Libia: Rebeldes rechazaron plan de la Unión Africana y anunciaron continuidad de la guerra

La rebelión libia rechazó el alto el fuego propuesto por la Unión Africana (UA) y se declaró opuesta a toda mediación que no prevea la renuncia del dirigente Muammar Kaddafi, anunció su jefe Mustafá Abd Al Jelil en una rueda de prensa que se llevó a cabo en el Hotel Tibisti de esta ciudad. Télam fue la única agencia de noticias latinoamericana presente en la conferencia de prensa.

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«La iniciativa presentada hoy está desfasada. El pueblo reclama la partida de Muammar Kaddafi y de sus hijos», declaró el líder de la Coalición de Transición. «Ninguna iniciativa que no tenga en cuenta esta demanda es digna de consideración», añadió.

Abd Al Jelil realizó estas declaraciones tras reunirse con una delegación de presidentes africanos, enviados por la Unión Africana para mediar a favor de un alto el fuego en el marco de un plan de paz aceptado en la víspera por Kaddafi.

El plan consistía en el cese inmediato de las hostilidades, el envío de ayuda humanitaria y un diálogo entre las partes libias de cara a una transición Pero las noticias que habían llegado desde Trípoli el día anterior enardecieron los ánimos de hoy. «Kaddafi y sus hijos deben marcharse inmediatamente si quieren salvar la vida», repetían en las calles y fue el auncio público de Abd Al Jelil.

Toda la jornada, Bengazi vivió momentos cruciales. Se esperaba la respuesta de los líderes insurgentes.

La multitudinaria manifestación en las puertas del hotel Tibesti, ubicado frente al Mar Mediterráneo, más azul que nunca, contrastaba con los colores de banderas multinacionales como no se habían visto anteriormente en esta ciudad.

La tricolor del rey Idris siempre es la protagonista, junto con el rostro Omar Al Mukhtar. Sin embargo hoy se ha incorporado el flamear de la bandera de Estados Unidos a las usuales de Italia, Francia y Qatar que han reconocido el Consejo de Transición rebelde. La enseña del Líbano también estaba presente.

Los disparos al aire retumbaban junto al cantar unísono de la muchedumbre. Se colgaban de faroles, pilares y techos poniendo en riesgo su vida.

El lobby del hotel estaba colmado de guardias de seguridad de diferentes nacionalidades que custodiaban a los presidentes africanos y que se asemejaban a personajes de película, pertrechados para el combate y con actitud hostil.

Al grito de «Kaddafi fuera de Libia», los manifestantes se instalaron en la calle, frente al lujoso hospedaje que, abierto al Mediterráneo, alberga a diplomáticos y altos funcionarios de diferentes nacionalidades.

La delegación africana, encabezada por el presidente de Mauritania, Oud Abdel Aziz, arribó entre la mañana a la ciudad, y el mediodía al hotel donde se decidiría la posición del Consejo rebelde.

Los rebeldes han repudiado durante horas el accionar de los representantes la Unión Africana que se reunieron con el coronel Muamar Kaddafi en la capital y que había aceptado el plan de paz.

Cuando llegaron al hotel, en camionetas fuertemente cuestodiadas, un corredor humano amenazaba con atacarlos.

El grupo había emitido un comunicado en el que exigía el cese inmediato de todas las hostilidades para poder abrir un período de transición y la introducción de reformas políticas.

La Unión Africana también pidió un corredor para la ayuda humanitaria y el diálogo inmediato entre el régimen libio y el rebelde Consejo Nacional de Transición.

Esta organización propuso además un mapa de ruta para la transición hacia la paz en Libia, centrado en la protección de los civiles y el fin de las hostilidades, así como el comienzo del diálogo político. El grupo manifestó expresamente su rechazo a la intervención militar de países extranjeros.

Pero las calles de Bengazi rechazaron de plano esta propuesta. «No habrá cese de fuego hasta que Kaddafi no se vaya», gritó Ammen frente al micrófono de Telam. Y precisó: «Kaddafi out, Kaddafi out…Allahu Akbar» (Kaddafi fuera, Dios es grande).

«Esta es la despedida de Kaddafi y sus hijos. Libia es una sola y su capital es Trípoli», se leía en los carteles pintados con tinta roja y sostenido por hombres y niños.

«Habrá paz cuando Kaddafi y su familia se marchen», le dice a Télam una mujer rodada de otras cientos de mujeres, convencida de su causa, bajo un sol ardiente que augura la llegada de un verano feroz sobre el continente africano.

La conferencia de prensa programada para el mediodía comenzó seis horas después. A las cuatro de la tarde, Mustafá Abd Al Jelil se hizo presente en la sala donde doscientos corresponsales extranjeros -sólo el 1 por ciento de mujeres periodistas, la participación de féminas más bajo en los últimos conflictos- esperaban la resolución tras la reunión con los integrantes de la Unión Africana.

 

Cinco minutos más tarde, un vocero explicó que se retiraba pues tenía asuntos que resolver. Una excusa poco ortodoxa cuando tenía que anunciar nada más y nada menos que la decisión de aceptar el plan de paz y el cese del fuego a esta contienda de frentes móviles -y extremadamente sucia- que está afectando de tal manera a los civiles que ya se habla de una crisis humanitaria en ciudades como Misurata y Ajdabyia.

Las presencias más simbólicas y destacadas eran las de los cónsules de Estados Unidos y el Reino Unido junto a un enviado de Nicolás Sarkozy.

Cuando se conoció el anuncio de que las hostilidades continuarian, los gritos se mezclaron nuevamente con los disparos, mientras siete barcos comerciales hacían piruetas naúticas como símbolo de aprobación enarbolando la bandera del Rey Idris.

Tras una hora de confusión para poder salir del establecimiento, las calles de Bengazi se convirtiero en un pandemonio.

Vehículos, motocicletas y camionetas de gran porte desfilaban por las calles principales, festejando la decisión de la dirigencia insurgente que tardó demasiadas horas en anunciar su decisión, «porque tenían que aunar criterios muy complejos», explicó un rebelde a Telam sin concretar más.

Mientras los festejos se multiplicaban, Ameen reflexionó: «Ahora están festejando, pero esto significa que habrá más muertes…».