Misión de EUA en Irak cambia combate por asesoramiento

El Ejército de Estados Unidos se mantiene firme en su objetivo de reducir el número de soldados en Irak a 50.000 para el 31 de agosto, cuando la misión de combate de siete años y medio lanzada por el ex presidente George W. Bush llegue a su fin oficial. La última brigada estadounidense oficialmente clasificada como unidad de combate traspasó sus responsabilidades a sus contrapartes iraquíes el 7 de agosto, pero los soldados han ido saliendo del país en aviones y por vía terrestre durante un año.

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Otros 6.000 soldados deberán partir en avión o por tierra antes del 31 de agosto para llegar a las 50.000 tropas que el presidente Barack Obama prometió a los votantes estadounidenses dejar en Irak hasta el retiro total a fines del 2011.

«Mi experiencia personal es que valió la pena. Pagamos un alto precio», dijo el sargento primero Christopher Hush, del 1er. Batallón del 116 regimiento de Infantería que salió hacia Kuwait a principios de esta semana.

En realidad habrá pocos cambios en la misión estadounidense para el 1 de septiembre, cuando las seis brigadas que queden en Irak se conviertan oficialmente en unidades de «Asesoramiento y Asistencia», dijo el mayor general Stephen Lanza, portavoz del Ejército estadounidense en Irak.

Muchas unidades militares han empezado a concentrarse en entrenar y ayudar a las tropas iraquíes y a la policía hace más de un año, cuando dejaron las ciudades iraquíes el 30 de junio de 2009.

«Cada soldado es un soldado de combate. Se trata de un cambio en la misión. No cambia lo que somos ni lo que hacemos», dijo Lanza.

«No se va a ver un gran cambio el 2 de septiembre», agregó.

El final de la misión de combate de Estados Unidos en Irak supondrá un hito en la guerra que comenzó en el 2003 con la invasión que derrocó al dictador Saddam Hussein, cuyo Gobierno estuvo marcado por una guerra con Irán, la invasión de Kuwait, el declive económico y el aislamiento diplomático.

Más de 4.400 soldados estadounidenses han muerto desde la invasión, y al menos 100.000 civiles iraquíes también fallecieron en el feroz conflicto desatado entre la mayoría chií y la minoría suní que gobernó el país con Hussein.

La violencia sin embargo ha caído abruptamente desde su punto más alto en el 2006 y 2007, cuando las tropas estadounidenses llegaron a sumar unos 170.000 efectivos.

Pero una resistente insurgencia sunita liderada por islamistas sigue llevando a cabo atentados devastadores e Irak continúa siendo un lugar frágil.

Sus líderes no han resuelto aún una serie de asuntos políticos explosivos que fácilmente podrían provocar nuevos enfrentamientos, como las tensiones entre la mayoría árabe y laminoría kurda y la reconciliación entre suníes y chiíes.

Tampoco han sido capaces de formar un nuevo gobierno cinco meses después de unas elecciones que no arrojaron un ganador claro, y las tensiones se han avivado por una serie de atentados suicidas obra de los insurgentes, que tratan de aprovechar el vacío de poder de cara al fin de la misión estadounidense.