Román Queiroz, presidente de la Federación Argentina de la Industria de la Madera (FAIMA) e integrante de la Asociación Maderera, Aserraderos y Afines del Alto Paraná Misiones (Amayadap) asegura que el sector está inmerso en una grave crisis. “Semana a semana los pedidos siguen cayendo y la situación se vuelve cada vez más deprimente”, expresó.
No existe un sector de la economía productiva de Argentina que se salve del ajuste fatal del presidente anarcocapitalista Javier Milei.
El titular de FAIMA sostuvo que “la industria de la madera en Argentina enfrenta una severa crisis, con fuerte caída en la producción y en las ventas durante los últimos meses, agudizada por la paralización de la obra pública”.
“Los primeros que caen lamentablemente son los chicos, que no tienen la espalda financiera para bancar una crisis”, lamentó.
El empresario maderero dijo que “hay una caída en el mercado interno de entre el 40% y el 50% en la producción y venta de madera desde noviembre, particularmente en lo que se refiere a la primera transformación de la materia primera, es decir, el paso del rollo a la tabla.
“En marzo ya estamos perdiendo mucho mercado, porque no nos alcanza. Hace falta para lo que es exportación otro tipo de dólar. Mínimo necesitamos 1250 pesos para ser competitivos”, señaló.
Queiroz planteó que su preocupación por el aumento en el costo de la energía y la dificultad para importar tecnología -necesaria para conseguir repuestos de máquinas- debido a la falta de divisas. “Hay máquinas que están paradas directamente, pero son paradas por una cuestión de que no había repuestos para esa máquina”.
El empresario anticipó que, si la situación no mejora, muchos aserraderos, sobre todo los más pequeños, podrían cerrar definitivamente en los próximos meses. “Los primeros que caen lamentablemente son los chicos, que no tienen la espalda financiera para bancar una crisis”, lamentó, e incluso afirmó que varios ya incurrieron en deudas para lograr sostenerse.
Queiroz criticó la decisión de Milei de parar la obra pública. “En vez de atacar el problema, terminó con la obra pública. Eso es una excusa que pone. Él lo que quiere es bajar el gasto público sin la obra pública que, en cualquier país, la obra pública es lo que sostiene gran parte de la actividad”.