Desde la Iglesia Evangélica Luterana Unida (IELU) alertaron que un pastor destituido en 2001 está predicando sin aval institucional en la parroquia luterana Olaus Petri de la ciudad misionera de Oberá.
El presidente de IELU, pastor Alan Eldrid, luego de recibir el reclamo formal de de la feligresía obereña, encabezó una investigación que corroboró que Almarante Padilla fue destituido como pastor hace nueve años.
«Ha perdido todos los derechos conferidos en la Ordenación al Santo Ministerio, por lo tanto estaría incurriendo en usurpación de título eclesiástico», confirmó Eldrid en una carta remitida a Héctor Hultgren, titular del Consejo Directivo.
En la nota el titular de la Ielu señala que «el señor Almarante Padilla fue pastor ordenado de la Iglesia Evangélica Luterana Unida hasta el año 2001».
«Fue destituido del Santo Ministerio en votación unánime sobre la base del informe del Ministerium a la Asamblea Extraordinaria celebrada en el año 2001 en la Ciudad de Resistencia, Chaco, en el marco del Artículo 14 del Reglamento de la Ielu», indica.
Quienes son destituidos del Santo Ministerio pierden todos los derechos otorgados en la Ordenación, por lo que no pueden recibir llamado legítimo para predicar públicamente o administrar los Santos Sacramentos, «por lo tanto estaría incurriendo en usurpación de título eclesiástico si estuviese celebrando Palabra y Sacramento de forma pública», subraya el escrito.
El pastor Eldrid calificó además de «corresponsables aquellas personas que pudiesen haberle contratado para esta actividad y aquellas dependencias gubernamentales que lo hubiesen avalado».
El conflicto en la Parroquia Olaus Petri lleva más de doce meses, cuando fueron excomulgados trece integrantes del Consejo Directivo. La sanción se originó a partir del cierre del templo por supuestas refacciones, por lo que los pastores debieron celebrar oficios en plena calle.
El Consejo Directivo excomulgado despidió al pastor Clovis Kurtz y a su esposa, la pastora Mariela Pereyra. Como ambos cuentan con el apoyo mayoritario de la feligresía y actual Consejo Directivo, presidido por Hultgren, la resolución del conflicto es compleja, ya que transita por los carriles eclesiástico (que apoya a Kurtz y Pereyra) judicial (donde las partes interpusieron recursos).