Según las primeras investigaciones, el hecho ocurrió alrededor de las 2 de la madrugada cuando uno de los choferes llamó a la joven a la cabina con el pretexto de completar un formulario. Sin embargo, una vez allí, el hombre habría intentado atacarla sexualmente. La menor logró escapar y regresó visiblemente nerviosa al sector de los pasajeros, donde relató lo ocurrido.
“Ella volvió muy alterada, diciendo que el chofer había intentado invitarla a dormir abajo y que había tocado parte de su cuerpo”, señaló uno de los pasajeros. La tensa situación movilizó al resto de los ocupantes, quienes exigieron que se detuviera el colectivo.
Un pasajero integrante de la Prefectura Naval Argentina se puso al frente de la situación al calmar a los pasajeros y coordinar la acción inmediata. Según el testimonio de los presentes, el oficial bajó a la cabina y advirtió a los choferes que la unidad se dirigiría al próximo puesto de Gendarmería para formalizar la denuncia.
Al llegar al puesto de control, a 500 metros del peaje de Yeruá, el chofer sospechoso intentó adelantarse para hablar con los agentes, pero los pasajeros insistieron en bajar también. Finalmente, la menor realizó la denuncia en presencia de los gendarmes, quienes retuvieron al conductor involucrado y lo pusieron a disposición de la Justicia.
“Queremos que esto no quede como un caso más. Nadie puede meter a una pasajera sola a la cabina a las 2 de la mañana”, expresó uno de los pasajeros.
También resaltó que, pese a la detención del chofer acusado, el grupo continuó el viaje con el segundo conductor algunos viajeros manifestaron su desconfianza, considerando que ambos choferes compartían la cabina.
“Los choferes nunca nos hablaron y en un momento uno quiso subir cuando la cosa estaba picante y, como la gente estaba tensa, el de prefectura lo mandó de vuelta a la cabina”, dijo.