Duro golpe al mentón: Puerta al borde del knock out político

La decisión del partido provincial Dignidad Federal de alinearse con la Renovación (gobernante en Misiones desde 2003) prácticamente pulverizó las aspiraciones del diputado Ramón Puerta de posicionarse en el liderazgo de una oposición frentista de cara a las elecciones de junio, con lo cual las chances de ganar espacios legislativos (aunque más no sea) se han hecho trizas antes de entrar de lleno al cuadrilátero. En estas horas (y sólo por ahora), aparentemente le queda un sólo seguidor de cierta relevancia: el ex vicegobernador Pablo Juan Tschirsch.

tschirsch-puerta-en-sollitarioPuerta, que gobernó Misiones sin interferencias durante ocho años de la década del 90, lo que le permitió tomar medidas tan odiosas como imponer gravámenes a los empleados públicos y privatizar empresas estatales, buscó aliados en 2007 y 2011 con un doble objetivo:

A) Combatir a Carlos Rovira, su delfín evolucionado en tiburón y que lo hizo desaparecer de la escena política desde 2003, cuando decidió rebelarse a los caprichos de su mentor y erigirse como figura política con peso específico propio a partir de la fundación de la Renovación, un armado consistente, estructurado con «lo mejor del peronismo y lo mejor del radicalismo» misioneros.
B) Recuperar de alguna manera la estima del electorado, después de su brevísimo interinato como Presidente por dos días (cuando era senador nacional y Fernando De la Rúa abandonó el poder en 2001), conciente de que su rol en aquellas circunstancias de dramatismo institucional fue (por lo menos) timorato.

Los años impares son engañosos para el apostoleño y sus asociados políticos transitorios (cada vez más fugaces).

A Puerta las cosas no le resultan sencillas y así como intenta construir poder para una experiencia electoral, dos años después tiene que rearmar la ingeniería porque quienes se sumaron con tanto entusiasmo antes… ya no están. Por algo será, ¿no?

Entre una y otra elección, Puerta destruye las alianzas y abre caminos con minas (explosivas, claro) que va colocando «ingenuamente» (desacreditando a sus socios) para posicionarse mejor, logrando con ello convertir en enemigos a quienes en su momento creyeron en la propuesta «anti» que tan bien decora de cara a los actos electorales.

La experiencia del Pro local, cuyo principal referente y diputado provincial Claudio Wipplinger se quedó sin partido, encendió luces de alarma equivalentes a fugas radiactivas y es así que Puerta hoy se ha quedado con el tímido acompañamiento del ex gobernador Pablo Tshirsch, la desesperación del senador de mandato a finiquitar Luis Viana y una docena de acólitos que fueron sus leales servidores mientras fue gobernador y que añoran aquellos tiempos de bonanza del poder, aunque de decadencia para el resto de los misioneros.

El alineamiento del kirchnerista partido misionero Dignidad Federal (con los principales dirigentes a la cabeza, entre ellos los jefes comunales de los poderosos distritos electorales de Oberá y Eldorado), con la Renovación gobernante, tras negociación directa con su archienemigo Carlos Rovira, ha dado el golpe de gracia al «Señor de los Yerbales».

Esto está claro como el agua.

El asunto es que Ramón Puerta, aunque parezca carecer de la sabiduría propia de los hombre maduros, se dé cuenta que ya es historia, antes que la soledad absoluta sea su única compañía.