciones, pero dejó claro que prefiere que haya negociaciones.
Las amenazas solamente llevan a un mayor aislamiento de Corea del Norte y al empobrecimiento de su pueblo, dijo Kerry. «Hay un camino claro», indicó. Corea del Norte encontrará en Estados Unidos «a un socio dispuesto a negociar con buena voluntad», dijo.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, que recibirá mañana a Kerry, también pidió a Corea del Norte que cese sus provocaciones y declaró, en línea con Kerry, que Pyongyang debe entender «que las provocaciones nunca sirven para nada».
Después de pasar por Corea del Sur y China, Japón es la tercera escala en esta su primera gira asiática de Kerry como secretario de Estado, gira en la que -en una clara señal a Pyongyang-, ayer acordó una colaboración más estrecha en el tema con China, un tradicional aliado del país comunista.
Altos representantes estadounidenses, entre ellos el jefe del Estado mayor y representantes de inteligencia, viajarán pronto a China para realizar más consultas que ayuden a solucionar la crisis, señaló Kerry.
Analistas citados por la agencia de noticias DPA consideran «muy improbable» que Corea del Norte lance -como viene amenazando- su misil mañana, coincidiendo con el 101 aniversario del nacimiento del abuelo del actual líder supremo Kim Jong-un, el ex gobernante y fundador de la república Kim Il-sung.
La situación se deterioró en la península coreana en la zona desde la tercera prueba de una bomba nuclear por parte de Pyongyang en febrero.
En febrero, Corea del Norte realizó un tercer ensayo nuclear que recibió sanciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Debido a las sanciones, el gobierno norcoreano declaró, a la semana siguiente, «completamente nulo» el alto el fuego acordado hace seis décadas con Corea del Sur para poner fin a la guerra entre ambos países.
Si bien Seúl no le dio demasiada relevancia a la anulación del armisticio por parte de su vecino del norte, desde entonces la tensión está en aumento.
En la nota publicada por KCNA, un portavoz del Comité norcoreano para la Reunificación de Corea afirmó que la responsabilidad por el clima de tensión es de Estados Unidos que realizó maniobras militares con aviones y navíos que tienen capacidad para efectuar ataques nucleares.
En medio de la tensión, Pyongyang suspendió la semana pasada las actividades en el complejo industrial de Kaesong, hasta entonces el único proyecto intercoreano vigente y retiró a 54.000 empleados de la planta.
Además, expertos surcoreanos creen que la amenaza de Kim Jong-un, nieto de Kim Il-sung, es una estrategia para reforzar su poder tanto dentro de su país como en el exterior.