Los allanamientos en las propiedades de la familia de Lázaro Báez no generaron hasta ahora grandes descubrimientos del «tesoro K», pero sí despertaron la preocupación en el entorno del empresario kirchnerista, que se entera por la televisión de la cárcel de Ezeiza cada paso que da la Justicia. Y el propio Báez dio una instrucción precisa a su familia.
De hecho, Norma Calismonte rompió ayer un eterno silencio de más de doce años para aclarar que ella no dirá nada sobre los negocios de su marido bajo la lupa: «Es mentira lo que dicen que voy a hablar si detienen a mi hijo». Así, descartó prender el ventilador en el caso de que el juez federal Sebastián Casanello ordene detener a Martín Báez (foto).
«Es mentira lo que dicen que voy a hablar si detienen a mi hijo», sentenció Norma -esposa de Lázaro-.
Pero a Báez lo que más le importa por estas horas es la seguridad de su familia. Es que, según publicó Clarín, tres de sus cuatro hijos habrían recibido amenazas intimidatorias para asegurarse de que ninguno cuente lo que sabe sobre personajes en las sombras de la «Ruta del dinero K».
A través de sucesivas llamadas telefónicas, Martín habría escuchado de una voz extraña datos precisos de él, Luciana y Melina sobre sus actividades cotidianas en la provincia de Santa Cruz. Ni bien se entero de lo sucedido, Báez habría pedido no sólo realizar la denuncia ante la Justicia sino también protección para todos.
Según fuentes de la investigación,las llamadas telefónicas habrían sido realizadas desde un teléfono celular activado en una galería de la Avenida Corrientes, de la ciudad de Buenos Aires, yapagadollamativamente en la intersección de las callesViamonte y Reconquista.
«¿Sabes quién tiene sus oficinas en Viamonte al 300?», ironizó, según Clarín, uno de los funcionarios con acceso a la investigación en clara referencia a Rudy Ulloa Igor. Es que en los últimos días, ese mismo medio había advertido sobre el miedo que el empresario kirchnerista le tiene al ex chofer de Néstor Kirchner.
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