En la noche del jueves santo se llevó a cabo la misa de las Misiones en las Reducciones Jesuíticas de San Ignacio. La celebración fue presidida por Monseñor Juan Rubén Martínez, quien estuvo acompañado por el canciller Diocesano Presbítero Sebastián Escalante y algunos de los seminaristas del Seminario Diocesano Santo Cura de Ars. Además, estuvo acompañada por los músicos misioneros y por el coro universitario, todos desde la distancia respetando y tomando los recaudos necesarios. Los organizadores destacaron la colaboración del Ministerio de Turismo de Misiones. Durante la homilía el obispo de la diócesis de Posadas destacó el sacrificio de amor realizado por Jesús en el marco del misterio pascual. El oficio en que la Iglesia católica conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena y el lavatorio de los pies realizado por Jesús , fue transmitido por la TV estatal, ya que no hubo feligreses, atendiendo a la cuarentena vigente.
Desde hace varios años se celebra la Misa de las Misiones en ese espacio histórico. Para no romper esa tradición, volvió a suceder, pero con la particularidad de no contar con público.
Compartimos algunos fragmentos de la homilía: “Cuando amamos bien, reverdecemos a la vida”
Iniciamos la celebración del misterio de la pascua con este triduo pascual. Este misterio es el misterio más importante y grande de nuestra fe, por eso nos reunimos para recordarlo.
Celebramos hoy la misa donde el Señor instituye la eucaristía, donde Él nos dará su propia vida.
Este es el misterio de la Pascua. El Señor hecho hombre. Se transforma en uno de nosotros y nos da su vida.
Sabemos que La vida triunfa sobre la muerte. Qué bueno es en esta circunstancia celebrar este misterio de la pascua. Qué lindo es celebrar el misterio en este lugar tan cargado de historia, de vida y de nuestro antepasado. Algunos padres evangelizadores estuvieron en esta comunidad como también lo hicieron en Loreto y Santa Ana.
Es llamativo lo que ocurre hoy aquí, esto lo venimos haciendo hace algunos años, todos los años el Señor nos sorprende de diferentes maneras, este año nos toca un nuevo contexto, un nuevo espacio. Hoy con una plaza vacía, pero siempre está plaza está llena.
Qué bueno es reunir este momento tan importante con la cultura. Todo esto conforma lo que somos y lo que soñamos. Queremos celebrar esto en Solemnidad y con alegría.
Esta pascua queremos internalizarla en nuestro corazón como cristianos. Esta es una realidad con la pandemia, hoy queremos estar con nuestra gente y estamos gracias a los medios de comunicación y a las redes sociales. Dios quiere estar con nosotros también.
Queremos especialísimamente agradecer a todos los que nos han permitido celebrar esto.
Pensemos en Jesús y en lo que ocurrió el domingo de ramos. En una situación compleja subió a Jerusalén. Él ya estaba condenado, lo sabía, pero andaba en los alrededores. Se acercaba la pascua y subió igual.
En Jerusalén nos acercamos al lugar donde vivimos el misterio pascual. Previamente a esto Jesús en la última cena con sus amigos, instituye el sacerdocio. Decimos que está noche es la noche de la caridad, justamente porque Él decide darnos todo. Consagrados el pan y el vino se transforman en cuerpo y sangre que se quedan para siempre.
El maestro esa noche se puso al servicio. Lavó los pies de los Apóstoles. Él dio la vida por los demás y eso es el gran símbolo del amor.
Las autoridades se lavan las manos, pero sin embargo lo sentenciaron a muerte.
Qué bueno es que nosotros podamos acompañar al Señor en este misterio, en su pasión.
Hoy queremos integrar tantos dolores, de esta pandemia, queremos poner todo lo que ocurre en la Eucaristía que celebramos. Pero también los gestos de solidaridad, muchos servicios silenciosos, los médicos, las enfermeras, los comunicadores y muchos otros como los camioneros y los recolectores que hacen muchísimo para que podamos salir de este aislamiento. Es hoy cuando podemos percibir cuán importante es cada uno en la red social en la que vivimos.
Pensemos que la avaricia nos puede ganar el corazón y la soberbia también. La indiferencia del mundo. En estas situaciones nos damos cuenta de que somos iguales, quizás en este misterio de la pascua donde acompañamos a Dios hecho hombre nosotros también estemos llamados a reflexionar si tendremos que rever si somos solidarios, que nos demos cuenta de que todos son dignos de su amor.
La Eucaristía que celebramos es el amor de Dios expresada por el mismo. Buscamos un mundo más solidario con nosotros, con la naturaleza. Estamos llamados a construir un mundo a semejanza de Dios. El hombre está llamado a construir sanamente.
Celebramos esta misa en el misterio de la Pascua. Celebramos el amor. Y el servicio.
Celebramos porque el amor gana, y el amor sana. Cuando amamos bien reverdecemos en la esperanza.