Gerontología | La incontinencia urinaria devenida en insulto viejista

Los comunicadores que deben abordar cuestiones que involucran a personas mayores manejan un lenguaje flojo, de sinonimia paupérrima.

Jubilados, abuelos, sexagenario, septuagenario, octogenario, nonagenario… Son los recursos más habituales para ubicar en tiempo y espacio a una persona mayor (aunque no sepan bien su edad, pero todo vale).

No voy a explayarme aquí sobre este tema específico, pues da mucha tela para cortar, sino que lo tomo como partida para ingresar a un terreno más desagradable y complejo.

A las expresiones insultantes habituales de viejo de mierda, verde, choto, pelotudo, pajero, ignorante… siempre con el adicional de “viejo”, se suma una nueva variante que se ha popularizado –lamentablemente- desde la política.

Estoy hablando de los viejos (y viejas) meados (meadas).

Nuevamente, desde la política, el espacio que debe ofrecer cuidado, protección e inclusión a todos los ciudadanos, surge este modo violento de descalificación, y –recurrentemente- con eje en patologías.

Puede parecer muy fácil adjudicar una enfermedad (cáncer, por citar una) o un síndrome (down o autismo) a aquellas organizaciones o personas que se detesta, de manera irracional, prejuiciosa y estigmatizante. Y por cierto habla muy mal de quien expele odio y rencor insano contra el destinatario del exabrupto.

¿Qué es la incontinencia urinaria?
La incontinencia urinaria es la pérdida del control de la vejiga o la incapacidad de controlar la micción (orinar). Es una afección común. Puede variar desde un problema menor hasta algo que afecta en gran medida su vida diaria.
¿Quién está en riesgo de tener incontinencia urinaria?
En los adultos, tiene un mayor riesgo de presentar incontinencia urinaria independientemente del género.
Si es mujer, especialmente después de pasar por un embarazo, un parto o la menopausia
Si es adulto mayor, a medida que envejece, los músculos del tracto urinario se debilitan, lo que dificulta la retención de orina
Si es un hombre con problemas de próstata.
Si tiene ciertos problemas de salud, como diabetes, obesidad o estreñimiento prolongado o si es fumador, entre otras tantas causas, incluidas las psicológicas.

Existen numerosos tratamientos para tratar la incontinencia urinaria, aunque en edades avanzadas se recurre sin más al uso de pañales.
La incontinencia urinaria genera inseguridades, apatía, cólera, sensaciones de rechazo, retraimiento, falsos mitos y creencias erróneas. Estos sentimientos pueden llegar a desencadenar procesos patológicos como cuadros depresivos, sobre todo en mujeres.
La mayoría de los problemas relacionados con la incontinencia urinaria tienen relación con las limitaciones físicas del día a día, principalmente interfiere en las relaciones sociales y emocionales. Provoca vergüenza, tristeza, falta de vitalidad, baja autoestima y depresión en muchos casos.

Insultar a una persona con la perversa expresión de viejo meado o vieja meada, si es que -además- el destinatario de semejante acto de violencia padece una afección de este tipo, no hace más que agravar su condición y es un duro golpe humillante que no debemos permitir bajo ningún concepto y merece ser repudiado.

Los «ingeniosos» autores de actos denigrantes como el descripto están muy lejos de ser superiores intelectual, estética ni, menos aún, moralmente. Muy por el contrario, representan a lo más espantoso de la sociedad y que, ridículamente, se tiran un tiro en el pie, porque a ellos también les alcanzará la vejez. (Alejandro Miravet, periodista gerontólogico, diplomado en Asistencia Gerontológica Integral – SAGyG-)