La presidenta Cristina Fernández de Kirchner defendió la política económica del Gobierno, destacó el crecimiento de las reservas, que alcanzaron un nuevo récord, y rechazó las críticas por supuestas fugas de capitales. Fue al participar de la celebración por los 156 años de la Bolsa de Comercio. «Las reservas nuestras no son producto de ingreso de capitales especulativos, son la diferencia entre importaciones y exportaciones, son reservas reales, contundentes», aseguró la jefa de Estado.
Además, dijo que «suena inconsistente que por un lado un sector insista en el levantamiento en cuanto al encaje y que se mencione la fuga de capitales como uno de los principales problemas de la política económica del país».
Manifestó que «estamos cerca del 30% de relación entre deuda y PBI». «No recuerda la historia una situación semejante», apuntó.
«Esto que estamos teniendo en 2010 es producto de que hicimos bien las cosas en 2009», agregó Cristina.
La Presidenta afirmó que «la primera desmitificación es decir que aquí no hay seguridad de inversión. Los capitales vienen adonde hay rentabilidad, porque no se mueven por cuestiones sentimentales o de confianza. Invierten donde hay rentabilidad».
«Además -agregó-, nuestro país ha cumplimentado uno de los pasos más importantes que ha sido salir del default del año 2001. Con la segunda apertura del canje hemos llegado al 93% de recomposición de la cartera defaulteada y los únicos que quedaron afuera son los fondos buitres».
En otro tramo de su discurso, la jefa de Estado se refirió a versiones que afirman que «muchas veces las empresas pagan ganancias que no tienen».
Al respecto, dijo que la Afip está analizando «actividad por actividad y sector por sector. Cuando vemos los niveles de facturación bruta y vemos el nivel de rentabilidad declarada, hay algo que no cierra. Por eso creo que nos movemos con clichés».
«No queremos sacarle nada a nadie, pero que tampoco nadie le robe a nadie, sobre todo a los que menos tienen, no pagando los impuestos», aseguró la Presidenta.
«Me encantaría que no miraran más la pizarra del dólar, sino que preguntaran la acción de tal compañía para comprarla. Eso me encantaría pero forma parte de una cultura que no puede revertirse en tan poco tiempo», consideró.
«Quiero empresas grandes y fuertes, que coticen mucho en bolsa y que tomen mucha gente y que además les paguen buenos salarios. Así tendríamos una economía más formal, más controlada, más bancarizada también», concluyó.