El diputado provincial y empresario Claudio Wipplinger aclaró que la venta de la papelera PCP de Puerto Piray no estaba cerrada, sino que aún se encontraban en una etapa de estudio de factibilidad. «Nosotros planteamos la compra por un interés de mi padre de ver la factibilidad de reacondicionar y volverla a poner en marcha, lo cual significa un trabajo serio de estudios, de ver costos, de ver todas las condiciones de la fábrica de vuelta, cuántas inversiones hay que hacer. La semana pasada iniciamos la primera etapa de ver las condiciones y qué hay que hacer en el sentido de los preceptos ecológicos, de seguridad e higiene», explico. El imperio empresarial Wipplinger (transporte de cargas, ganadería y medios entre otros) mostró interés en la papelera y según sus cálculos la inversión ronda los cien millones de pesos.
Aseguró asimismo que al menos en la primera etapa de recorrida de fábrica no se llegó a ofertar valores porque aún se estaba evaluando si era viable o no la compra de la fábrica.
Respecto al proceso de reacondicionamiento y consecuente inversión Wipplinger dijo: «La planta de PCP tiene cerca de 50, 60 años y parte de la maquinaria es de 1929. Aunque hay partes funcionales lo que sucede es que hay muchas normativas con respecto a las normas ecológicas y de seguridad e higiene, que hacen que si se pone en marcha esta fábrica, en la práctica hay que ir pensando un cronograma de 5 o 6 años para rehacerla casi íntegramente. Es decir que ya no son los 20 millones de los que se hablan».
Por ese motivo adelantó que hoy la negociación está con muy pocas probabilidades de continuar, ya que la inversión necesaria sería mucho mayor a la pensada inicialmente.
Indicó también que hay otros factores además de los gastos de reacondicionamiento de la fábrica que tienen que ver con el problema de abastecimiento de materia prima en la zona, relacionado una nueva ley que exige que todos los secaderos de la provincia pasen desde ahora al 2015 a consumir madera de bosque implantado y no de monte nativo, lo cual significa eucalipto y por lo tanto competir con Alto Paraná por la misma materia prima.
«Entonces no es que la fábrica no sea viable, sino que estamos hablando de una inversión que no es de 20 millones de pesos sino que hay que ir pensando en un valor arriba de los 100 millones. Por lo tanto implica una escala un poco más grande sumada al riesgo de no asegurarse una materia prima a una distancia competitiva. Si hay que empezar a buscar la materia prima, los costos se elevan demasiado», concluyó el empresario.