El dato de noviembre, informado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), mostró una aceleración por tercer mes consecutivo, ubicándose en un 2,5%, el nivel más alto desde abril. Este persistente incremento de precios no solo refleja que la inflación no cede, sino que se posicionó incluso por encima de la medición interanual de noviembre de 2024, que se había ubicado en el 31,4%. La variación acumulada en lo que va de 2025 ya alcanzó el 27,9%.
La paradoja del ajuste: precios en alza sin un peso en la calle
La terquedad de los precios en alza cobra una relevancia especial, dado que el presidente ultraderechista Javier Milei repite constantemente la «ridiculez» de que la inflación es exclusivamente un fenómeno monetario causado por la impresión de dinero. Sin embargo, en el día a día de la economía, esta explicación pierde sustento: el esfuerzo de ajuste ha vaciado la liquidez y «no hay un peso en la calle», lo que agrava la paradoja de que la inflación continúa acelerándose a pesar de la fuerte restricción monetaria.
Los aumentos siguen golpeando la estructura de costos. El rubro de Alimentos y bebidas no alcohólicas (+2,8%) fue uno de los principales motores del alza, impulsado por el incremento sostenido en productos sensibles como las carnes y las frutas. Junto a este, se destacaron los aumentos en:
Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (+3,4%), debido a los incrementos en las boletas de servicios públicos.
Transporte (+3%), afectado por las subas en el boleto de colectivo y subte en el Gran Buenos Aires (GBA).
La aceleración de la inflación núcleo al 2,3% y de los precios regulados al 2,9% (por combustibles y servicios públicos) confirma que la presión sobre el bolsillo de los argentinos es generalizada y estructural.
Un agotador esfuerzo: la canasta básica se dispara y empuja la pobreza
El efecto más dramático de la inflación persistente se siente en el costo de vida básico. La Canasta Básica Alimentaria (CBA), que marca la línea de indigencia, pegó un salto del 4,1%, un récord desde marzo. En consecuencia, una familia «tipo» necesitó en noviembre $566.364,43 para no caer en la indigencia.
Pero el indicador que muestra el agotamiento del esfuerzo económico de los argentinos es el de la Canasta Básica Total (CBT), que define la línea de pobreza. En sintonía con el recalentamiento de los precios, el costo de la CBT trepó, llevando a que una familia necesitara $1.257.329 para no ser considerada pobre. Este dato, con un fuerte componente de los aumentos en la carne, pone de relieve la insuficiencia de los ingresos en un contexto de fuerte ajuste fiscal y deterioro del poder adquisitivo.
Rocío Bisang, economista de EcoGo, analizó que noviembre fue un mes de «correcciones», con subas en segmentos que habían quedado «algo atrás», como tarifas, transporte y combustibles, y también en productos como la carne. No obstante, el impacto de estas correcciones es devastador para las familias que luchan por mantener el nivel de consumo de alimentos esenciales
De cara a diciembre, las consultoras como EcoGo y Adcap Grupo Financiero proyectan que la inflación se mantenga en niveles similares, cercanos al 2,3%, aunque con riesgos sesgados al alza por la dinámica de consumo de fin de año y los nuevos incrementos en precios regulados y alimentos. La economista María Castiglioni, de C&T Asociados, adelantó que la variación interanual se ubicaría por encima del 30%, lo que augura un fin de año complejo para el bolsillo.

