El cuerpo de Bin Laden lanzado al mar contradice tradiciones islámicas

El Islam sólo reconoce como sepultura el entierro de un cadáver. EE UU ha anunciado que ha arrojado cuerpo de Bin Laden al mar, incumpliendo este precepto. Ahora hay dudas acerca de la muerte del líder islámico.

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«La manera por la que se han desecho del cuerpo de Bin Laden va a generar problemas, por las formas, sobre todo porque va a dar pábulo a los grupos más radicales para dudar de la operación», asegura Javier Martín, corresponsal en Teherán de la agencia EFE y experto en el mundo islámico.

«Si no muestran al menos las imágenes del cadáver, estos grupos van a explotar esas dudas», dijo Martín en conexión telefónica desde Irán.

La referencia más próxima a un enemigo exhibido por EE UU para verificar su muerte fue el ahorcamiento de Sadam Hussein por parte del Gobierno iraquí, pero sobre todo la muerte de sus hijos en una operación militar, que fueron mostrados para que no hubiera ninguna duda sobre su fin.

«Las diferencias con Bin Laden son grandes», continúa Martín. «Bin Laden no era el presidente de una nación, ni ha muerto en su tierra. Era un apátrida, de origen yemení, criado en Arabia Saudi, con un periplo entre otros países por Sudán, Pakistán y Afganistán».

«Encontrar a un país que quisiera aceptar los restos del terrorista más buscado hubiese sido muy dificultoso y por eso se ha decidido lanzar al mar», reconocen fuentes de la administración Obama citadas por la agencia AP. EE UU ofreció a Arabia Saudi el cadáver del líder de Al Qaeda, pero las autoridades de Riad (que le habían retirado la ciudadanía años atrás) se negaron a darle sepultura en su territorio.

«Honrar al difunto es acelerar su entierro», es el dicho del profeta Mahoma (hadiz) que marca el entierro en el islam. EE UU se ha agarrado a este precepto para desembarazarse del cuerpo de Bin Laden con tanta celeridad, pero sin darle la sepultura que marcan los ritos islámicos.

El cadáver de un musulmán ha de ser purificado por un hombre mayor de edad y en pleno uso de sus facultades mentales. Una oración marca el inicio del rito de la ablución. Cada una de ramas y tradiciones del islam realizan este paso con distintas variantes. Una vez lavado el cuerpo, se envuelve en una tela a modo de sudario, y se celebra la llamada oración del difunto. No hay distinción ni honores, y el rito es siempre igual para todos los difuntos sin excepción, por muy héroe o villano que fuera. Si el cadáver no ha sido localizado o no hay restos, pero hay constancia de la muerte, se celebra la llamada oración del ausente. El entierro se realiza sin ataúd, en contacto directo con la tierra y con la cabeza orientada hacia la Meca. El islam solo permite arrojar un cadáver al mar si la muerte se produce en alta mar y lejos de puerto.

Si los seguidores de Bin Laden lo consideran un shaid (mártir) por haber muerto en la yihad a manos de enemigos no musulmanes, los preceptos musulmanes establecen que no es necesario la purificación del cuerpo ni la oración del difunto, porque le considerarían a todos los efectos como vivo. Simplemente se entierra su cuerpo, pero nunca se le arrojaría al mar.

La universidad egipcia de Al Azhar, una de las instituciones más reputadas dentro del islam suní, rama a la que pertenecía Bin Laden, se ha mostrado contraria al modo de proceder de EE UU con el cadáver. «Si es verdad que han tirado el cuerpo al mar, el islam es del todo contrario», ha declarado a la agencia AFP Mahmoud Azab, consejero del gran imam de la institución, Ahmad al Tayeb. «El cuerpo tiene una cierta dignidad, ya sea le de una persona asesinada o muerta de manera natural. Hay que respetar el cuerpo de un ser humano, creyente o no, musulmán o no», ha insistido.

«El modo con el ha actuado EE UU tiene su lógica, porque se ha perseguido no tener un lugar para el peregrinaje de todos esos grupos radicales, que consideran a Bin Laden un cheik (autoridad)», prosigue Javier Martín. «Podían haber optado por enterrarle en un lugar secreto, pero siempre habría un lugar de referencia», concluye.

Bin Laden pertenecía al wahabismo, una de las ramas más estrictas y radicales del islam y que precisamente va en contra del peregrinaje a las sepulturas. De hecho, los talibanes, en la órbita ideológica de Al Qaeda, cometieron un atentado el pasado mes de abril contra una romería a la tumba de un santón.

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