Argentina / Economía | CAME se muestra a favor de la precarización laboral propuesta por el gobierno de ultraderecha

La reforma laboral propuesta por el libertario Javier Milei, redactada por el incombustible Federico Sturzenegger, cuenta con al apoyo empresario y el silencio estremeedor de la clase dirigente laboral,

La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) considera que la reciente reglamentación del capítulo laboral comprendido en la Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos refleja de manera positiva las propuestas que la entidad representativa de las pymes le presentó al secretario de Trabajo de la Nación, Julio Cordero. “Las modificaciones introducidas son favorables y van en el sentido de los cambios que las pymes requieren para generar más puestos de empleo registrado”, dijo el presidente de CAME, Alfredo González.

En ese sentido, CAME destaca que la eliminación de las multas a los empleadores hará caer la litigiosidad laboral. A su vez, se valoran positivamente las herramientas comprendidas en la reglamentación que facilitarán las relaciones laborales; tales como la regularización de colaboradores y los nuevos mecanismos para el sistema de indemnizaciones laborales.

“La reglamentación establece distintos sistemas indemnizatorios que deberán ser evaluados a medida que se vayan generando. Pero al ser voluntarios, es de esperar que ofrezcan mejores condiciones para el trabajador y para la empresa. Esto conlleva a que estemos hablando de un sistema mejor al actual”, expresó González y agregó: “Por otro lado, el sistema otorga previsibilidad al sector empresario, ya que los montos indemnizatorios y las tasas de interés aplicables no dependerán de los vaivenes jurisprudenciales”.

Hoy en la Argentina hay unas 50.000 pequeñas y medianas empresas menos que hace 10 años. Ese es uno de los motivos por los que CAME ve como positiva una adecuación laboral a los tiempos nuevos, pero sin pérdida de derechos adquiridos. Es necesario generar nuevas condiciones, en estos nuevos tiempos, para muchos formatos laborales que no se estaban teniendo en cuenta.

CAME no hace la salvedad de que ya se fueron ocho grandes empresas durante el gobierno de Javier Milei y se registraron 86 eventos de crisis. Así lo marca un informe de Audemus. Desde finales de 2023 desaparecieron 12.000 empresas empleadoras. Advierten por el impacto de la recesión en la era Milei.

Desde el sector financiero hasta el consumo masivo, pasando por la energía, ya se fueron del país ocho multinacionales en la administración de Javier Milei: HSBC, Xerox, Clorox, Prudential, Nutrien, ENAP, Fresenius Medical Care y Procter & Gamble. Según pudo saber Ámbito, la lista podría agrandarse en los próximos meses con un gigante del sector automotriz que ya le ofreció su operación al menos a tres empresarios locales.

Ámbito Financiero ha publicado que si se amplía el horizonte a todo tipo de firmas, desde fines del año pasado hasta ahora desaparecieron unas 12.000 empresas empleadoras. El dato lo publicó esta semana el director de Planificación Productiva de Fundar, Daniel Schteingart, que lo elaboró en base a información que publica la Superintendencia de Riesgo del Trabajo.

En diálogo con Ámbito, el sociólogo recalcó que “prácticamente en todas las ramas de la actividad hay caída”. Para Schteingart lo que más determina la generación de empresas es el ciclo económico: “si vos estás en recesión, no se van a generar empresas”, por lo que no espera que medidas aisladas como la reforma laboral sean las que modifiquen la dinámica.

Sobre este punto, diversos analistas consultados por este medio invitaron a seguir de cerca dos indicadores: la actividad y la inversión.

El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, repasó las distintas tareas de ajuste del gasto que está realizando desde su cartera y adelantó que el Gobierno se prepara para una instancia de recortes para mantener el equilibrio fiscal, la cual llamó «deep (profunda) motosierra». Y es con ese criterio que ha introducido la reforma laboral que tiene un fuerte sesgo de precarización.

De ninguna manera se puede suponer que una nueva relación laboral con pérdida de derechos para el trabajador signifique una mejora en la productividad empresaria y menos aún su rentabilidad, cuando el quid de la cuestión es -claramente- la recesión, el retraso cambiario, liberación de importaciones y la caída de las ventas como consecuencia del deterioro del poder adquisitivo.