Varias dudas rodean la muerte de Bin Laden

Dando por certera la muerte de Osama Bin Laden, no porque falten dudas sino porque una mentira así significaría la sepultura política de Barack Obama, convendría separar la paja del trigo. La pregunta básica en estos casos es a quién beneficia la eliminación de Bin Laden y la respuesta es sencilla también: al propio Obama, quien por primera vez en sus tortuosos dos años de mandato sacará un rédito que ni siquiera los republicanos pueden cuestionarle.

habitación de la mansión donde fue muerto Bin Laden

habitación de la mansión donde fue muerto Bin Laden

Es más, el repunte que experimentaron los mercados financieros también podrá adjudicárselo mientras dure esta primavera de festejos populares poco menos que incomprensibles.

Ahora bien, cuando baje la espuma originada por la catarata de noticias de las potencias occidentales, habría que recordarle a Obama que como presidente de Estados Unidos, está obligado a brindar precisiones sobre aspectos que no sólo son poco claros sino directamente oscuros.

Los estadounidenses, tan afectos al simbolismo de las fechas, verán también con simpatía que el asesinato del Bin Laden se produce, vaya casualidad, apenas cuatro meses antes de que se cumplan 10 años de los peores atentados en suelo norteamericano

infobenladeninteriorTan oportuno como el enroque anunciado la semana pasada: el general David Petraeus -a cargo de las operaciones militares en Irak durante la gestión de George W. Bush y actualmente a cargo de las fuerzas de la OTAN en Afganistán- fue propuesto como nuevo director de la CIA.

Tras el asesinato de Bin Laden, ¿alguien puede imaginar, cuando deban darle la aprobación para su nuevo puesto, a un parlamentario estadounidense bajándole el pulgar a quien tuvo tan activa participación en la persecución del líder de Al Qaeda? La tarea que le cupo a Pakistán es otro punto, porque si bien Obama buscó desligar a su gobierno de la operación, resulta poco creíble pensar que dos helicópteros estadounidenses cruzaran el espacio aéreo de otro país y efectuaran tamaña operación sin que sean registrados por los servicios de inteligencia locales.

La decisión de que la «operación quirúrgica», como les gusta llamarlas a los estadounidenses, haya tenido el objetivo único de asesinarlo, merece al menos una aclaración. ¿Por qué razón no se lo detuvo, no se lo juzgó, no se le pidieron explicaciones frente a un tribunal como sucedió con el líder iraquí Saddam Hussein?

Y por supuesto, la decisión de no mostrar el cadáver y anunciar tan sólo que fue arrojado al mar, no hace más que agregar confusión.

En tanto líderes mundiales advirtieron de posibles ataques en venganza por la muerte de Osama bin Laden en un operativo estadounidense en Pakistán el lunes, en un dramático final para el largamente perseguido líder de Al Qaeda que era el símbolo más poderoso de la militancia islamista.

Obama, quien anunció la muerte de bin Laden cuando en Washington era domingo cerca de la medianoche, dijo el lunes que «el mundo es más seguro. Es un mejor lugar tras la muerte de Osama bin Laden».

Pero la euforia que llevo a multitudes a agitar banderas en la conocida como «Zona Cero» en Nueva York, que fue centro de los ataques planeados por el militante de origen saudí hace una década, fue atenuada por los llamados a estar alertas ante ataques en venganza de parte de sus seguidores.

Las promesas de vengar su muerte aparecieron rápidamente en foros militantes islamistas, un medio clave de transmisión de información para los líderes de Al Qaeda.

«La venganza de Dios sobre tí, perro romano, la venganza de Dios sobre ustedes cruzados (…) esta es una tragedia, hermanos, una tragedia», escribió un forista.

Bin Laden fue rápidamente arrojado en el norte del Mar Arábigo desde la cubierta de un portaaviones estadounidense luego de ritos funerarios musulmanes y su cuerpo fue colocado en una pesada bolsa, dijeron funcionarios del país norteamericano.

La muerte de bin Laden, quien logró un estatus casi mítico por su habilidad para eludir la captura durante tres períodos presidenciales en Estados Unidos, cierra un capítulo amargo en la lucha contra Al Qaeda, pero no elimina la amenaza de nuevos ataques.

Bajo el liderazgo de bin Laden, militantes de Al Qaeda atacaron varios objetivos en el mundo, desde la isla indonesia de Bali hasta las capitales europeas de Madrid y Londres, así como las naciones del este africano de Kenia y Tanzania.

Pero los atentados del 11 de septiembre del 2001, cuando militantes de Al Qaeda usaron aviones secuestrados para atacar a los símbolos económicos y militares del poder estadounidense y dejaron cerca de 3.000 muertos, ayudaron a que bin Laden se ganara el repudio mundial.

Esos ataques desencadenaron dos guerras, en Afganistán e Irak, dañando las relaciones de Estados Unidos con el mundo musulmán y redefiniendo la seguridad aérea.

«A pesar de que celebremos este hito, no debemos olvidarnos de que la batalla para detener a Al Qaeda y su mafia del terror no terminará con la muerte de bin Laden», dijo la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, horas después del operativo en un complejo en la madrugada del lunes en Pakistán.

Un pequeño grupo de militares estadounidenses descendió en helicóptero al complejo de bin Laden cerca de la capital paquistaní, Islamabad, al amparo de la noche, y mató al líder de Al Qaeda en medio de un tiroteo, dijeron funcionarios estadounidenses.

«Esta era una operación para matarlo», dijo a Reuters un funcionario de seguridad, quien habló bajo condición de anonimato. Pero agregó: «Si él hubiera agitado una bandera blanca de rendición, habría sido capturado con vida».

La revelación de que bin Laden estaba viviendo en una residencia de tres pisos en la guarnición militar de la ciudad de Abbottabad, y no como muchos habían especulado al margen de la ley en regiones fronterizas del oeste del país, constituye una enorme vergüenza para Pakistán, cuyas relaciones con Washington se han desgastado durante el Gobierno de Obama.

Aunque funcionario estadounidenses de inteligencia dijeron que autoridades paquistaníes no sabían que bin Laden se refugiaba en ese complejo, legisladores de esa nación insistieron en que Islamabad tiene muchas preguntar que responder.

Como reflejo de la falta de confianza entre Estados Unidos y Pakistán, funcionarios estadounidenses dijeron que no revelaron la operación a Islamabad hasta que había terminado.

Obama, cuya popularidad se ha visto afectada por los problemas económicos, probablemente vea una recuperación a corto plazo en sus índices de aprobación.

Pero también estará más presionado por parte de los estadounidenses para acelerar su planeada retirada de las fuerzas de su país de la impopular guerra en Afganistán.

Sin embargo, la muerte de bin Laden probablemente no tenga impacto en la guerra en Afganistán, de casi una década de duración, donde las fuerzas de Estados Unidos están enfrentando un récord de violencia por parte de los talibanes.

Muchos analistas ven la muerte de bin Laden como simbólica dado que se creía que ya no daba órdenes operativas a los muchos afiliados autónomos de Al Qaeda alrededor del mundo.

«Hay un montón de células parecidas a Al Qaeda», dijo Steve Clemons, un analista de Oriente Medio de la New America Foundation. «Bin Laden era una fuerza estimulante, pero hay muchas otras maneras en las cuales estos grupos pueden obtener oxígeno y seguir siendo una amenaza», agregó.

Los mercados financieros eran más optimistas. El dólar y las acciones subían, mientras que el petróleo y el oro caían, con la visión de que la muerte de bin Laden reduce los riesgos globales de seguridad.

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