Misiones / Nunca Más | Jóvenes le pintaron la cara al coronel negacionista Carlos Julio Sanmillán

Un grupo compuesto mayoritariamente por jóvenes universitarios realizó un acto de desagravio a la lucha por Memoria,Verdad y Justicia, cubriendo una calle céntrica con pinturas de pañuelos blancos, justo donde un oficial de Ejército mandó a cubrir imágenes similares con escarapelas

El lunes 25 de marzo, menos de 24 horas después de haber sido cubiertas con pinturas las imágenes de pañuelos blancos, se viralizaron imágenes de quienes materializaron la ofensa: cadetes del Ejército Argentino por orden del coronel negacionista Carlos Julio Sanmillán. Tras este acto de obediencia debida, la reacción no se hizo esperar y a los comunicados de repudio siguió la acción directa: jóvenes le «decoraron» la calle -frente al Comando del Ejército- con imágenes similares a las que el militar ordenó tapar.

Los argumentos del militar extralimitado en sus funciones, que deben ser del cuartel para adentro, fueron que «Nos pareció inapropiado que pintaran la vereda con un símbolo que representa a una minoría, pues la vereda es pública y de todos. Por eso, decidimos reemplazar esas pintadas con un símbolo de argentinidad que identifica a todos los argentinos: la escarapela.» Dicho esto a pocas horas del 24 de marzo, Día Nacional por la Memoria, Verdad y Justicia.

El coronel Sanmillán, se arrogó facultades que no se son competentes y debería dar cuentas sobre ello. Él mismo dice que «la vereda es pública». Y si consideró que se había cometido un acto lesivo a los intereses de la comunidad o la moral, debió denunciar ante las autoridades competentes, quienes sí tienen jurisdicción para actuar, de ser necesario.

La arrogancia del oficial negacionista chocó contra la organización popular, que -con hechos- lo ubicó donde corresponde: en el cuartel.

“Para que nunca borren los pañuelos de la calle”

Organizaciones sociales y autoconvocado (integrados por activistas de derechos humanos, militantes de diversos partidos políticos, expresos políticos y familiares de desaparecidos) llevaron adelante el Jueves Santo (28/03) una intervención pública frente a la sede del Comando Monte XII, en respuesta a la decisión de un coronel del Ejército Argentino de reemplazar los pañuelos blancos, que se pintaron el Día de la Memoria, con una escarapela.

Es necesario dejar muy en claro que el accionar de los cadetes del Ejército que cubrieron las imágenes de los Pañuelos Blancos no ha sido institucional: fue una orden verbal bajada por la máxima autoridad y la cadena de mandos terminó con la ejecución en manos de quienes tenían alguna idea sobre como proceder con la pintura.

Respondiendo a los argumentos del oficial San MIllán, Guiddo Solowinski, de Podemos Misiones, indicó que “si eso fuera una minoría, como así lo han dicho, también es necesario convivir con las minorías. Aunque uno no piense igual, siempre hay que tener respeto”.

Esa fue la razón por la que el grupo, integrado mayoritariamente por jóvenes, se congregaron nuevamente frente a la sede del Ejército, ubicada a metros de la Plaza 9 de Julio, para volver a pintar el símbolo de las Abuelas de Plaza de Mayo, pero esta vez sobre la calle y multiplicando las imágenes de lado a lado y por metros, contra la pintada original (una decena, prácticamente sobre el cordón de la vereda).

Los pañuelos quedaron entonces a metros de las escarapelas, sobres la que alguien ha escrito con rojo: “Prohibido olvidar”.

Los manifestantes pudieron desarrollar su actividad en orden y en paz con la colaboración de la Policía de Misiones, que cortó el tránsito en la zona durante una hora.

La pintada fue ambientada con canciones de rock nacional que hacen mención a las violaciones de los derechos humanos que se cometieron en la última dictadura cívico-militar.

Gorilismo explícito
Insólitamente, mientras el acto se desarrollaba con absoluta calma, una transeúnte objetó el accionar reivindicativo de la memoria histórica, apelando a diversos argumentos. Uno de ellos, casi irracional, fue el de espetar a los jóvenes que no tenían idea de lo que pasó durante la dictadura porque ellos no habían nacido o eran niños y que solo venían a provocar.
Uno de los jóvenes, con paciencia infinita, tras eScuchar a la exaltada, sin perder la calma, expuso la razones por las cuales se realizaba el acto y describió pormenorizadamente el sentido del evento y la valentía de las Madres de Plaza de Mayo para conocer el destino de los miles de desaparecidos. Ante la contundencia de esa exposición, la mujer -que insólitamente pretendía interferir en el acto- prefirió retirarse.

En la publicación en redes sociales del diario Primera Edición se pueden leer argumentos similares de corte negacionista por parte de personas que transitan por la pobre línea argumental de que los jóvenes no saben de qué se trata y que están ideologizados, entre otras cosas por el kirchnerismo o por la educación pública.

A todo esto, el coronel Carlos Julio Sanmillán se tomó el fin de semana extra largo para tratar de que este acto suyo díscolo e irresponsable pase rápidamente al olvido. Algo que no sucederá. La memoria tiene custodia, porque Nunca Más, es Nunca Más.

«Felices Pascuas, la casa está en orden» (Raúl Alfonsín, 15 de abril de 1987)