«200 años de Pueblos Libres y los sometidos culturales» por Pablo Camogli

Que la plaza central de la ciudad de Posadas, capital de la provincia de Misiones, se llame “9 de Julio”, no es tanto un homenaje a la declaración de la independencia de las “Provincias Unidas de Sud América”, como sí una muestra de sumisión cultural. El viejo y tradicional sometimiento de las intelectualidades locales ante la prepotencia académica de la historiografía capitalina. En concreto ¿qué celebramos los misioneros el 9 de julio?

La respuesta inmediata, de propios y extraños, no es otra que: “celebramos ‘nuestra’ independencia”. ¡¿Nuestra?! ¿Estamos seguros los misioneros de que el 9 de julio se declaró ‘nuestra’ independencia? Algún malintencionado podría preguntar ¿y qué diputado representó a Misiones en el congreso de Tucumán? Y el silencio sería la única respuesta que podría encontrar.

Es que Misiones no estuvo presente en Tucumán. Y no estuvo no porque no existiera como provincia (“Misiones es una provincia joven” es la madre de todas las zonceras misioneristas), sino porque estaba integrada a otro proyecto revolucionario e independentista. Ese proyecto era el liderado por José Artigas bajo la denominación de Liga de los Pueblos Libres. Espacio en el que confluyeron, además de nuestra provincia, las de Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe, la Banda Oriental y, por algún momento, Córdoba.

Así, frente al proyecto centralista y hegemónico de Buenos Aires, el artiguismo gestó una alternativa basada en la soberanía particular (federalismo y autonomía), la integración social entre criollos, indios y negros, y la diversidad económica que permitiera superar la traba del puerto único en la capital. O sea, no solo se trataba de diferencias tácticas en el plano político de la revolución, eran dos proyectos claramente diferenciados. Y Misiones, con su población de guaraníes y su líder Andrés Guacurarí y Artigas al frente, abrazó con determinación los principios del federalismo revolucionario artiguista.

Ahora sí, entonces, entendemos porqué Misiones, como todas las provincias litoraleñas, no estuvieron en Tucumán en 1816. Ellas participaban de otro espacio institucionalizado. Pero no solo eso, también declararon su independencia en otro congreso y en otra fecha. El 29 de junio de 1815, en Arroyo de la China (actual Concepción del Uruguay), se reunieron los diputados artiguistas para declarar la primera independencia de lo que hoy es la Argentina. Los representantes misioneros arribaron unos días después, pero también adhirieron a lo resuelto por sus colegas.

En conclusión, la independencia de Misiones no fue el 9 de julio de 1816 sino el 29 de junio de 1815. Esa es la fecha central para el rescate histórico que actualmente se realiza en la provincia. Frente a ello, carece de sentido que nuestra plaza central de Posadas se denomine “9 de Julio”, con ese criterio se podría llamar 12 de febrero (independencia de Chile), 28 de julio (Perú) o hasta 4 de julio (Estados Unidos), según el grado de sometimiento cultural al que queramos someternos.

Ahora bien, si queremos ser libres, no solo tenemos que reescribir nuestra historia, también tenemos que apropiarnos del espacio público y reescribirlo, para que nuestras calles, nuestras plazas y nuestras escuelas, reflejen, en sus nombres, nuestra historia y no la del poder central. A 200 años de la independencia de Misiones, bien vale la pena encarar esa lucha.

Por Pablo Camogli.