Obispo emérito admitió cercanía entre miembros de la Iglesia y militares de la dictadura

El ex obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Mendoza y ex capellán auxiliar del Ejército en la capital mendocina y obispo emérito de la diócesis de Zárate-Campana de Buenos Aires, monseñor Rafael Rey, reconoció la cercanía de miembros de la iglesia con los militares durante la última dictadura. Monseñor Rey, de 78 años, quien fue capellán auxiliar de la unidad de Ejército Compañía de Comunicaciones de esta capital durante la dictadura militar, reconoció que ante las desapariciones de personas «la iglesia no tuvo la dureza para enfrentar lo que estaba ocurriendo frente a los militares».

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En su extensa exposición y luego interrogado por los querellantes y miembros del tribunal, recalcó en todo momento que «no recordaba nombres», tampoco dio detalles sobre conocimiento de castigos o personas torturadas de acuerdo a los reclamos de familiares que el mismo recibía.

 

Ratificó que su función como capellán auxiliar en la Compañía de Comunicaciones de esta ciudad sólo era de «hablar, dar catequesis y confesiones, tanto a miembros del Ejército como víctimas detenidas».

 

Desde el inicio del juicio oral el 17 de noviembre de 2010, el tribunal escuchó diversos testimonios de víctimas que dieron detalles sobre las torturas y golpes recibidos cuando estaban detenidos en la Compañía de Comunicaciones.

 

Los otros centros de torturas funcionaban en el D2 de la policía mendocina, y la comisaría 27 de Godoy Cruz.

 

El representante de la iglesia, obispo emérito de la diócesis de Zárate-Campana, provincia de Buenos Aires, expuso hoy como testigo en una nueva jornada del juicio oral por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar en el que son juzgados ocho imputados en 19 causas.

 

El Tribunal Oral Federal número uno estuvo presidido por Antonio González Macías, e integrado por Alejandro Piña y Héctor Cortes.

 

Pablo Salinas, uno de los querellantes y miembro del Movimiento Ecuménico de los Derechos Humanos, al evaluar los testimonios de monseñor Rey, resaltó que el prelado «reafirmó lo que ya decían los distintos testigos que han pasado por el alto tribunal, en el sentido que no tuvieron ninguna respuesta de la iglesia mendocina cuando hacían llegar sus pedidos de ayuda ante esta diócesis por desapariciones de personas».

 

Recordó Salinas la participación de monseñor Rey al nombrar capellán para la policía mendocina el ex sacerdote Oscar Moreno, cuya repartición tenía a su cargo el Departamento D2 uno de los máximos centros de torturas, del que «no podría desconocer (Rafael Rey) lo que allí sucedía», reflexionó el querellante mendocino.

 

Monseñor Rey estuvo en el Arzobispado de Mendoza 26 años (1967-1992), comenzó siendo secretario canciller, después vicario general y por último obispo auxiliar, además de capellán auxiliar del Ejército (1975-1983), y por último obispo emérito de la diócesis de Zárate en Buenos Aires, y titular de Cáritas.

 

En la apertura de sus testimonios, el representante de la iglesia mendocina manifestó que «desde que comenzó el período de la dictadura militar, en la Arquidiócesis local, a cargo de monseñor Olimpo Santiago Marisma (fallecido) se empezó a atender en el arzobispado a familiares de desaparecidos».

 

En su larga exposición, monseñor Rey recordó que en el Arzobispado mendocino «se confeccionó una lista con datos de más de cien familias» especificando que «esas listas hoy no las tiene porque las destruyó».

 

En cuanto a las gestiones realizadas desde el Arzobispado por la búsqueda de desaparecidos, reseñó que junto con el arzobispo Santiago Maresma (fallecido) buscaron ayuda dirigiéndose al entonces ministro del Interior, general Albano Harguindeguy, ante la embajada de Estados Unidos (no recordó el nombre del embajador) y ante el nuncio apostólico Monseñor Pio Laghi.

 

«Ahí terminaron nuestras gestiones, nunca tuvimos respuesta y nadie nos dio información sobre desaparecidos», justificó en uno de los tramos de su testimonio.