A partir del primero de mayo está prevista una nueva actualización del impuesto a los combustibles líquidos (ICL) que las petroleras -YPF, Shell, Axion y Puma Energy- trasladarán al surtidor. El gobierno anarco capitalista del presidente Javier Milei en estas cosas evita involucrarse cuando en campaña anunciaba quita de impuestos.
El aumento en los precios de la nafta y el gasoil será de al menos 8% en caso de que la suba del tributo contemple la inflación completa del cuarto trimestre de 2023, tal como estaba previsto originalmente, a lo que podría sumarse la devaluación mensual del 2% que aplica el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y el camino a valores internacionales que emprendieron las empresas del sector.
Según fuentes oficiales que trabajan en el tema, el Gobierno no descarta que ese incremento del 8% se aplique en dos tramos divididos entre el mes que viene y junio para no sumar mayor presión al Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec. Una vez resueltos los traslados pendientes del 2023 quedará en estudio la posibilidad de postergar nuevas subas del tributo, lo que dependerá de la evolución del indicador en abril y mayo.
Es que el “sinceramiento” en precios regulados que comenzó el 10 de diciembre pasado, incluso con algunas marchas y contramarchas, complicó el objetivo oficial de llegar a una inflación de un dígito lo más rápido posible.
Por caso, el ICL estuvo congelado desde mediados de 2021 hasta febrero pasado, cuando comenzó a aplicarse la primera de cuatro cuotas de incremento en base a la inflación trimestral de 2021 y 2022 según lo dispuesto por la Secretaría de Energía. El Ministerio de Economía espera sumar 0,5 puntos del PBI adicionales este año por este concepto para compensar el intento fallido en el Congreso de subir las retenciones con la primera “Ley Ómnibus”. Una especie de atajo que encontraron para ayudar a sostener superávit fiscal.
El primero de marzo se computó la actualización del impuesto correspondiente al primer y segundo trimestre del 2023. En abril se aplicó la suba correspondiente al tercer trimestre. Los incrementos promedio de los combustibles fueron 7,5% y 4,6%, respectivamente, lo que totalizó un aumento del 110% desde que asumió Javier Milei.
Según lo definió el Gobierno a través del Decreto 107/2024, en mayo debería trasladarse el incremento correspondiente al cuarto trimestre del año pasado, que será el de mayor impacto por la aceleración inflacionaria que generó la devaluación.
Por otro lado, a principios de julio, el ICL debería actualizarse de acuerdo a la inflación del primer trimestre de 2024 para seguir con el esquema de actualización trimestral. “En efecto, el 1 de julio el impuesto debería subir un 51,6%, elevándose hasta los $306 por litro”, según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
La consultora Economía y Energía coincidió en que el aumento del ICL será de 53,3% de acuerdo con el IPC del cuarto trimestre de 2023. Eso, indicaron, sumaría cerca de $62 para la nafta y $42 para el gasoil.
Desde el mes que viene las refinadoras podrían aplicar más aumentos para mejorar su rentabilidad teniendo en cuenta que, si bien se recuperaron del congelamiento que dispuso Sergio Massa en el final de su gestión, hubo una caída real en los últimos meses. Es que su objetivo es converger a los precios internacionales, para lo que aún falta entre 10 y 15% de incremento en los surtidores en base a las estimaciones del sector.
Otra clave será la decisión que tome el Gobierno a través de YPF, que concentra casi el 70% del mercado local. La petrolera estatal, a pedido del ministro de Economía Luis Caputo, moderó en los últimos meses el ritmo de incrementos que tenía previsto para no generar un impacto mayor en la inflación.
En la comparación contra febrero de 2023 las ventas de combustible mostraron un retroceso del 4% y una caída del 7% respecto a enero de 2024. En tanto, los aumentos también generaron una migración de la demanda a segmentos más baratos.