El día que Pablo Neruda recomendó a Ramón Ayala

Cuando Ramón Ayala decidió musicalizar el poema número 20 de Pablo Neruda, emprendió la tarea con mucho coraje. Es que aquello de «Puedo escribir los versos más tristes esta noche», le había subyugado a tal punto que tuvo la inquietud artística de ponerle melodía. Pero lo hizo con respeto, y con humildad,  aunque también con algo de audacia. Es por eso que cuando lo cantó por primera vez en la peña de un amigo en Mar del Plata, aclaró a los presentes que era una demostración íntima e inédita, que era una música no registrada. Dicho en otras palabras, era solo para ser escuchada esa noche. Cuál fue la sorpresa de Ramón que a las tres semanas oyó su propio tema en Radio Belgrano. ¡Un intérprete que había estado en la peña lo había grabado y lo estaba difundiendo! El poema 20, uno de los más conocidos del libro 20 poemas de amor y una canción desesperada, acababa de ser editado en forma musical  ¡y aún no había sido registrado!

La mayor preocupación del autor no era registrar el tema, sino hacerlo sin el visto bueno de Neruda, eso le parecía una falta de respeto. Inquietado por esta cuestión, fue primero a ver a la discográfica a ver si podía detener la circulación del disco. El dueño del sello discográfico le miró asombrado: «Señor, usted va en contra de la corriente, todo el mundo busca el éxito, y ahora que usted ha logrado un tema exitoso, quiere anularlo».

Lo que tal vez no sabía el dueño de la discográfica, era que el éxito seguía los pies de Ramón Ayala donde iba, y que el creativo músico nacido en un pueblo de Misiones transmutaba toda circunstancia humana y paisaje terrenal en el más puro arte.  Hay que aclarar que Ramón es una persona que vive en estado de poesía, creando continuamente. Un hombre que puede ir al mercado a comprar un kilo de pan, quedarse embelesado con los ojos de la cajera, recitarle unos versos primero, y componerle una nueva música después. Este caudal de inspiración lo acompañó desde chico, desde su Garupá natal.

En una ocasión, ya de joven y en Buenos Aires, cuando volvía del trabajo en colectivo, escuchó tararear un ritmo pegadizo a su hermano, que viajaba con él. Ramón le pidió que le repita la melodía que estaba silbando. Y la completó. Y le puso letra. El hermano se llamaba Vicente Cidade y tenía entonces 17 años. Juntos, acababan de componer El Mensú, a finales de la década del 40. Tiempo después, Ramón Cidade decidió convertirse él mismo en Mensú, en homenaje a los más desprotegidos, a quienes canta, y llamarse Ayala, en homenaje a un hombre solidario que conoció en su niñez. Cuando los hermanos Cidade compusieron el tema en un colectivo de La Boca, jamás imaginaron que tiempo después Ernesto “Che” Guevara, combatiendo en Sierra Maestra, usaría ‘El mensú’ como tema de aliento en sus batallas. Y que luego además el mítico «Che», ya como ministro en el gobierno cubano, lo invitaría a Ramón, estando en Cuba, a departir poesía y música.

Pero el derrotero del Mensú ya habia comenzado tiempo atrás, cuando un intérprete pidió a Ramón para grabar por primera vez el tema, y éste lo acompañó con la guitarra. Salía la primera grabación de El Mensú, en la voz de un cantante hasta ese momento poco conocido cuyo nombre artístico era Horacio Guarany. La grabación de El Mensú, entre otros temas, le sirvió al cantante para realizar una gira por Europa. Horacio Guarany volvió de Europa hecho una estrella del folklore.

Así las cosas, no es de extrañar la respuesta que le dio Pablo Neruda al Diario de Carlos Paz, de Pedro Jorge Solans, a través de una periodista enviada por el propio Solans a Isla Negra: «¿Y usted viene de Argentina a buscar poesía social? Ustedes tienen El Mensú, y le tienen a Ramón Ayala», habría dicho el Premio Nobel, considerado por muchos el máximo poeta chileno.

Con semejante recomendación de Pablo Neruda, y después de que el poema 20 fuera grabada por Juan Manuel Serrat, y en una versión aún más deliciosa por la cantante chilena Ginette Acevedo, y más, enterándose uno que por ejemplo el tema El Cosechero fue grabado en más de 90 países y traducido en varios idiomas, podríamos pensar que el teléfono de Ayala no pararía de sonar, que no habría festival de folklore nacional al que no invitaran. Sin embargo, y a pesar de haber creado un ritmo nuevo, el gualambao, para regalarle un elemento de identidad a Misiones, provincia a la que ama, recién fue convocado a Cosquín en el año 2000 como parte de la delegación oficial de su provincia (El Mensú fue compuesto a finales de la década del 40, y grabado casi diez años después, en la década del 50). En el año 2010, el cantante Joselo Schuap, viendo que Ramón Ayala no estaba en la programación, le dio un tiempo de su propio espacio para cantar.  ¡Ya había pasado medio siglo desde que Mercedes Sosa grabara sus temas!

En Misiones, provincia donde nació, es un personaje muy querido, sumamente apreciado, aunque la mayoría de la gente ignora la impresionante trayectoria de sus temas, no miden su dimensión. Y tampoco se preguntan mucho por el Ramón Ayala hombre. Pocos saben que a los diez años era alumno destacado de la escuela de niños expósitos fundado por Quinquela Martín, que dibujaba y pintaba a esa edad a la perfección, y ya creaba guiones con introducción, nudo y desenlace (están los cuadernos originales de Ramón, que su maestro le obsequió, años después).

¿Porque entonces conocemos tan poco del Ramón Ayala persona?. Tal vez porque  la obra de Ramón eclipsa al hombre.

No conozco habitante nacido en Posadas que no haya tarareado alguna vez en su vida Posadeña Linda, camino a la escuela o al trabajo, pero los reconocimientos auténticos hacia la inmensidad de Ramón Ayala, equiparada a la de Atahualpa Yupanqui, le falta algo de oxígeno. Hasta hay gente que niega que Ramón haya creado el gualambao,  un ritmo hoy bastante conocido que se puede apreciar en Canción del Uruguay, otro de sus éxitos.

A la descalificación de algunos pocos, que niegan que un creador serial pueda producir un compás nuevo, con melodía guaraní y ritmo afro, Ramón contesta de la forma más elevada que se pueda concebir de un artista: creando otro ritmo. Esta noticia fue conocida hace días en el Festival del Litoral, que celebró recientemente sus 50 años en Posadas, y donde Ramón, con 92 años (acompañado de cerca por su amada compañera, María Teresa Cuenca, quien vela por él desde hace cuarenta años), subió al escenario a cantar sus éxitos.

El dato del nuevo ritmo, que será develado en breve a través del trabajo “Inéditos de Ramón Ayala”, lo debemos al músico chaqueño Rubén Tolosa, quien se tomó treinta años para recoger datos e información sobre la vida y obra de Ramón Ayala, y lo volcó en el libro Mensajero de la Tierra Roja, biografía recién publicada. El nuevo ritmo creado por Ramón Ayala, llamado Paso Carayá, será a dado a conocer muy pronto.

Ramón Ayala, El Mensú, considerado por muchos como el máximo artista nacido en la tierra colorada, al momento de escribir estas líneas, y con más de nueve décadas de existencia, continúa emanando energía y arte donde transita, recitando poesías espontáneas o creando nuevos temas musicales, enamorándose de cuanta figura femenina se le cruza, pintando con palabras o con el pincel los cuadros de la vida. Retratando musicalmente como nadie antes lo hizo esta exhuberante región litoraleña. Contagiando música y poesía cada huella que pisa, en esta sagrada Tierra sin Mal.

(Aníbal Silvero)