Hace unas horas se conoció una entrevista a Ricardo «Pelito Escobar», reconocido dirigente peronista y una de las personas que dio inicio al Frente Renovador de la Concordia bajo la conducción del ingeniero Carlos Rovira allá por el 2003, más allá de militar desde años anteriores con el líder renovador. Pero la historia política de la que habla la entrevista arrancó cuando era un adolescente que fue preso político de la última dictadura cívico militar de Argentina.
El artículo publicado en el portal La Voz de Misiones se titula: «Pelito Escobar y las heridas de la dictadura en su cuerpo contra el negacionismo» y cuenta la dura historia de su vida y como se sobrepuso. Además de levantar la bandera de la democracias aún más en estos tiempos anarco capitalistas, negacionistas y violento que vivimos en la Argentina.
El artículo
«Ricardo “Pelito” Escobar no tiene palabras para responder ante las narrativas negacionistas que irrumpieron en la cotidianeidad política, social y mediática. Tiene vestigios, heridas, cicatrices y enfermedades en su cuerpo que reflejan lo que fue la dictadura: un balazo, seis horas de desangramiento en una letrina, siete años de torturas en prisión y ahora tres sesiones de diálisis por semana. Y él es solo una de las tantas víctimas que no fue ni guerrillero, ni terrorista, ni subversivo, sino un simple militante peronista con convicciones políticas que sufrió el accionar de un aparato represivo que regó de sangre el país.
“Un delincuente que le sacó plata al gobierno por estar preso 30 días. Tengo la obligación de decirle a la gente las cosas como son y hace 45 años que digo la verdad”, fustigó contra Escobar esta semana el periodista Alfredo Abrazian en su programa El Show de los Impactos, magazine radial en el cual durante varios años se infiltró como locutor el represor ya condenado Carlos Carvallo, siguiendo la tónica negacionista propalada desde el gobierno nacional con un video publicado el 24 de marzo contradiciendo el número de desaparecidos, repasando atentados de guerrilleros en momentos previos al golpe y sin mencionar en ningún momento las palabras dictadura ni terrorismo de Estado.
A Pelito, en diminutivo porque Pelo es su hermano mayor, estos ataques difamatorios ni le refilan, pero lo motivan a mantener vigente el reclamo de Memoria, Verdad y Justicia, porque el balazo que le dispararon los militares no le refiló, le atravesó el cuerpo.
Escobar responde al negacionismo mostrando las heridas en su cuerpo. En su pecho todavía tiene la cicatriz del orificio de salida del proyectil que recibió de espaldas mientras una noche de octubre de 1976 escapaba de un grupo de tareas por un monte que ahora es el barrio Papini de Posadas.
“Yo no era un subversivo, ni un terrorista, ni un guerrillero. Yo luchaba por lo mismo que hoy lucha un joven en un barrio, en una fábrica, en las chacras. Yo tenía 17 años y había empezado a militar a los 13, en la unión de estudiantes secundarios y luchaba por las reivindicaciones propias del estudiantado de mi barrio, el Tiro Federal. De que hubo guerrilla sí, no se puede negar, pero para hablar de eso hay que remontarse un poco más, hasta el golpe de Estado del 55 para entender. Y, además, acá en Misiones no hubo guerrilla, no hubo atentados, no hubo muertos. Sí hubo resistencia y lucha”, introduce Escobar, en una extensa charla con La Voz de Misiones.
Y relata: “A mí me hieren a la medianoche, cuando iba a buscar una casa para ver si me aguantaban para dormir porque ya estaba siendo muy perseguido. Yo iba con otro amigo y por la avenida Tacuarí apareció un auto sospechoso que nos cruza, nos alumbra y desde adentro nos apuntan con Ithacas. Ahí corrimos, yo pierdo a mi amigo y cuando logro entrar al monte siento un sacudón y el estampido de las balas que me tiran”.
La escena siguiente fue Escobar adolescente abriendo su campera y viéndose desangrar por completo. Así permaneció seis horas, oculto de una letrina, desde la medianoche hasta el amanecer, luchando por no dormir por miedo a no despertar jamás.
“Parece que está herido porque hay gotas de sangre por acá”, escuchó después. Eran los integrantes de fuerzas armadas que lo habían hallado. Allí Escobar fue detenido y secuestrado. Recorrió todos los centros clandestinos de detención de Posadas, la cárcel de Candelaria y finalmente fue trasladado en un Hércules del Ejército hasta Resistencia y luego a la Unidad Penal 9 de La Plata.
El militante y político misionero estuvo seis meses en condición de desaparecido y permaneció 7 años, 2 meses y 20 días como prisionero político. No 30 días como lo atacó Abrazian recientemente.
“No sé por qué él hoy dice esas cosas. Nunca le hice nada malo. Además, él sabía muy bien todo. Recuerdo que cuando recuperamos la libertad en diciembre de 1983 nos hizo un muy lindo reportaje. Se ve que en ese momento con la ola democrática quería ser un democrático, pero yo le desconfío, siempre fue autoritario, extorsionador, jodido. Yo atribuyo esto a que cuando fui ministro pidió plata para su radio y no le dimos, pero no fue una decisión personal mía, yo pedía autorización a la provincia para que me digan si o no”, contestó Pelito.
Y arremetió: “Está todo bien, que sean antiperonistas, que defiendan su ideología, pero que no inventen historias que no son ciertas. Yo no fui el que protegió al represor, asesino, secuestrador y violador de Carlos Carvallo. Él fue el que lo protegió durante años y no me va a decir justamente don Alfredo Abrazian que desconocía la realidad de Carlos Carvallo. Acá todo se sabe, de un lado y del otro lado”.
De igual manera, el posadeño no está interesado en iniciar demandas por difamación, ni nada por el estilo, sino que busca seguir defendiendo la consigna de Memoria, Verdad y Justicia, reafirmando el reclamo de Nunca Más, manteniendo presente a las demás víctimas de la dictadura, quienes, al igual que él, aún tienen en sus cuerpos las heridas de lo sufrido y en sus mentes el rostro de los desaparecidos que faltan encontrar.
“Lo hemos visto y lo hemos vivido. No es un verso la tortura, no es un verso la apropiación de bebés, no es un verso la violación de compañeras detenidas, no es un verso los vuelos de la muerte y no es un verso que son 30.000 los compañeros desaparecidos. Eso pasó. Y lo certifican todas las investigaciones y juicios realizados”, insistió Escobar.
El Escobar político
El 2024 lo encuentra a Escobar alejado desde hace años de la gestión pública, rodeado de su familia y sometiéndose a un tratamiento de diálisis tres veces por semana que tras el hallazgo de un tumor que dañó sus riñones, enfermedad que puede ser consecuencia directa de los golpes, torturas y más sometimientos que vivió en carne propia.
El hombre, actualmente de 64 años, es una de las patas fundacionales del sello de la Renovación como partido, fue protagonista del proyecto político desde el inicio junto a Carlos Rovira y además fue ministro de varias carteras provinciales durante 12 años.
“Yo estuve 7 años preso y después viví 10 en Buenos Aires. Volví a Misiones 18 años después. Ahí conocí a Rovira, con quien habíamos hechos unos trabajos de publicidad porque yo tenía una empresa de comunicación. Él no tenía nada que ver con mi historia, pero conocía mi antecedente laboral, mi capacidad de gestión y mi militancia, así que me invitó a charlar y ahí se empezó a construir un proyecto político”, rememoró Escobar, que durante sus años como funcionario público recolectó anécdotas y experiencias en momentos clave de la historia contemporánea de Misiones.
Varias de ellas fueron volcadas en el libro “La vida en democracia. Crónicas de un militante II”, escrito por Pablo Camogli, donde también se cuenta detalles de la causa Sueños Compartidos en la que fue investigado por presunta corrupción junto al ex gobernador Maurice Closs pero de la cual culminó absuelto de culpa y cargo.
Ya en el segundo bloque de la entrevista con LVM, Escobar identificó a Rovira como “un amigo” y destacó tanto su “carácter fuerte” como su “olfato político” al recordar cuando el ahora líder de la Renovación se decidió a apoyar a Néstor Kirchner en las elecciones presidenciales de 2003: “Me dijo ‘hay momentos en los que, aunque pierdas, hay que apostar y acá se agotó la era del liberalismo de (Carlos) Menem, hay que apostar a algo nuevo’”.
Justamente, también recordó entre telones del golpazo por la derrota en el plebiscito con el cual Rovira pretendía acceder a la reelección indefinida en 2006 y un sinsabor con el por aquel entonces presidente.
“Él -por Rovira- apostó fuerte a esa reforma. Podés estar de acuerdo o no con eso, pero hay que rescatar que lo hizo por plebiscito, que nadie se anima. Yo fui uno de los protagonistas de ese proceso y se nos vino encima todo el poder nacional. Es más, cuando perdimos Néstor -Kirchner- recibió a Piña -Joaquín- y eso no se hace, porque Carlos apuesta todo eso porque Néstor le hinchó las pelotas para que él se largara. Ahí Carlos -Rovira- tiene una transformación con respecto a lo nacional. Se sintió herido. Estoy diciendo cosas muy fuertes, pero es la verdad histórica”, contó y se excusó a la vez Escobar.
De igual manera, valoró lo conseguido de ahí en más por el partido que vio nacer y del que fue parte. “La Renovación transformó la provincia; de ser una provincia periférica pasó a ser una provincia con desarrollo, con infraestructura, con actividad económica, comercial y productiva. Eso es una realidad que se palpa”, resaltó.
Analizando la actualidad del gobierno provincial y desde un rol equidistante, el militante y político posadeño que continúa siendo vocal del Frente Renovador de la Concordia Social sostuvo que “de todos esos primeros años fue quedando una política de gestión, de construcción, de resolver problemas. Carlos tiene claro que eso es lo que queda”.
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