

Fuente: Diario El Territorio, Misiones
En estado silvestre, alcanza una altura de entre 12 y 16 metros y existen yerbales de hasta 100 años en algunas reducciones jesuíticas.
Para facilitar la cosecha, las plantas son podadas hasta 2 veces al año a una altura de 2 metros en promedio.
«América nació bebiendo mate»
Fue de fundamental importancia en los hábitos alimenticios de las tribus sudamericanas, razón por la cual se tratará de explicar los orígenes de la yerba mate a través de leyendas y atribuyéndole valores místicos.
Así, según la tradición corriente en la región del Guaira, fue Santo Tomé quien le enseño a los indios a preparar la yerba mate, ya que hasta ese momento no era torrada sino masticada.
De igual manera los xetás, indios que habitaban en la Serra dos Dourados, que ingerían la hojas varias veces al día como alimento, cuando se trasladaban a la vera de los ríos para saciar su sed.
Cuando los españoles ocuparon el Alto Paraná, que resultó en la fundación de Asunción de Paraguay en 1537, ya encontraron el uso del mate arraigado en las costumbres indígenas.
En la primera década del siglo XVII, cuando se instala la Compañía de Jesús, en una vasta región con jurisdicción española, no les pasó inadvertida la actitud esclavizadora del español ante los indios. Fundaron las Trece Reducciones Jesuíticas del Guaíra, con el objetivo de catequizar a los Tupi-Guaraníes, buscando convencerlos para que abandonaran el uso de la yerba mate que para los padres jesuítas era un vicio, contagiado a hombres, mujeres, niños por sus supuestas propiedades afrodisíacas, que llevó a los mismos a denominarla «Yerba del diablo».
Viendo lo inútil de sus esfuerzos por modificar las costumbres indígenas, los misioneros incorporaron el mate a sus hábitos alimenticios, percibieron el valor nutritivo y la importancia comercial de la yerba mate.
Comenzaron entonces a estudiar su ciclo vegetativo tratando de desarrollar su cultivo en las cercanías de las reducciones, para evitar los traslado largos en busca de la misma, para ello usaron plantines que trajeron de la sierra de Maracaju en Mato Grosso. La destrucción de las reducciones por parte de los paulistas, que llevaron consigo de regreso a millares de indios, alentó el uso de la yerba mate a la que llamaron congonha, que pasó a ser consumida también por los portugueses.
Los indígenas tuvieron gran importancia, no solo por transmitir al colonizador el uso de mate, sino también por dejar una influencia notoria en la lengua (sobre todo quichuas guaraníes y caingangues), cuyas expresiones fueron incorporadas al vocabulario corriente en las regiones yerbateras:
Barbaquá (guaraní). Derivado de eberaquá, significa agujero para leña, horno.
Caá (guarani) – Yerba mate.
Caá – Yari (guaraní) – Diosa de los yerbatales.
Caiguá (guaraní) – (Caá:yerba), (¡:agua), (gua:recipiente)- recipiente para el agua de la yerba mate: mate.
Cangoy (caingangue) – denominación que le daba a la yerba dicha tribu. Significa lo que
alimenta. De este término se originó la palabra congonha.
Cancha (quichua) – Lugar donde se hace la trituración de las hojas de yerba. De este término
se origina la palabra cancheado.
Carijo (guaraní) – quiere decir yerba encima del fuego.
Estructura sobre la cual se secan las ramas de yerba para secarla.
Cuia (guaraní) – fruto del poronguero o mate, mate.
Sapeco (guaraní), (sa:ojo) y (peco:abrir) quiere decir abrir los vasos de la hoja de yerba
deshidratándolas a través de la acción del fuego.
Tereré (guaraní) – mate que toman con agua fría, algunas tribus del sur del Brasil, llamado
también mate paraguayo.
Uru (guaraní) – nombre dado a la persona que revuelve a la yerba en los barbaquás.
Fuente: El Mundo y sus Plantas
Montecarlo, Misiones