El Sumo Pontífice visitó el «pueblo prisión» de Palmasola, en el que viven casi cinco mil reclusos, incluidos mujeres y chicos. Es su última escala en el país andino antes de llegar a Paraguay, a donde se trasladaron miles de argentinos.
«No podía dejar Bolivia sin venir a verlos», inició el Papa su discurso en el cárcel de Palmasola, donde se encuentran recluidos hombres, mujeres y menores, con sus familias, en una especie de «ciudad prisión».
El penal de Palmasola es la prisión más grande y violenta del país. El pontífice escuchó a algunos presos y los alentó en su rehabilitación. El pontífice cerrará su visita con los obispos de la Conferencia Episcopal, para luego viajar a Paraguay.
El papa Francisco visitó este viernes, último día de su estancia en Bolivia, el Centro de Rehabilitación de Palmasola, en el departamento de Santa Cruz de la Sierra, una cárcel de máxima seguridad de 34 hectáreas, que alberga a 4 mil 800 reos.
El Sumo Pontífice le habló a los reclusos y resaltó que la reclusión forma parte de un proceso de reinserción en la sociedad.
“Son muchos los elementos que juegan en su contra en este lugar: el hacinamiento, la lentitud de la justicia, la falta de terapias ocupacionales y de políticas de rehabilitación, la violencia”, expresó antes de señalar la necesidad de una rápida y una eficaz alianza institucional para encontrar respuestas.
«Ustedes cumplen un servicio público y fundamental. Tienen una importante tarea de levantar y no rebajar, de dignificar y no humillar, de animar y no afligir”, enfatizó sobre las tareas de quienes dirigen el establecimiento.
Bergoglio llamó a dejar la “lógica de los buenos y malos para pasar a una lógica de ayudar a las personas, que los va a salvar a ustedes de todo tipo de corrupción y mejorará las condiciones para todos”.
Los prisioneros de Palmasola lo recibieron con flores, música y globos de colores. El coordinador nacional de la Pastoral Penitenciaria Católica de Bolivia, padre Leonardo da Silva, dio la bienvenida al Santo Padre y le agradeció la visita: “No hay rejas que nos separen del amor de Dios”, expresó el sacerdote al dirigirse al Vicario de Cristo.