Día internacional de las viudas: una oportunidad para la reflexión

La ONU conmemora desde 2011 el 23 de junio como el Día Internacional de las Viudas, con el fin de dar voz a las experiencias cuyas parejas murieron y para reactivar cuanto antes el apoyo especial que necesitan. Sobre cómo viven las mujeres esta etapa de sus vidas, opinaron para Télam Carolina Iglesias, psicóloga, maestranda en Derecho de la Vejez (Universidad Nacional de Córdoba), creadora de @SeneS.PersonasMayores y Ramiro Enriquez, psicólogo-psicoanalista, especialista en temáticas de género y diversidad sexual.

Un visión romántica y clasista 
Hace 10 años que la Organización de las Naciones Unidas determinó la relevancia y necesidad de visibilizar las diferentes vulnerabilidades que atraviesan las mujeres después del fallecimiento de sus cónyuges, apuntando a que los Estados visibilicen esta problemática, y se responsabilicen en materia del diseño e implementación de políticas públicas tendientes a contribuir a su empoderamiento económico y social.

Es interesante visitar los imaginarios sociales vinculados a la viudedad, y ver el contraste que se produce desde el modo en que hoy puede pensarse este acontecimiento vital y sus consecuencias. La imagen de la viuda a nivel histórico disparaba la idea de una mujer en atavíos negros, con el precepto de guardar luto como símbolo de la pérdida del marido lo que implicaba a su vez una cancelación del deseo. El devenir de la mujer viuda estaba signado por sostenerse en soledad y, en la mejor de las situaciones, en base a los bienes y recursos legados por el varón.

Esta visión romántica y clasista pierde fuerza y nitidez a medida que fue produciéndose un avance en las transformaciones en materia de derechos humanos absolutamente necesarias para contrarrestar el pronunciamiento de un capitalismo cada vez más salvaje.

Asimismo las reconfiguraciones del lazo social y los nuevos entramados familiares produjeron el surgimiento y establecimiento de modelos monoparentales en los que un único progenitor es el encargado de brindar los cuidados necesarios a los niñxs así como también dedicar su fuerza de trabajo a obtener los recursos para la crianza de estos.

En este marco o coyuntura histórica y social actual, y desde una mirada que tiene por norte sujetarse a un paradigma de derechos humanos, la figura de la viuda es aquella que tras el fallecimiento de su pareja debe hacerse responsable con exclusividad de procurarse la vivienda, otorgar cuidados a los niños, y salir adelante en contextos cada vez más complejos y despiadados, sobre todo en aquellos países y regiones atravesados por conflictos bélicos y/o en países en vías de desarrollo donde el diseño y presencia de políticas públicas se tornan deficitarias e insuficientes. Aún más, cabe añadir, en el caso de viudas en condición de migrantes donde la vulnerabilidad atravesada por las mujeres es aún mayor.

Esta mirada vinculada al paradigma de los derechos humanos nos lleva a pensar en que esta perspectiva puesta en empoderar a mujeres jóvenes, con hijos, es sumamente valiosa aunque no exhaustiva. Y puesto que no contempla a las viudas que dejan de ser necesarias al sistema de reproducción, termina siendo un foco excluyente.

La conmemoración de esta jornada habilita además el surgimiento de algunas preguntas para incluir en el debate a aquellas mujeres que no son tenidas en cuenta por el sistema de producción.

¿Qué pasa con otras formas de transitar la viudedad? ¿Qué sucede en aquellas situaciones en que son las vejeces quienes atraviesan por estas circunstancias? ¿Qué ocurre con las viudas de las comunidades diversas y disidentes? Se vuelve imprescindible que la impronta de este día nos invite a reflexionar e incluir todas las formas de vivenciar la viudedad para que el acceso a los derechos económicos, sociales y culturales de todas las mujeres sea búsqueda y objetivo ineludible de todos los Estados. (Para Télam, Carolina Iglesias y Ramiro Enríquez)