El primer ministro ruso, Vladimir Putin, ordenó el martes un control de las instalaciones nucleares de Rusia y una revisión de los planes para desarrollar energía atómica, mientras Japón luchaba con el peor accidente nuclear desde Chernóbil. Las autoridades rusas trataron de tranquilizar a la población sosteniendo que la amenaza de contaminación de la crisis nuclear en Japón era mínima. Los niveles de radiación se elevaron levemente el martes en el extremo oriental de Rusia, aunque dentro de las normas, y luego retrocedieron, pese a que residentes en pánico corrieron a consumir tabletas de yodo y el Ejército ruso fue puesto en alerta para evacuar a las personas en caso de que sea necesario.
«Debemos estar preparados para la acción, no importa lo que pase», señaló Putin en una reunión de funcionarios de alto rango como Sergei Kiriyenko, jefe de la corporación estatal nuclear rusa, Rosatom, en su residencia de Novo-Ogaryovo en las afueras de Moscú.
«Le pido al Ministerio de Energía, el Ministerio de Recursos Naturales y a Rosatom que analicen la situación del sector nuclear y las perspectivas para su desarrollo en un mes y presenten los resultados al Gobierno», señaló Putin.
Las autoridades rusas han intentado calmar los temores de que Japón se enfrenta a repetir el desastre de 1986 en Chernóbil, Ucrania, en épocas de la Unión Soviética, que afectó el interés por la energía nuclear desde hace más de una década y atormentó a una generación de ciudadanos soviéticos.