La crisis de deuda de la eurozona dejó el lunes en la cuerda floja al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, quien volvió a rechazar pedidos de renuncia en medio de crecientes presiones para dimitir y permitir la formación de un nuevo gobierno que apruebe e implemente más medidas de ajuste. Las presiones recrudecieron en coincidencia con una jornada en que el riesgo país de Italia llegó a un nuevo récord desde la creación del euro, pero Berlusconi se mantuvo desafiante y dijo que no tiene «ninguna intención» de dimitir y que los rumores de su dimisión inminente carecen «de cualquier fundamento».
El premier dijo al diario local Libero que mañana asistirá a una agendada votación en el Parlamento sobre los presupuestos del Estado, y que allí solicitará que la Cámara se expida también en los próximos días sobre la adopción de un reciente ajuste aprobado por decreto y sobre la continuidad o no de su gobierno.
Berlusconi aseguró que este martes quiere «ver la cara» de los que intentan traicionarlo, en alusión al desplome de apoyos sufridos por su partido Pueblo de la Libertad (PDL) durante los últimos días, producto del desacuerdo con la forma en que aborda las reformas anti déficit exigidas a Roma por la Unión Europea (UE).
Paralelamente, otros 20 diputados están estudiando abandonar la formación y formar un nuevo grupo, lo que se sumaría a la sangría en sus filas que dejó al gobierno con tan solo 314 votos (2 por debajo de la mayoría necesaria) tras el abandono este domingo de Gabriella Carlucci, hasta ahora una de sus diputadas más fieles.
La crisis de deuda de Italia amenaza a toda la eurozona, el grupo de 17 países de la UE que usan el euro. A diferencia de la de los otros países del grupo que ya recibieron «rescates» financieros de la UE -Grecia, Portugal e Irlanda-, la mayor economía italiana podría resultar imposible de «salvar».
Por lo tanto, un default italiano de su deuda de 1,9 billones de euros podría quebrar a toda la zona euro e incluso sumir al mundo en una nueva recesión, según los analistas.
La semana pasada, durante la cumbre del G20, Berlusconi tuvo que pedir al FMI que envíe a Roma una misión de auditoría de sus cuentas, una medida que la prensa de Italia calificó de «vergonzosa» para la tercera mayor economía de la eurozona.
El periódico Il Foglio, próximo al premier, afirmó este lunes que los principales líderes del PDL, entre ellos el secretario general, Angelino Alfano, y el subsecretario de Presidencia, Gianni Letta, discuten la posibilidad de que Berlusconi dimita tras ganar la eventual votación sobre las medidas de ajuste exigidas por la UE.
Los principales grupos opositores, por su parte, se reunirán este martes en la Cámara de los Diputados para decidir «una línea común» sobre la votación del presupuesto, además de estudiar la posibilidad de presentar una moción de censura, en caso de que el premier no dimita, informó por su parte el diario La Repubblica.
En medio del hervidero de versiones sobre la permanencia o renuncia de Berlusconi, el vocero del vicepresidente de la Comisión Europea, Olli Rehn, dijo en Bruselas que se envió un «cuestionario» a Roma para «pedir aclaraciones sobre las medidas» de ajuste adoptadas por decreto.
El paquete, que incluye planes de vender activos del estado y exenciones impositivas para disminuir el desempleo de los jóvenes, que alcanza el 29%, fueron expuestas detalladas en una carta de intención enviada por Berlusconi a una cumbre de la UE celebrada el 26 de octubre pasado.
Las declaraciones se enmarcan en las dudas generadas en la Eurozona que el gobierno de Berlusconi cumpla con sus metas de reducir el déficit.
«Es esencial que Italia cumpla con sus metas fiscales, asegure la puesta en marcha de medidas e intensifique reformas estructurales que reactiven el crecimiento», dijo Rehn, al llegar a la reunión en Bruselas de ministros de Economía de la Eurozona celebrada este lunes.
La Comisión Europea confirmó que enviará a Italia una misión para vigilar la puesta en marcha de reformas prometidas por Berlusconi con el fin de reactivar el crecimiento y reducir su deuda, que representa el 120% del PBI del país.
La aparente fragilidad del Ejecutivo italiano brindó a los medios la posibilidad de jugar con abanico de posibilidades con la mirada puesta en una eventual dimisión del premier.
El líder opositor y secretario nacional de Partido Democrático de Italia, Pierluigi Bersani, dijo hoy que sólo la pérdida de un voto de confianza puede obligar a un gobierno a dimitir y que «los legisladores están planeando exactamente eso».
Si esto ocurriera, para el diario Corriere della Sera una de las posibilidades es la formación de un gobierno técnico -alternativa que no disgusta a la oposición, según el matutino- con una persona al frente reconocida nacional e internacionalmente y no ligada a un partido.
Esa persona, a la que varios medios identifican con el excomisario europeo Mario Monti, tendrá la misión de llevar a cabo las reformas económicas impuestas por Europa y después cambiar la ley electoral, que pone un límite del 4 % de los votos para impedir la proliferación de pequeños partidos.
La delicada situación política que atraviesa el país tuvo repercusión en la economía.
La prima de riesgo de Italia alcanzó este lunes los 490 puntos básicos, lo que supone un nuevo récord desde la creación del euro.
Además, el tipo de interés de estos bonos en el mercado secundario también registró un nuevo máximo histórico, al llegar a situarse en el 6,66 por ciento.