«Me impacta ver cómo la corrupción ha invadido todos los lugares», aseguró hoy el papa Francisco al celebrar una misa por los 200 años de la Gendarmería vaticana durante la que resaltó el servicio del cuerpo de seguridad «contra los estafadores y explotadores» rechazando «las tentaciones de quienes quieren comprarlos» y con críticas a «la industria del trabajo esclavo».
“Ustedes hoy celebran los 200 años de servicio contra la estafa, contra los estafadores, contra los explotadores”, agradeció el Pontífice durante la celebración que encabezó este domingo en la gruta de Lourdes de los Jardines Vaticanos.
Durante la homilía, el Papa destacó el servicio prestado, “que debe ser conocido por todos” en el Estado Vaticano y en la Santa Sede, que busca “no sólo que las cosas vayan bien, sino que sean realizadas con caridad, con ternura” e incluso “arriesgando la propia vida”.
«El explotador es una persona enfocada en una forma maníaca de ganancia, hasta el punto de sentir fastidio e impaciencia en relación a los días litúrgicos de descanso, porque rompen el ritmo frenético del comercio», criticó frente a los miembros de la Gendarmería, todos con traje de gala.
«Por desgracia, es un tipo humano que se encuentra en toda época, también hoy hay tantos», lamentó.
«El estafador es el hombre que no tiene fidelidad. Su método es cometer fraude. De él nos habla el Evangelio con la parábola del administrador deshonesto», recordó luego, y afirmó que «también hoy hay muchos de estos estafadores, corruptos».
«A mí me impacta ver cómo la corrupción ha invadido todos los lugares», sentenció Francisco en esa dirección.
«El tercero es el hombre fiel», al que describió como «un hombre de oración» que «puede caminar con la cabeza alta».
Al finalizar, recordó una parábola de las escrituras: «Ningún servidor puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No puede servir a Dios y al Dinero», antes de sentenciar que «el estafador ama el fraude y odia la honestidad».
«El estafador ama los sobornos, los acuerdos oscuros, los acuerdos que se hacen en la oscuridad. Y lo peor de todo es que él cree que es honesto», lamentó el Obispo de Roma durante su lectura.
«El estafador ama el dinero, ama las riquezas: las riquezas son un ídolo. A él no le importa pisotear a los pobres. Son aquellos que tienen las grandes ‘industrias del trabajo esclavo’. Y hoy en el mundo, el trabajo esclavo es un estilo de gestión», denunció.
«Yo les agradezco por su vocación; les agradezco por el trabajo que realizan. Sé que muchas veces deben luchar contra las tentaciones de aquellos que quieren comprarlos, y me siento orgulloso de saber que vuestro estilo es decir: ‘No, yo no tengo que ver con esto’”, agradeció a los Gendarmes.
«Les agradezco por este servicio de dos siglos y deseo para todos ustedes que la sociedad del Estado del Vaticano, que la Santa Sede, del último al primero, reconozcan su servicio, un servicio que custodia, un servicio que busca no sólo que las cosas vayan bien, sino hacerlas con caridad, con ternura, y también arriesgando la propia vida», sentenció.
Télam