Cine argentino for export: «Un Rey en la Patagonia»

No es fácil hacer una película con un muerto. Pero Lucas N. Turturro casi lo ha conseguido. El director argentino de 27 años ha rodado bajo las influencias del espíritu de un hombre libre, creador, disparatado y fascinante como lo fue Juan Fresán, el artista y diseñador gráfico fallecido en 2004.

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Turturro ha presentado esta semana en el Festival de Cine de Málaga un brillante y extraña película, mitad ficción y realidad, Un Rey para la Patagonia, en la que retoma el material inédito que Fresán rodó en la Patagonia en los años 70, y lo mezcla con entrevistas, todo bajo una visión muy personal de lo que fue aquel gran sueño. Un gran recuerdo a ese artista genial.

Lucas N. Turturro guarda la imagen de la primera vez que conoció a Juan Fresán, padre del escritor Rodrigo Fresán. Fue en 2004, apenas unos meses antes de su muerte. «Un papá Noel con una bolsa gigante llena de latas de película».

Así se presentó Fresán, diseñador gráfico y publicista de reconocido prestigio en Argentina, en un laboratorio de la Universidad donde trabajaba Turturro, estudiante de cine.

«Nos pidió que le ayudáramos a rescatar el material que traía, limpiarlo y conservarlo», recuerda el cineasta en las escaleras del Teatro Echegaray, de Málaga, recién proyectada Un Rey para la Patagonia, que acaba de recibir una mención especial del jurado en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, en Argentina. Pero el encargo fue un poco más allá. «Me propuso hacer un documental con todo ello». El fallecimiento, poco después de Fresán, frustró la posibilidad de Turturro de hacer una película con un vivo. Pero la ha ha hecho con un muerto.

La Nueva Francia se titulaba la inconclusa película que Fresán, con un equipo mínimo y valiente, entre los que se encontraba como director de fotografía el realizador Carlos Sorín, se adentró en la Patagonia en los años setenta para rodar otra locura pero esta de hace más de 100 años.

Fresán quería llevar al cine la delirante historia real de Orélie Antoine de Tounens, un aventurero francés de origen noble, que en 1860, se autoproclamó «Rey de la Patagonia y Araucanía».

Según todos los testimonios, aquel rodaje, genial y divertido, quedó inconcluso a los tres meses por falta de medios -«llegamos a pasar hambre», recuerda hoy uno de aquellos aventureros-, y otros problemas sentimentales y amorosos con vecinos del pueblo por parte de algunos de los participantes. Es una historia sobre la que también Sorín realizó en los años ochenta el filme La película del Rey, inspirada en aquel rodaje.

Turturro, con solo «once latas oxidadas y un guión destartalado», renunció por tres veces al encargo de Fresán, pero el fantasma le perseguía. «Un día tuve la certeza de la coartada que estaba buscando para lanzarme a hacer la película: unir en un gran círculo la propia historia de Orélie Antoine de Tounens con el material de Fresán y mi encuentro con todo ello».

El resultado es Un Rey para la Patagonia, que lleva de subtítulo Una superproducción superdesarrollada, el mismo que ya pusiera Fresán para La Nueva Francia.

Un Rey para la Patagonia, dice su director y también la productora del filme, Andrea Bruno, es una declaración de amor.

«No es tanto un homenaje a Fresán, sino dar a conocer a un gran personaje, además de una reflexión sobre las obsesiones «, explica Turturro, que confiesa que se ha quitado una gran mochila de encima.

En Un Rey para la Patagonia aparecen testimonios de amigos y familiares de Juan Fresán, además de algunas imágenes del propio artista y una entrevista genial realizada en París por el escritor Tomás Eloy Martínez con el que todavía hoy se considera el heredero de aquel rey de la Patagonia del siglo XIX.

«Quería hacer algo lindo, muy fresaniano».

Lo ha conseguido con creces. (Rocío García http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/)