Murió el escritor Carlos Fuentes, símbolo de la literatura latinoamericana

Voces de todo el mundo lamentaron públicamente la muerte sorpresiva del escritor mexicano Carlos Fuentes, quien falleció este mediodía a los 83 años, en el hospital Angeles del Pedregal (México) como consecuencia de una dolencia cardíaca.

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El mexicano Jorge Volpi fue el primero en aparecer vía Twitter y dijo: «Siento terriblemente la muerte de Carlos Fuentes, el mayor novelista de México, generoso amigo», por su parte, la escritora Elena Poniatowska manifestó: «Lamento profundamente la muerte Carlos Fuentes».

El angloindio, Salman Rushdie, escribió en inglés: «RIP Carlos, mi amigo. Ayer el engaño con Gabo, pero esto es tristemente cierto». Y el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, expresó: «Cómo nos duele también la muerte del amigo y escritor Carlos Fuentes. Gran pérdida para el mundo entero».

La canta-autora Chavela Vargas despidió a Fuentes: «silencio, por favor. Mi gran amigo Carlos Fuentes se fue». En tanto, el presidente de la Real Academia Española (RAE), José Manuel Blecua, expresó sus condolencias por la muerte del escritor mexicano.

Mario Vargas Llosa, en una columna para el diario El País, escribió «Con él desaparece un escritor cuya obra y presencia han dejado una huella profunda».

«Sus cuentos, novelas y ensayos están inspirados principalmente por la historia y la problemática de México, pero él fue un hombre universal, que conocía muchas literaturas, en muchas lenguas, y que vivía de una manera comprometida todos los grandes problemas polí­ticos y culturales de su tiempo», agregó.

El poeta Juan Goytisolo, reconocido amigo de Fuentes, dijo muy afectado, que «ha muerto en la plenitud de sus dones. La suya ha sido una vida tan intensa y tan rica que solo puede producir admiración».

Mientras que el poeta Antonio Gamoneda expresó: «Creo que es una pérdida importante para la literatura en lengua española. Fuentes fue en cierto modo, poco posterior al que llaman boom de la narrativa iberoamericana, era una continuidad seria de ese boom.

Para la brasileña Nélida Piñón, «las Américas pierden hoy a un gran intelectual. Un creador cuya imaginación viajaba por todos los lugares, que nos desveló sus viajes y sus pensamientos, que el mundo eligió como modelo de sus reflexiones».

Y el colombiano Juan Gabriel Vásquez consideró que «el magisterio de Fuentes es inagotable. Varias generaciones aprendieron con él qué carajos es la literatura latinoamericana».

Pilar Del Río, viuda del escritor José Saramago, afirmó que «Carlos era un amigo de una generosidad sin límite» y el director del Instituto Cervantes de España, Víctor García De la Concha, señaló que Fuentes: «era profundamente mexicano y, a la vez, el gran defensor de la idea de la lengua española como `territorio de La Mancha`.

García de la Concha recordó que Fuentes hablaba de mancha porque el español se extiende «como una mancha y porque es una lengua manchega y manchada, mezcla de sangre judía, árabe, cristiana, quechua, maya y mucho más», concluyó.

«Fue un gran escritor, muy preocupado por la literatura y la cultura de América Latina y de Europa. Cuando pasó por Buenos Aires estaba lleno de vitalidad, con planes, con fe en la literatura. Esto es un golpe, una injusticia, lo lamento muchísimo, era un amigo», dijo el escritor argentino Noé Jitrik.

Y contó: «tuvimos una buena relación de trabajo en Guadalajara. Siempre estuvo muy preocupado por la literatura y la cultura de América Latina y de Europa. Su obra es compleja, interesante, de una diversidad de temas que revelan una gran inquietud. Además, amó profundamente la Argentina, lugar donde vivió en su juventud».

A su vez, la escritora y crítica Elsa Drucaroff dijo que recordaba a Fuentes como «un escritor enorme. Me marcó su novela `La muerte de Artemio Cruz` (1962). Fue parte central de las experimentaciones de la novela latinoamericana de finales de los 60; sus lecturas eran cruces entre las posibilidades narrativas y el pensar de una realidad socio histórica».

«`La muerte de Artemio Cruz` me deslumbró. Si es que vale considerar la obra de un autor a partir de un solo libro, yo admiro ese», expresó el escritor Martín Kohan.

Y Alejandro Dolina, consternado, dijo «estoy en Madrid y no sabía nada. Es una verdadera lástima, qué mala racha por estos días, primero Caloi, y ahora esto».

Dalmiro Sáenz, a su vez, contó que coincidió con Fuentes en México y en Argentina: «era un tipo muy humano, linda persona, un pensador importante».

Por último, el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, expresó: «Maestro incansable de las letras, referente indiscutible de la cultura latinoamericana, Carlos Fuentes escribió una veintena de novelas con las que no dejó de cosechar lectores entre los grandes públicos del mundo».

«Era uno de los más encumbrados referentes del boom de los años 60, esa escena literaria que puso en valor la escritura de América Latina y elevó la estima de todo un pueblo, que supo reconocerse en ella», apuntó.

Entre los principales libros de Carlos Fuentes figuran «La muerte de Artemio Cruz», «La región más transparente», «Cambio de piel», «Las buenas conciencias», «Aura», «Zona sagrada», «Cumpleaños», «La cabeza de la hidra» y «Agua quemada». 

 

Además, «Gringo viejo», «Cristóbal Nonato», «La campaña», «Los años con Laura Díaz», «Instinto de Inez», «La silla del águila», «Todas las familias felices», «La voluntad y la fortuna» y «Adán en Edén».

Entre sus libros de cuentos figuran «El naranjo», «Cantar de ciegos», «Los días enmascarados», «La frontera de cristal. Una novela en nueve cuentos», «Cuentos fantásticos», «Cuentos naturales» y «Carolina Grau».

El escritor español Juan Goytisolo, recién enterado del fallecimiento, y promotor de una ruptura ideológica al interior del bloque de escritores latinoamericanos a causa del caso Padilla en Cuba, dijo «sentirse muy afectado. Son 60 años de amistad. Sepan entender mi silencio», dijo el autor de «Señas de identidad» en breve diálogo con esta agencia.

En 1954, Fuentes resultó atacado en su país como «antinacionalista» por la publicación de «La región…». Sin embargo, el entonces director del Fondo de Cultura Económica (FCE), Arnaldo Orfila hizo oídos sordos a la reacción y mantuvo el libro en el mercado.

Entonces, recordó Fuentes hace unos años, «la novela también recibió el respaldo, nada menos que de Julio Cortázar, Salvador Novo, Luis Cardozo y Aragón, José Lezama Lima y Miguel Angel Asturias. Con esas cinco voces respaldándome yo iba en `caballo de hacienda`», aseguró.

El escritor negó que el personaje, Ixca Cienfuegos, estuviera inspirado en el poeta y ensayista Octavio Paz: «¡Por Dios! Eso no es cierto. El personaje surgió hace 40 años de mi imaginación y del misticismo».

Fuentes, además de escritor y periodista de barricada, intelectual en el sentido más clásico, era un bon vivant, un hombre que había conocido el mundo desde joven, y un sponsor de la mejor literatura continental: César Aira, Martín Caparrós y Leopoldo Brizuela pueden dar cuenta de su generosidad, entre muchos otros, incluyendo algunos artistas plásticos locales.

En 1994, junto a Gabriel García Márquez inauguró la Cátedra Julio Cortázar de la Universidad de Guadalajara, coincidiendo con los diez años del fallecimiento del escritor argentino.

El propio Fuentes es el que contó cómo decidieron una noche helada en París, viajar en tren hacia Praga (junto a Cortázar y García Márquez) para visitar a Milan Kundera, y quedar anonadados e insomnes por los conocimientos de jazz de los que hizo gala en esa travesía el autor de «Rayuela».

En 1999, perdió un hijo. Y en 2005 su hija, que murió sorpresivamente a los 19 años. Fuentes jamás pudo recuperarse de esas pérdidas, que marcaron -desde ese momento- todo lo que escribiría. Así y todo, tuvo fuerzas para escribir un ensayo en contra de la política exterior estadounidense en el Medio Oriente, al tiempo que festejaba la caída del Muro de Berlín.

¿Es momento de pensar su escritura? Su texto, influido por Jorge Luis Borges, José Lezama Lima, Jorge Iberguengoitía, Góngora, Quevedo y el cine de Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni, nunca dejó de apreciar la llegada de las novedades, las nuevas voces y los nuevos estilos, convencido como estaba, que gran parte del futuro de la literatura estaba en América latina.