El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, padece linfoma maligno, un cáncer de los ganglios, aunque podrá seguir ejerciendo sus funciones, informó su médico, Enrique Bellasai, este viernes. El martes 10 inicia un tratamiento en Brasil, aconsejado por el presidente Inacio Lula Da Silva.
«Los estudios provisorios realizados al ganglio extirpado el miércoles al presidente dieron como resultado una enfermedad maligna conocida con el nombre de linfoma», sostuvo Bellasai en una rueda de prensa.
Lugo, de 59 años, fue operado sorpresivamente el miércoles de un «ganglio inflamado» en la ingle a su retorno de la cumbre de presidentes del Mercosur en San Juan (Argentina).
En enero pasado fue sometido a una «intervención endoscópica prostática».
Bellasai explicó que el linfoma «es diferente a otros cánceres y es perfectamente curable».
Sostuvo que los resultados de la biopsia que se le realizó al jefe de Estado «son estudios provisorios» y que deberán efectuarse otros para determinar el estado del cáncer.
Lugo tendrá que ser sometido a sesiones de quimioterapia, «con mediodía de internación cada vez, que no afectarán el desarrollo de sus actividades», enfatizó el galeno. «Es diferente a otros tipos de cáncer y tiene un excelente pronóstico de sobrevida», manifestó.
Lugo será tratado en Brasil en el hospital Sirio Libanés de San Pablo, atendiendo un ofrecimiento de su homólogo Luiz Inacio Lula da Silva, indicó la ministra de Salud, Esperanza Martínez.
El mandatario paraguayo debe viajar el martes a San Pablo para someterse a los exámenes y determinar el tipo de tratamiento a seguir, manifestó por su parte el médico Bellasai.
Lugo es un ex obispo de izquierda de la Iglesia Católica, partidario de la teología de la liberación que abandonó el hábito para postularse.
Fue elegido gobernante el 20 de abril de 2008, catapultado por un bloque de partidos políticos y movimientos sociales de derecha e izquierda.
Su período presidencial vence el 15 de agosto de 2013. En caso de defección por razones de enfermedad o de fuerza mayor, debe sucederlo su vicepresidente, Federico Franco, perteneciente al partido Liberal (de derecha), uno de sus mayores críticos y con el que mantiene tensas relaciones.