Bahréin empieza a liberar a presos políticos

Las autoridades de Bahréin liberaron a 23 personas de origen chií acusadas de intentar derrocar la monarquía suní, junto con otros 308 prisioneros, por órdenes del Rey. Este gesto es una concesión más a los manifestantes antigubernamentales, chiíes en su mayoría, que salieron a las calles la semana pasada para pedir una monarquía constitucional y un Gobierno electo, envalentonados por el éxito de las protestas en Túnez y Egipto.

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Además precede al esperado regreso a la isla de Hassan Mushaimaa, líder del partido radical chií Haq, una de las dos personas juzgadas en ausencia por su papel en la supuesta trama.

El Gobierno dijo que algunos de los prisioneros liberados señalaron que recibieron malos tratos cuando estuvieron bajo custodia y se comprometió a investigar.

«Todos los que aseguren que sufrieron malos tratos serán contactados por el Ministerio para detallar las acusaciones específicas, para que las investigaciones puedan comenzar inmediatamente», sostuvo en un comunicado, sin detallar a qué ministerio se refería.

Uno de los 23 liberados del grupo que supuestamente intentó conducir un golpe dijo que él y otros habían sido torturados. «En la primera semana nos torturaron para sacarnos información», indicó Ali Abduleman, un blogger bahreiní, a Reuters.

«(Una vez) tuve que estar parado por cinco días», agregó.

Mohammed al-Tajer, abogado de los 23 activistas, dijo que no estaba claro aún si los acusados de golpe de Estado han recibido un indulto real o si el caso podría reanudarse.

«Si esto es simplemente una suspensión de los cargos, podrían recuperar el caso en otra ocasión o presentar otros cargos. Estamos esperando un comunicado oficial», indicó.

Los líderes opositores saludaron la medida.

«Permitir a la gente protestar y liberar a esas personas son pasos positivos», dijo a Reuters Ibrahim Mattar, del principal partido chií Wefaq. Los grupos de la oposición estaban esperando a que la familia real aceptara el principio de una monarquía constitucional antes de dar un paso para el diálogo ofrecido por el Rey.

Los chiíes, que constituyen el 70 por ciento de la población, se han quejado tradicionalmente de discriminación por parte de los dirigentes suníes de este país del golfo Pérsico aliado de Estados Unidos y Arabia Saudí, y sede de la Quinta Flota estadounidense.

Además quieren cambiar un sistema en el que el Parlamento apenas tiene poder y la política está en manos de una élite centrada en la familia real.

El rey Hamad bin Isa al-Khalifa acudió el miércoles a Riad a dar la bienvenida al rey saudí Abdullah, tras un largo período en el exterior para recibir tratamiento médico, una señal del refuerzo de las relaciones entre ambas monarquías.

Arabia Saudí teme que la conflictividad en Bahréin se extienda a su minoría chií.

La dinastía Al Khalifa ha controlado el país desde hace 200 años y la familia domina un Gobierno dirigido por el tío del rey, que es primer ministro desde la independencia de Gran Bretaña en 1971.

Antes de la liberación de los prisioneros, los dirigentes bahreiníes habían aceptado permitir las protestas pacíficas y ofrecido un diálogo sobre las reformas.

«El principal punto que estamos esperando es la iniciativa para la reforma política. Hasta ahora no han prometido nada», dijo Mattar. «Si no lo dicen, estamos perdiendo el tiempo», agregó.

Los manifestantes habían pedido la liberación de los prisioneros políticos tras las manifestaciones en las que murieron siete personas y cientos resultaron heridas.

En las primeras liberaciones, el martes por la noche, dos docenas de familiares esperaban en la cárcel a los presos adolescentes, que fueron saliendo uno a uno, con caras solemnes y sin afeitar. Algunos hicieron la señal de la victoria.

Una madre lanzó un racimo de perejil al aire para saludar a su hijo, contó un fotógrafo de Reuters.

Los 23 encarcelados por la supuesta trama de golpe de Estado, entre los que hay algunos clérigos chiíes, fueron juzgados en octubre del año pasado, dos meses después de una amplia operación de las fuerzas de seguridad contra algunos grupos opositores chiíes.

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, alabó al rey de Bahréin y al príncipe heredero por el gesto con los prisioneros, permitir las manifestaciones y ofrecer negociaciones a la oposición.

«Estos pasos tendrán que verse seguidos de acciones y reformas concretas», declaró a la prensa el martes, agregando que no cabe la violencia contra los manifestantes pacíficos.

Mushaimaa, el líder chií de la oposición, tenía previsto volver del exilio el martes desde Londres, pero no pudo tomar un vuelo desde Beirut.