Chile: pese al crecimiento económico, Piñera busca remontar la caída de su popularidad

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, acaba de reestructurar su gabinete en un intento por remontar una caída sostenida de su popularidad, a pesar de que su gobierno logró enfrentar con éxito la primera etapa de la reconstrucción tras el terremoto de febrero y varios de los índices económicos superaron las metas previstas para 2010. Piñera decidió el cambio de cuatro hombres de su gabinete, en lo que los analistas locales y la prensa consideraron un giro hacia el ala política de la coalición de partidos que lo sustenta, luego del manejo del conflicto de la protesta en la región de Magallanes por el alza del precio del gas, lo que generó críticas desde el mismo oficialismo.

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Para Marco Moreno, cientista político de la Universidad de Chile, el último ajuste del gabinete «demuestra el fracaso de un modelo de gobierno centrado en un componente tecnocrático y gerencialista, y fundamentalmente en un modelo muy personalista, en el que la puesta en público de muchas de las decisiones pasaba por el presidente y los ministros debían responder a una lógica de gerentes con el CEO de su empresa».

«Este modelo de gestión afectó mucho la marcha del gobierno, lo que se vio en todas las encuestas y estudios de opinión, salvo el período de éxito por el rescate de los 33 mineros de Copiapó», explicó Moreno en diálogo con Télam.

«Pero la evaluación en general muestra que la aprobación ha caído y la desaprobación ha aumentado prácticamente acercándose al mismo nivel, lo que es muy malo», enfatizó.

El último relevamiento conocido, elaborado por el Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC), indicó que el mandatario tiene 41 por ciento de rechazo frente a 31 por ciento del sondeo llevado a cabo en septiembre, mientras 47 por ciento respalda la gestión, cifra que representa un descenso de nueve puntos respecto de la misma medición de referencia.

El peso de las encuestas y la presión del propio conglomerado que sustentan los partidos Renovación Nacional (RN) y Unión Democrática Independiente (UDI) por incorporar ministros de mayor experiencia política se sumaron a la crisis de Magallanes y aportaron a la decisión de sumar al gabinete a dos figuras de la centroderecha chilena, los senadores Andrés Allamand, en Defensa, y Evelyn Matthei, en Trabajo.

Allamand y Matthei integraron con Piñera, a fines de los 80, la llamada Patrulla Juvenil, tal como se conoció a un grupo de dirigentes juveniles de RN hasta que los desarticuló el espionaje telefónico del Piñeragate.

Pero para los analistas locales, el ingreso de ambos al gabinete también refleja la venganza del ala política, el inicio de la carrera por la sucesión y hasta la salida del parlamento de dos de las voces más críticas del oficialismo.

Este nuevo marco dio pie a Piñera -y así lo hizo saber en el último consejo de gabinete del jueves- para ratificar para 2011 siete grandes reformas: educación, salud, política, delincuencia, pobreza, modernización del Estado y ambiente, metas que de ser logradas permitirían mejorar la imagen de gobierno y al mismo tiempo preparar el camino de la continuidad de la centroderecha en el gobierno.

Moreno analiza que Piñera, «si bien da un golpe de timón para enfrentar un nuevo período, un poco a regañadientes, tiene un aspecto positivo porque va a dinamizar la gestión de gobierno aunque instala una complejidad con la carrera por la sucesión presidencial a tres años de la próxima elección».

Según el analista, a Allamand y Matthei, que ya habían mostrado sus ambiciones, se suman tres ministros señalados por las encuestas: el de Interior, Rodrigo Hinzpeter; el de Educación, Joaquín Lavin, y el nuevo superministro de las carteras de Minas y de Energía, Laurence Golborne, quien condujo airoso la salida del gobierno de las crisis de los mineros y de Magallanes.

Con todo, las dificultades que el gobierno de Piñera tiene para instalarse con mejor imagen ante la opinión pública parece no tener reflejo en la situación económica que atravesó el país en 2010, a pesar del azote del terremoto de febrero que dejó al nuevo gobierno una herencia de reconstrucción estimada en torno a los 30.000 millones de dólares.

El economista Gonzalo Sanhueza, de la consultora chilena Econsult, destacó que «el gobierno pudo alcanzar las metas que prometió en la campaña electoral y a pesar de la crisis del terremoto en los últimos seis meses el país creció a tasas de seis por ciento y de los 200.000 empleos anuales que esperaba crear alcanzó lo 400.000 nuevos puestos».

Otros indicadores resultan alentadores: la industria terminó el año con un crecimiento de 2,5 por ciento a pesar de las dificultades que generó el terremoto en la estructura productiva de las empresas y en la infraestructura de país, en un panorama en que los distintos sectores mantuvieron una tendencia al alza.

Para Sanhueza, el éxito de la gestión económica se explica «por la recuperación de la crisis financiera de 2009 y por un escenario de expectativas muy buenas de empresarios y consumidores, lo que se puede atribuir a la gestión de gobierno, a pesar de que la aprobación de la gestión es baja y la tasa de rechazo, importante».

 

«Las dificultades de imagen se van a mantener más allá de la marcha de la economía», aseguró el consultor en diálogo con Télam.

Y resaltó «los problemas y las críticas que ha tenido el año pasado por la demora en la venta de sus acciones en la aerolínea Lan, en el canal Chilevisión y en el club Colo Colo, e incluso con la elección del nuevo presidente de la Asociación Nacional de Fútbol, sobre lo que también se le asignó responsabilidad».

«Todo eso -subrayó- le restó popularidad en un país que mantiene una tradición republicana y en el que generalmente no son empresarios quienes gobiernan; además, hay cosas que la naturaleza no da: Piñera no tiene la simpatía de (Michelle) Bachelet», quien lo antecedió en el cargo y es una de las presidenciables de la opositora Concertación.