A partir de las 8, 32 millones de personas están convocados a las urnas. Con matices en común, dos propuestas políticas diferentes se enfrentan para ver qué rumbo toma el país en los próximos cuatro años.
El extenso calendario electoral llega a su fin y la Argentina conocerá este domingo quién será el sucesor de Cristina Kirchner a partir del 10 de diciembre. El candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, y el de Cambiemos, Mauricio Macri, definirán en un balotaje inédito para la historia nacional qué rumbo tomará el país y con qué intensidad lo hará.
Más de 32 millones de electores mayores de 16 años están habilitados para votar entre las 8 y las 18 a lo largo y ancho del país. El director nacional electoral, Alejandro Tullio, aseguró esta semana que para las 19:30 ya estarán los primeros resultados, mientras que habrá que aguardar a las 22:30 para una tendencia definitiva.
Será esta la tercera elección presidencial en el año. El 9 de agosto, en las PASO, El FpV, con la única candidatura de Scioli, obtuvo el 38,6% de los votos, mientras que Cambiemos, en una interna en la que Mauricio Macri tuvo de sparrings a Elisa Carrió y Ernesto Sanz, cosechó 30. El 25 de octubre, cuando el oficialismo veía como posible un triunfo en primera vuelta, Macri dio la sorpresa, concentró una parte importante del voto útil opositor y se puso muy cerca: 37 a 34 por ciento.
La clave pasará por saber finalmente cómo se compone el voto del tercero en discordia, el peronista disidente Sergio Massa, quien logró el 21 por ciento en octubre con UNA. Si prevalece en esos 5,2 millones de votantes la simpatía por un candidato de estirpe peronista, que le hizo más de un guiño en esta última etapa, entonces podrían volcarse hacia el lado de Daniel Scioli y darle al gobernador bonaerense la victoria. Si, en cambio, se impone hacia dentro de ese sector una mirada de oposición dura, de «cambio sin importar qué cambio», entonces el jefe de Gobierno porteño recibirá la banda presidencial el próximo mes.
Scioli ha intentado marcar los contrastes con Macri en este último tramo de la campaña, acusándolo de hacer un gran ajuste en la economía si finalmente gana las elecciones. El candidato del FpV ha reiterado que no sacará los subsidios a los servicios públicos ni el transporte, bajará retenciones a economías regionales y elevará el mínimo no imponible de Ganancias, como forma de seducir al electorado massista. También prometió una salida, pero gradual, del cepo cambiario, de manera tal de evitar una abrupta devaluación.
Macri, por su parte, se dedicó a promover su «revolución de la alegría» sin dar grandes precisiones de su gabinete ni las medidas económicas que tomará. Por lo pronto, no se sabe al día de hoy quién será finalmente su ministro de Economía. Ha negado cuantas veces pudo que el suyo pueda ser un gobierno como los de Carlos Menem o Fernando De la Rúa, aunque algunos de los integrantes de su espacio, como el economista Carlos Melconian, haya deslizado que es necesario un abrupto incremento de las tarifas. También insistió el líder del PRO en salir ya el 11 de diciembre del cepo, algo cuyas consecuencias no serían de las más deseadas, por el impacto inmediato que tendría.
En caso de triunfar, Scioli deberá lidiar con un hecho inédito para un peronista: una gobernadora opositora en la estratégica provincia de Buenos Aires. Contaría, en cambio, con el reaseguro de una mayoría de mandatarios provinciales del PJ, como así también de los bloques más numerosos en Diputados y, sobre todo, elSenado. Esos son los flancos débiles de una eventual presidencia de Macri.
Será el primer balotaje para una elección presidencial, desde que se instauró el sistema de elección directa a partir de la reforma constitucional de 1994. En 2003, Néstor Kirchner y Carlos Menem debían ir a esa instancia, pero el ex presidente se bajó al saberse ya derrotado. Fue el comienzo de una nueva etapa en la historia política nacional.Scioli o Macri intentarán inaugurar, cada uno, la suya.
Por Mariano Parada López, para el Destape Web