Macri se casó y tuvo más éxito con la prensa del corazón que con la política

A las 12.39 del martes, Mauricio Macri bajó del auto con su futura esposa, Juliana Awada, y caminó sonriente rumbo al salón de Costa Salguero donde en minutos contraerá matrimonio civil. El primero en saludarlo fue el comediante Miguel Del Sel, que se acercó hasta el vehículo y lo abrazó. Luego, el jefe de Gobierno porteño se acercó a la prensa: «Juliana es única, mágica y hechicera», lanzó Macri para describir a la que en minutos será su tercera esposa. La cobertura del casamiento fue en vivo y en directo por los canales de aire y de noticias de la Capital Federal. Perfil e Infobae se encargaron de cubrir hasta el más mínimo detalle de la boda del año.

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Awada, con un vestido color crudo y un ramón de flores al tono en su mano derecha, no soltó ni un minuto a Macri, de elegante traje azul, camisa celeste y zapatos marrones.

 

El jefe de gobierno calificó a su flamante esposa como «mágica, única y hechicera» y remarcó que a pesar que ya tuvo dos experiencias anteriores de casamiento, estaba en esta oportunidad «un poquito nervioso».

 

La primera dama porteña lució espléndida. Optó por un look fresco, romántico y despojado, a la vez.  «El atuendo era un vestido original del 1900. Le hicimos una pollera larga con una blusita crochet tejida a mano. Parece una dama antigua», señaló Yanina Solnicki, diseñadora de El Camarín, encargada de realizar el vestido de la flamante novia.

 

La prenda fue modificada y actualizada con un terminado a mano. «Ella quería estar sobria y elegante. Es algo original porque es como un vestido antiguo; se puso algo de otros años, pero actual, sexy y elegante, a la vez. Es una novia diferente», agregó.

 

Según explicó la diseñadora, al ser una prenda antigua, su valor es «muy costoso», pero prefirió no revelar el precio. «Esto es muy difícil de hacer hoy en día, es muy delicado, son prendas caras, son piezas de museo, son únicas», explicó.

 

Solnicki contó que Awada la contactó porque son amigas y tienen un gusto similar. «Lo hicimos rápido, sabíamos bien lo que quería, cero trillada, muy relajada», dijo.

 

El maquillaje, por Estefanía Novillo, fue sencillo y natural, al igual que el peinado, por Carmen de Staff Cerini, que sólo constaba de unas ondas, apenas recogido con unas hebillas al frente. Otro dato: la primera dama porteña no usó ninguna joya, ni anillos, ni aros ni colgantes. «El vestido ya es suficiente, es muy cargado», concluyó.

 

El diseñador Jorge Ibáñez también opinó al respecto: «Ella es una mujer sumamente glamorosa que demuestra que sin recargarse puede estar distinguida y ser una diosa total».

 

También halagó el equilibrio que la caracteriza en sus apariciones públicas: «Tiene el detalle justo. Usa peinados suaves, vestidos elegantes, la joya justa, sin ostentar».

 

Por su parte, Benito Fernández destacó la femineidad de Juliana a la hora de armar su outfit: «Está canchera, moderna, cool. Ella siempre apuesta a una imagen un poco más sofisticada y ahora apuntó a algo mas femenino y no se equivocó con la opción».

 

El modisto comentó que el blanco le dio mucha «frescura y luz» y que le encanta que se haya dejado la cara despejada cuando siempre acostumbra a usar el pelo suelto.

 

Sobre Awada, Fernández declaró: «Me parece que es una de las nuevas generadoras de tendencia, la gente la está siguiendo. Está bueno que genere tendencia, hay pocas mujeres que lo hacen acá en el país. Me gusta que sea coherente y que no se esté vistiendo de prestado».

 

El lugar elegido por el jefe de Gobierno porteño y su flamante mujer fue el salón de Puerto Salguero, un espacio de 600 metros cuadrados cubiertos y una terraza semicubierta de 210 metros cuadrados con vista al río.

 

Tiene una capacidad para unas 420 personas si es armado para una cena, pero si es a modo de cocktail entran unas 800 personas.

 

En la ambientación, a cargo de Ramiro Arzuaga, predominó el blanco con un estilo moderno con toques clásicos. Durante la ceremonia se destacaron las sillas Tiffany blancas y una mesa de estilo color blanco con arreglos de rosas blancas.

 

En el acceso se colocó una alfombra gris para guiar a los invitados y, por pedido especial de la novia, se hicieron las ramas florecidas en blanco simulando la flor del durazno. Se usaron ramas de duraznero y se pegaron pequeñas florcitas naturales blancas.

 

Durante la recepción se ambientó el salón con camastros blancos con almohadones claros, mesitas bajas con sillitas enfundadas en blanco y pequeños arreglos florales con diferentes flores blancas.

 

La iluminación fue tenue y las velitas en las mesas bajas completaron un ambiente moderno y romántico a la vez.

 

En el casamiento estuvieron: su padre Franco Macri con Nuria Quintela, su hermano Gianfranco Macri, el ex tenista José Luis «Batata» Clerk, Daniel Awada (hermano mayor de Juliana), el ministro de Educación Porteño, Esteban Bullrich, que por su altura sobresalía, y el empresario televisivo Hugo Sofovich, amigo íntimo de Macri.