La coqueta capital de Misiones tiene lugares muy particulares, cuyo atractivo se vio realzado por las obras que revalorizaron el trazado costero con las avenidas más lindas del noreste argentino. Claro que, paralelamente, se ponen al alcance del público miradores naturales que en han sido escenario de por lo menos tres accidentes fatales y, en otro caso, con lesiones de gravedad. Quizás sea tiempo de ir pensando en medidas de seguridad o de contención más adecuadas, porque está visto que las simples barandas ya no alcanzan.
Un cerro fatídico
El «Cerro Pelón», otrora sede de residentes de clase media y media baja, algunos sin títulos de propiedad, está en un vértice cuyos lados son la avenida Roque Pérez y Costanera). Las obras les dieron otro valor a las propiedades. Quienes pudieron vendieron y muy pocos residentes originales conservaron sus balcones naturales a la transitada vía costera y el horizonte amplio que sin obstáculos visuales se ofrece al este, teniendo ante sí al río Paraná y la próxima ciudad paraguaya de Encarnación.
Con el tiempo mejoró el trazado de calles y en un entramado de salidas peatonales internas transcurre la vida, con atractivos miradores de acceso público a lo largo de pocas cuadras breves, con alguna arteria inconclusa.
La fatalidad llamó a la puerta de un vecino el lunes 23 de octubre de 2005, a las cinco de la tarde, bajo un cielo de nubes que preanunciaban lluvia.
Valerio Amarilla, un changarín de 47 años, buen hombre y vecino ejemplar (como lo recuerdan quienes lo conocieron), falleció en el acto, producto de una caída de casi cinco metros de altura desde el cerro Pelón e impactar contra la vereda de la avenida costanera.
Amarilla estaba solo en su humilde vivienda de madera cuando vio que frente a su casa (en La Costanera) había una exhibición de autobombas de la Policía.
Al asomarse vio que entre el público había un conocido suyo, a quien quiso saludar acercándose al borde. Por razones que se desconocen, perdió pie y cayó al vacío con la consecuencia fatal señalada.
Este año, el Día de los Enamorados, se recordará en la zona como un día muy triste.
El lunes 14 de febrero, alrededor de las 10:00, un joven de 24 años, identificado como Lucas D. L., cayó desde el mirador de General Paz y Marcos Otaño. Según informaron vecinos de la zona, el muchacho se encontraba ingiriendo bebidas alcohólicas en el mirador.
Trasladado de urgencia al Hospital Madariaga, con lesiones evidentes en la cabeza, lamentablemente falleció dos semanas después del accidente, el 18 de febrero.
Este domingo 5 de junio, se informó del fallecimiento de Rodrigo Nicolás Maciel, de 31 años, quien quiso sentarse en un muro del «Cerro Pelón» y se precipitó al vacío poco antes de las 10:00.
Fueron testigos del episodio mortal sus amigos, con quienes estaba consumiendo alcohol.
En «La Cascada»
A unos mil metros al sur de la avenida Mitre, sobre el llamado cuarto tramo de la Costanera de Posadas, se encuentra un área conocida como La Cascada, con un paredón que llega a los 20 metros, vestigio de una vieja cantera.
En un ángulo también hay un atractivo mirador que convoca algunas personas que disfrutan ver el amanecer o de una temperatura más agradable en el ocaso.
Este sábado 4 de junio una mujer de 28 años de edad fue trasladada al cercano hospital Ramón Madariaga con lesiones de gravedad: había caído desde unos 15 metros.
Testigos refieren a una discusión de la mujer con su pareja, alrededor de las 10:00, quienes habían estado tomando cerveza.
El examen médico indica que la mujer, identificada como Vanesa G. presentaba, “politraumatismo de miembro inferior derecho, sin pérdida de conciencia, traumatismo de tórax, traumatismo de miembro superior derecho, al momento del examen presenta aliento etílico». Además, se procedió a la extracción de sangre para posterior examen de alcoholemia.
Su pareja Diego D.R., también de 28 años de edad, presentaba “escoriaciones en cuello, tronco y extremidades, herida cortante en cuero cabelludo y aliento etílico». Además, en el lugar la bioquímica de turno procedió a realizar examen de alcoholemia dando como resultado positivo 1,26 gramos de alcohol en sangre.
Los investigadores pudieron establecer donde conviven los protagonistas del hecho y relevaron el lugar para ver si había rastros de violencia previa al suceso, testeándose manchas de color escarlata, compatibles con sangre.
Por la tarde, la mujer dio su primera versión de lo sucedido.
De sus dichos pude inferirse que la caída fue como consecuencia de una discusión y pelea en el mirador.
Contó que su novio le habría arrebatado el teléfono celular y arrojado del otro lado de la baranda metálica de contención y que ella traspuso el límite para intentar recuperar el dispositivo, que quedó sobre el barranco, momento en que resbaló sobre unas piedras y cayó al agua del estanque artificial, atenuando de alguna manera el impacto directo sobre superficie sólida.
El novio, quien se encontraba ebrio al momento del hecho, continuará detenido ante la sospecha de que habría empujado a su pareja, notificado por el juez de la causa por “homicidio en Grado de Tentativa”.