El presidente estadounidense, Barack Obama, juró su cargo para un segundo mandato en una ceremonia pública en las escalinatas del Capitolio ante cientos de miles de fervorosos asistentes.
«Las posibilidades de Estados Unidos son ilimitadas», dijo Obama a los cientos de miles de asistentes que se desparramaron por el National Mall, el gigantesco bulevar flanqueado por monumentos, museos y jardines que desemboca en el Capitolio, y a millones de personas más que siguieron la ceremonia por televisión.
«Compatriotas míos, estamos hechos para este momento, y lo aprovecharemos siempre y cuando lo hagamos juntos», agregó el mandatario demócrata momentos después de su juramento, que realizó con su mano derecha en alto y la otra sobre dos biblias, una del ex presidente Abraham Lincoln y otra de Martin Luther King.
En el comienzo de un segundo período con un país dividido luego de un áspero año electoral, el primer mandatario afroamericano de Estados Unidos reiteró su llamado a la unidad varias veces en su discurso, en el que aludió a logros de su primera presidencia pero también mencionó desafíos y el duro trabajo por delante.
«Ya está terminando una década de guerra. Ha comenzado una recuperación económica», declamó Obama, de 51 años, cuyo primer mandato estuvo marcado por una recesión económica que terminó a mediados de 2009 y que se siguió de la recuperación más lenta de la historia del país después de un período de contracción.
«Ya está terminando una década de guerra. Ha comenzado una recuperación económica» «Debemos tomar las difíciles medidas para reducir el costo de la Salud y el tamaño de nuestro déficit», dijo el Presidente, que cerró el año pasado logrando un acuerdo temporal sobre impuestos y gasto estatal con la oposición republicana, que controla parte del Congreso y con la que deberá retomar negociaciones en breve.
En una mañana despejada pero fría, parado frente a un edificio del Congreso decorado con banderas desplegadas del techo hasta el piso, Obama llamó a políticos y ciudadanos por igual a encontrar puntos en común en los próximos cuatro años.
En referencia a su agenda para un segundo mandato, el presidente señaló que la nación debe responder a «la amenaza del cambio climático» y acometer una reforma inmigratoria integral, uno de los objetivos postergados de su primera gestión y una promesa a la comunidad latina, cuyo apoyo fue clave para su reelección.
«Nuestro viaje no estará completado hasta que encontremos una mejor manera de dar la bienvenida al próspero, esperanzado inmigrante que todavía ve a Estados Unidos como una tierra de oportunidad», declaró.
Al momento de jurar, la primera dama, Michelle Obama, sostuvo las biblias de Lincoln y de King, una sobre la otra, mientras su marido pronunciaba la fórmula de juramentación, todo a la vista de sus hijas, Sasha y Malia.
«Yo, Barack Hussein Obama, juro solemnemente que desempeñaré fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos, y que, empleando el máximo de mis facultades, sostendré, protegeré y defenderé la Constitución», dijo Obama con su mano derecha en alto ante el juez presidente de la Corte Suprema, John Roberts.
El vicepresidente Joe Biden juró poco antes su cargo ante la también jueza de la Corte Suprema Sonia Sotomayor.
Biden eligió a la magistrada de origen puertorriqueño, la primera hispana que toma el juramento a un vicepresidente, en otra señal hacia la comunidad latina, que votó mayoritariamente por Obama en noviembre pasado y que fue decisivo para su victoria frente al republicano Mitt Romney.
Los actos de hoy fueron puramente ceremoniales, ya que la jura formal se llevó a cabo ayer durante una breve ceremonia privada en la Casa Blanca a la que asistieron su familia y medios de comunicación, para cumplir con la exigencia constitucional de realizarlo antes del mediodía del 20 de enero.
Pese al triunfo logrado en las urnas, el entusiasmo popular fue más moderado que hace cuatro años, cuando la jura del primer presidente negro de Estados Unidos movilizó a casi dos millones de personas en torno al Capitolio.
Esta vez, se estima que unas 800.000 personas concurrieron, lo que implicaría la mayor cantidad en la historia del país para un acto de investidura de un segundo mandato.
El mandatario, acompañado de su esposa Michelle y sus hijas Sasha y Malia, comenzó la jornada de su investidura asistiendo a una misa en la iglesia metodista St John, próxima a la Casa Blanca, y en la que ofició el pastor de origen cubano Luis León, quien posteriormente bendijo la ceremonia de juramento.
Se trata de otro gesto hacia los latinos, al igual que la elección como poeta de la toma de posesión del también cubano Richard Blanco, quien además fue el primer homosexual que recibió este honor.
De la iglesia se desplazaron, junto con el vicepresidente, Joe Biden, hasta el Capitolio, donde tuvo lugar la investidura «pública», que se cerró con una actuación de la megaestrella de la música Beyoncé, que acudió acompañada de su esposo Jay-Z.
Tras un almuerzo a puertas cerradas en la sede parlamentaria con legisladores y ex mandatarios, entre otros, Obama se trasladará a la Casa Blanca, trayecto que en parte quizás lo haga caminando, como hace cuatro años, para saludar a la gente que se amontonará tras vallas de contención.
En la sede presidencial, en otra tribuna erigida durante las últimas semanas y que cuenta con un cristal blindado, Obama y su familia presenciarán el paso de un desfile tradicional que se prevé dure varias horas.
Finalmente, junto con la primera dama, Obama participará al menos en dos de los bailes que cerrarán la jornada «inaugural», en los que, entre otros, tocará el grupo mexicano Maná, al cabo de los cuales arrancará en términos reales su segundo mandato.