La candidata de la Coalición Cívica cerró su campaña junto a su vice, Adrián Pérez. Se autocalificó como una «luchadora incansable» por la justicia y lanzó: «Que peleen en la universidad por quién es más de izquierda: nosotros queremos cambiar la vida real». «Lo malo que nos puede pasar es que creamos que nos tiene que unir el espanto y votar en el espanto. No le hagan caso a Borges por una vez en la vida. Queremos una Argentina en donde nuestros hijos no tengan vergüenza de decir que nacieron en esta bendita tierra», declaró «Lilita» en el último acto electoral de cara a las primarias del domingo.
Carrió llegará a las urnas con el peso de haber salido segunda en las últimas elecciones nacionales, de 2007, piso que prevé ampliar para poder competir por la Presidencia en octubre. Sin embargo, el escenario es muy distinto al de cuatro años atrás.
Carrió adelantó que, en caso de ganar las elecciones, Alfonso Prat Gay será su ministro de Economía, «Toty» Flores, su ministro de Desarrollo Social y Patricia Bullrich, su ministra de Seguridad.
«Si me toca presidir el Gobierno y esa es una decisión y una responsabilidad del pueblo, vamos a convocar a todas las personas decentes. La Coalición Cívica no está hecha partidocráticamente», indicó.
Carrió dijo que nunca le importó «el costo político» de sus actos públicos y que aceptó «con alegría las heridas» porque su objetivo es «fundar una Argentina distinta». «Hay que pagar un precio y alguien tenía que pagar el alto precio de la incomprensión por adelantar ideas», agregó.
Al hablar sobre su proyecto de gobierno, dijo que anhela un país con igualdad de oportunidades para «todos los hombres y todos los niños» y lanzó: «Que se peleen en la universidad sobre quién es más de izquierda: nosotros queremos cambiar en las villas la historia real».
