“Nos preocupa mucho porque vemos que crece la brecha entre algunos que tienen más y muchísimos que tienen menos”, afirmó el obispo, al referirse a la situación de pobreza, el debilitamiento del poder adquisitivo de la clase media y las dificultades que atraviesan los sectores más vulnerables.
Martínez advirtió que “hay mucha gente a la que se le hace muy difícil llegar a fin de mes”, en especial jubilados que deben elegir entre alimentos o medicamentos. “Los servicios aumentan mucho y los sueldos no alcanzan. Todo eso se ha acentuado”, remarcó.
El obispo también lamentó la escasa interlocución entre la Iglesia y el Gobierno nacional. “Muy poco. Hasta ahora, prácticamente no hubo diálogo, solo con la Secretaría de Culto. Es una lástima, porque siempre genera la posibilidad de escucharse mutuamente, de saber cómo se van llevando las cosas”, sostuvo.
Para el referente de la diócesis de Posadas la falta de canales de diálogo impide construir consensos y tender puentes en una sociedad que necesita más encuentro. “No se puede pensar un proyecto sin incluir a la gente. Hace falta generar una sociedad que dialogue, que se escuche, y que no divida entre unos y otros”, planteó.
En el marco del tiempo litúrgico que atraviesa la Iglesia, monseñor Martínez también hizo un llamado a la reflexión personal y comunitaria. Bajo el lema de su carta pastoral “La fe y los otros”, propuso vivir esta Cuaresma como una oportunidad para revisar actitudes individuales que afectan el vínculo con los demás.
“A veces tendemos a ser un poco individualistas, y el otro en nuestra vida es fundamental”, señaló. También pidió prestar atención a las adicciones, no solo al alcohol o las drogas, sino a todas aquellas que “nos quitan libertad y nos alejan de Dios y de los demás”.
Pese al escenario adverso, el obispo de Posadas transmitió un mensaje esperanzador: “Sabemos que hay muchas potencialidades en nuestra gente. Y también tenemos esperanza porque Dios obra. Esa es nuestra certeza”.