Allanan escribanía posadeña por caso que involucra a Menocchio

En el marco de la investigación de los asesinatos del terrateniente chaqueño y una docente, más de quince efectivos -entre siete y ocho de la división Drogas peligrosas del Chaco, y sus pares de Investigaciones y Homicidios de Misiones- realizaron la tarde del lunes un allanamiento a la escribanía ubicada en 3 de Febrero casi Bolívar, en busca de documentaciones para la causa. Se trata de la Escribanía Torres. Los policías chaqueños arribaron en una camioneta 4 x 4 y los misioneros en dos vehículos particulares. Luis «Gusano Menocchio está detenido en Resistencia (Chaco)

menocchio

De todas formas antes del operativo el juez de Instrucción Nº 1, Marcelo Cardozo había confirmado que los propietarios de la escribanía en cuestion presentaron documentos que avalarían una transacción comercial entre Raúl Menocchio y Manuel Roseo.

Menocchio esta acusado del doble crimen en Castelli del terrateniente y su cuñada el 13 de enero de este año.

Según la abogada del «Gusano» Menocchio, Carolina Borchichi, su cliente realizó la compra de unos terrenos a una de las victimas una semana antes del homicidio ocurrido el 13 de enero. Según el imputado solo mantenía relación comercial con Roseo. El pasado sábado la policía de Chaco en conjunto con efectivos de Investigaciones y Homicidios de policía misionera, allanaron una concesionaria de la cual se habrían vendido dos vehículos vinculados a la causa. Lo mismo estaba previsto en la escribanía Torres, que sería en donde Menocchio señaló que intermediaron en la operación comercial de las tierras entre Roseo y éste. Pero desde la misma por sus propios medios acercaron la documentación en la justicia de Chaco.

El misionero fue involucrado por el administrador de las tierras de Roseo, Sergio Berg quien manifestó que fue con la última persona que vio al terrateniente chaqueño asesinado junto a su cuñada. Ambos cuerpos fueron encontrados con bolsas en la cabeza y con las manos y pies atados

Antes de morir Roseo había descubierto una red que iba tras sus campos. A lo largo de la historia, poseer tierras fue y es signo de poder y seguridad económica. Desde tener una casa propia hasta explotar interminables latifundios. Y si a Manuel Roseo algo le sobraba eran tierras: 250.000 hectáreas compartidas entre las provincias de Chaco y Formosa que conforman lo que se conocía como la estancia La Fidelidad, que alguna vez perteneció a Jorge Born.

Manuel y su hermano Luis adquirieron la propiedad en la década del 70 y comenzaron a desarrollar diferentes actividades productivas con escaso éxito. Fallecido Luis y pasados varios años, finalmente Manuel se afianzó con una pequeña explotación forestal y su propio aserradero, en el cual trabajaba hombro con hombro junto a sus empleados.

Pero su sencillo estilo de vida, su viejo y despintado jeep y su humilde vivienda no evitaron que sobre él fijaran la vista organizaciones inescrupulosas que buscaban echar mano a los campos. Verdaderos buitres que valiéndose de una serie de artimañas casi logran arrebatar la totalidad de sus tierras y que ante el cuadro de situación actual, es imposible no vincularlas con el brutal final de Manuel y su cuñada Nelly Bartolomé, asesinados el 13 de enero.

A Sergio Kleisinger la noticia del crimen de Roseo lo conmocionó profundamente. No eran amigos íntimos, pero habían compartido un intenso trajín que en los últimos meses los llevó a realizar interminables trámites y gestiones para impedir el robo de sus campos.

Kleisinger es abogado y Manuel lo contactó en agosto del año pasado y le pidió que lo asesore porque temía perder sus propiedades. «Él tenía temores. Qué fácil hubiera sido en ese momento que muriera sin enterarse de lo que sucedía», comentó.

Roseo tenía intenciones de vender parte de sus tierras, pero para ello necesitaba hacer una actualización de las mensuras ya que las existentes eran sumamente antiguas, por lo que contrató a un agrimensor y lo envió a la provincia de Formosa. La casualidad quiso que este profesional notara que un par suyo había estado haciendo averiguaciones en Catastro sobre las tierras que él tenía que mensurar, advirtiendo inmediatamente a Roseo: «Esto puede ser muy serio don Manuel, este hombre responde a órdenes de un apoderado suyo», lo alertó.

Aunque le costó tomar plena conciencia de la magnitud de lo que le acababa de contar el agrimensor, Roseo decidió viajar a Formosa y a través de un escribano supo de la existencia de un poder por el cual autorizaba a una persona a vender la totalidad de sus tierras en esa provincia. Se trataba de un documento otorgado en una escribanía de la ciudad de Corrientes en beneficio de un sujeto de nombre Roberto Oscar Michetti, sobre quien no tenía remota idea de quién era.

Abrumado por la novedad, Roseo solicita al escribano que averigüe la condición de las 150.000 hectáreas en el Chaco, y se entera que la situación era mucho más delicada aún: estaba en progreso un juicio de escrituración por la supuesta existencia de un boleto de compraventa que en realidad el dueño de La Fidelidad nunca había firmado.

«Había una anotación de litis y le estaban haciendo un juicio de escrituración sobre la parte del Chaco. Esto es algo que ocurre cuando una persona firma boleto de compraventa a otra, no hacen la escritura o se dilata la firma y se inicia el juicio y es el juez el que termina firmando la escritura», explica Kleisinger. Lo curioso es que esta demanda se llevaba adelante en un juzgado de la ciudad de San Lorenzo, en Santa Fe.

«Le pregunté varias veces y don Manuel me juró que nunca vendió sus campos ni otorgó algún tipo de poder para hacerlo», acotó el abogado.

Roseo y Kleisinger viajaron a Corrientes para confrontar al escribano e intentar desbaratar lo que a todas luces aparecía como una estafa. Cuando lo ponen en conocimiento de lo sucedido, el escribano Roque Antonio de Jesús Silva le pide a Roseo que le presente documentación que certifique su identidad, para lo que le muestra su DNI para extranjeros y su cédula federal. Entonces le preguntaron al notario sobre el poder y el tal Roberto Michetti que lo solicitó. «Nos dijo que no lo conocía, que se presentó con el poder y una constancia de DNI en trámite a nombre de Manuel Roseo y que él lo autorizó porque es un poder de venta normal», contó Kleisinger.

«Obviamente la reunión se puso tensa porque estaba el dueño de las 100.000 hectáreas, que tuvo que mostrar la documentación que acreditaba quién era y enfrente un escribano que livianamente otorgó un poder a otra persona para que venda todas esas tierras presentando una simple constancia de DNI en trámite», recordó Kleisinger.

«Realmente no logré entender cómo el escribano autorizó ese poder con tan poca identificación. Era por 100.000 hectáreas, algo fuera de lo normal. Pero al parecer una escribana socia fue la que dio fe de que Michetti venía de parte de un supuesto Roseo que ella había conocido unos años antes pero que claramente no era Manuel», señaló Kleisinger.

De esta manera se desarticulaba la venta de tierras de Formosa, pero aún estaban en riesgo las 150.000 hectáreas del Chaco. Esta operación (ver recuadro aparte) se había gestado en San Lorenzo, en la provincia de Santa Fe, también con detalles asombrosos que indican, como en el caso de Corrientes, que había amplias redes delictivas detrás del patrimonio de Roseo. Al descubrir eso, el anciano italiano se había convertido en un obstáculo impensado para quienes estaban tras sus campos. Kleisinger admitió que nunca lograron conectar el intento de estafa de Corrientes con el de Santa Fe, pero asegura que es imposible descartar esa posibilidad porque fue algo simultáneo. «Las casualidades existen, pero esto ya era increíble», remarca.

Cuando detectó estas irregularidades, Roseo llegó a temer por lo que pudiera sucederle ya que todo hubiera sido muy distinto si él se moría y nadie se enterara de las maniobras en Corrientes y San Lorenzo.

¿Lo que está pasando ahora es lo mismo? El principal imputado, Raúl «Gusano» Menocchio, dice tener firmados objetos de venta por Roseo. Hasta ahí sí, es lo mismo. Pero ahora Roseo ya no está.