Violencia sectaria deja 13 muertos en Egipto

El Gobierno militar egipcio llamó el miércoles a conservar la unidad nacional y advirtió sobre el peligro de anarquía luego de que 13 personas murieran en el peor episodio de violencia entre musulmanes y cristianos desde que Hosni Mubarak fue derrocado del poder.

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Un nuevo gabinete también se reunió por primera vez y decidió que el jueves volverá a desplegar a la fuerza policial que prácticamente se desintegró en los primeros días de un levantamiento popular que derribó al presidente y colocó a las fuerzas armadas al mando del país.

 

El Ministerio de Salud informó que 13 personas murieron y 140 resultaron heridas el martes por la noche en enfrentamientos desatados en medio de la tensión generada por un ataque incendiario contra una iglesia en el sur de El Cairo el sábado.

 

La violencia es un nuevo desafío para el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que ha estado gobernando con una policía debilitada y prometió celebrar elecciones dentro de seis meses.

 

En un encuentro con miembros del gabinete, el consejo militar instó a los ciudadanos a mantenerse unidos y advirtió en contra del caos «que amenaza la seguridad nacional, especialmente con la existencia de fuerzas extranjeras que apuntan contra la estabilidad y seguridad del país».

 

La agencia estatal de noticias no dio precisiones sobre la referencia del consejo a amenazas extranjeras.

 

Los egipcios se mostraron orgullosos de la solidaridad entre cristianos y musulmanes exhibida durante la revolución que derrocó a Mubarak el 11 de febrero y se esperanzaron con que la revuelta había enterrado tensiones que han emergido con frecuencia en los últimos años.

 

Aún no era claro cuántos de los muertos por la violencia del martes eran cristianos o musulmanes. El problema comenzó en una autopista de El Cairo cuando grupos cristianos protestaron por el ataque sobre la iglesia.

 

Los Hermanos Musulmanes, el grupo islamista que representa a la fuerza política más organizada de Egipto, advirtió sobre vestigios del régimen de Mubarak que pretenden «encender la violencia en estas circunstancias delicadas».

 

Cientos de personas participaron en crudos enfrentamientos, arrojando bombas molotov y rocas, dijeron testigos.

 

El ataque contra la iglesia fue motivado por una disputa familiar en torno a un romance entre una mujer musulmana y un hombre cristiano. Ejemplos similares han desatado incidentes sectarios en el pasado.

 

El nuevo ministro del Interior, general Mansour el-Essawy, dijo que su principal prioridad es volver a desplegar fuerzas policiales por todo el país.

 

Los grupos revolucionarios que se alzaron contra Mubarak demandaron una reorganización de las fuerzas de seguridad, incluyendo la disolución de una agencia interna que fue acusada de abusar de los derechos humanos y espiar a los ciudadanos.