El Concejo Deliberante de Posadas aprobó un proyecto que ordena la instalación obligatoria de relojes en salas de juegos de la capital provincial, por el cual se pretende dar más herramientas a la comunidad a fin de combatir la ludopatía.
La propuesta del concejal Raúl Aníbal Fortte tiene un objetivo muy claro y es que aquellos vecinos que asiduamente concurren a las Salas de Juego y Casinos de nuestra ciudad no pierdan la noción del tiempo dentro de las salas de juego y apuestas.
El autor del proyecto expresó al respecto: «Estoy profundamente convencido que debemos utilizar todos los medios a nuestros alcances para poder brindar protección concreta y como dicen los especialistas no hay mejor remedio que la prevención y con esta medida queremos ayudar a prevenir la ludopatía «.
El edil remarcó que «los casinos son, psicológicamente, un campo minado. Su diseño arquitectónico, así como todo su contenido, tienen una función metódica concebida para que nuestros vecinos, gasten su dinero adentro. Algunas tácticas que utilizan son tan evidentes que nos dan en las narices, mientras que otras son engañosas y sutiles. Sin embargo, todas ellas juegan un papel importante en la psiquis de los jugadores y los hacen sentirse cómodos, queridos, y sobre todo, optimistas. Pero existen dos de los «secretos» recurrentes a que apelan los casinos, uno es la ausencia total de relojes y el otro es la disposición de las máquinas y mesas que le dan una forma de laberinto, a estos los complementan muchos otros como el excesivo buen trato, los regalos, las promociones, los sorteos, el alcoholo los buenos espectáculos, etc.».
Posadas es una ciudad sobre poblada de lugares para el juego y el azar no hay que ser muy erudito para darse cuenta que salimos a dar unas vueltas por el barrio y vemos agencias de quinielas con maquinitas traga monedas, salas de juegos pequeños pero dispersados por toda la ciudad; es más, un micro centro con muy pocas manzanas, posee dos salas grandes dentro y dos pequeñas que lo circundan una en centenario y corrientes y otra en el parque paraguayo» y esto más que un negocio se está tornando en una trampa para aquellos que día a día luchan por alejarse de un vicio tan complicado que sumió a muchos misioneros en la miseria, subrayó.