La policía española reprimió a cientos de «indignados» que manifestaban en Madrid

La policía española reprimió jueves con brutalidad a cientos de indignados que habían rodeado el Ministerio de Interior, tras un nuevo intento infructuoso de los manifestantes por reconquistar la Puerta del Sol, blindada por tercer día consecutivo por la policía, en un ambiente de máxima tensión en España por el deterioro de la situación económica.

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Al menos dos personas fueron detenidas y varias resultaron heridas durante los enfrentamientos entre los efectivos policiales y los indignados en unos incidentes que parecen ser los más graves que se registraron en Madrid desde el inicio de las protestas.

 

Por segunda vez en el mismo día, los indignados se concentraron en los distintos accesos de la madrileña Puerta del Sol con la intención de protestar contra el bloqueo impuesto por las autoridades, que el martes hicieron desalojar el último grupo de manifestantes que mantenían un campamento en aquel lugar dos meses y medio después del inicio de las protestas.

«La voz del pueblo no es ilegal», «Que no nos representan», «Europa escucha, esta es tu lucha», coreaban los manifestantes, que volvieron a gritar consignas contra políticos y banqueros, a quienes consideran responsables de la actual crisis financiera y económica que ha dejado casi 5 millones de desocupados.

«Menos crucifijos y más trabajo fijo», fue otro de los lemas, en referencia a la visita del Papa Benedicto XVI que tendrá lugar a mediados de agosto y que, según trascendió, es uno de los motivos por los cuales las autoridades no quieren permitir que los indignados vuelvan a ocupar el corazón de Madrid.

En el primer intento se llevó a cabo un marcha desde la plaza de Oriente que culminó en el «Kilómetro cero» de Madrid, donde los indignados expresaron sus proclamas ante la policía que mantenía blindado este lugar.

Debido al cerco policial, los manifestantes se desplazaron por las calles de la ciudad cortando la popular Gran Vía de Madrid y generando caos en el tráfico.

Por la noche, tras el segundo intento de ingresar a la Puerta del Sol, los indignados decidieron marchar hasta el Ministerio de Interior, en el Paseo de la Castellana, para manifestar su rechazo a que se les impidiera circular libremente y fue allí que se toparon con un fuerte despliegue de agentes antidisturbios que cargaron con sus porras contra ellos.

La carga tuvo lugar sobre las 23 hora local y fue sin previo aviso, según relataron los manifestantes vía Twitter.

Una decena de personas resultaron heridas en los enfrentamientos -5 según se pudo constatar en el lugar-, y al menos dos fueron detenidas, informan desde el lugar de los hechos. Después de la brutal acción de la policial, los indignados volvieron a concentrarse en Jacinto Benavente para decidir los siguientes pasos a seguir.

La firme decisión de las autoridades de prohibir con presencia policial a los indignados acudir a su lugar de referencia está dando ahora un nuevo impulso al movimiento, que en estos días responde a la dinámica de acción-reacción.

En plenas vacaciones estivales, cuando las calles de Madrid suelen estar vacías y la ciudadanía inactiva, los jóvenes indignados están consiguiendo mantener viva la llama de la protesta social.

Además, en un momento en que la situación económica y financiera es acuciante, los indignados no sólo volvieron a las calles sino que intensificaron sus acciones en respuesta a los problemas más sensibles, como son los desahucios de personas que no pueden pagar sus hipotecas.

También proliferaron las protestas en el ámbito de la salud.

En Cataluña, donde los recortes sociales no son una amenaza electoral sino una realidad, los indignados junto con los trabajadores sanitarios mantienen tomados varios «CAP», los servicios de atención primaria.

El deterioro de la situación es cada vez más palpable y el fantasma de un «rescate» financiero no hace más que agravar el panorama, puesto que llevaría a más ajuste.

A pesar de que el gobierno del presidente José Luis Rodríguez Zapatero y la propia Comisión Europea (CE) negaron que España esté al borde de ser rescatada, también reconocieron que la crisis de la deuda es «muy preocupante» porque está erosionando las bases de la recuperación. La escalada de la «prima de riesgo»- diferencial entre el rendimiento del bono español a diez años y el alemán (de referencia) al mismo plazo-, implica que el Estado debe asumir un costo mayor para endeudarse, al igual que los bancos y los particulares, poniendo en riesgo la recuperación.

En este contexto, el Tesoro Público español superó hoy una de las mayores pruebas de fuego a la que se sometían las financias del país al conseguir colocar más de 3.300 millones de euros en una emisión de bonos a tres y cuatro años aunque tuvo que pagar intereses más altos.

La subasta relajó inicialmente la prima de riesgo, pero al cierre del mercado volvió a rozar por tercer día consecutivo los 400 puntos, el límite que la CE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) consideran para que un país sea rescatado.

El anuncio del Banco Central Europeo (BCE) de que seguiría con su programa de compra de deuda pública, tampoco ayudó mucho, ya que trascendió que sólo está comprando de Irlanda y Portugal, pero no de España e Italia, los países más castigados en los últimos días por los mercados.

El recrudecimiento de la crisis llevó al conservador Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy a exigir por segundo día consecutivo a Zapatero que «reaccione, reforme o convoque ya las elecciones», que fueron adelantadas para el 20 de noviembre, según declaró su vicesecretario de Comunicación, Esteban González Pons.